Aunque los precios del crudo van de la mano de los de los alimentos y el transporte, los beneficios relacionados con la actual crisis petrolera no serán iguales para todos.
"Para muchos pobres que gastan mucho de su presupuesto en alimentos, esta es una buena noticia", señaló Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimenticias, citado por Reuters. "Hay una alta correlación entre los precios del crudo y de los alimentos", explicó.
La caída del precio del crudo repercute en el de los alimentos, ya que se reducen los gastos de transporte de productos entre el campo y el mercado. Además, hay que tener en cuenta que los fertilizantes, pesticidas y otros productos quimicos agrícolas son derivados del crudo.
De esta manera, dice Fan, algunos de los mayores beneficiados serían los pobres urbanos de los países en desarrollo, como India, Filipinas y Bangladesh, cuyos mayores gastos son en alimentación y transporte.
Sin embargo, para mucha gente que vive en la situación de extrema pobreza en áreas rurales los beneficios no son tan evidentes. Estas personas, muchas de ellas agricultores, no participan en los mercados globales de materias primas ni suelen utilizar muchos fertilizantes. Es más, debido a la reducción de los precios de los alimentos recibirán menos dinero por sus productos.
El economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Arif Husain, sostiene que para que la situación actual beneficie también a estas personas, los gobiernos deberían invertir el dinero ahorrado gracias a la reducción de los gastos energéticos en infraestructura rural. "Este dinero debería ir destinado a infraestructura rural, servicios públicos y proyectos de riego", declaró Husain a Reuters.
Unos precios menores en transporte y alimentación contribuirían también a los programas de ayuda alimenticia. No obstante, estos ahorros no serían tan grandes comparados con los grandes costes que conlleva poner en marcha estos proyectos.
"Quizá un menor precio del crudo nos permita llevar más ayuda a la gente, pero su impacto es bastante marginal", opina asesor en agricultura del grupo de ayuda humanitaria Oxfam Thierry Kesteloot. "No estoy seguro de que 2015 vea un cambio en términos de mejorar la pobreza y la seguridad alimenticia", agregó Kesteloot.
"Para muchos pobres que gastan mucho de su presupuesto en alimentos, esta es una buena noticia", señaló Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimenticias, citado por Reuters. "Hay una alta correlación entre los precios del crudo y de los alimentos", explicó.
La caída del precio del crudo repercute en el de los alimentos, ya que se reducen los gastos de transporte de productos entre el campo y el mercado. Además, hay que tener en cuenta que los fertilizantes, pesticidas y otros productos quimicos agrícolas son derivados del crudo.
De esta manera, dice Fan, algunos de los mayores beneficiados serían los pobres urbanos de los países en desarrollo, como India, Filipinas y Bangladesh, cuyos mayores gastos son en alimentación y transporte.
Sin embargo, para mucha gente que vive en la situación de extrema pobreza en áreas rurales los beneficios no son tan evidentes. Estas personas, muchas de ellas agricultores, no participan en los mercados globales de materias primas ni suelen utilizar muchos fertilizantes. Es más, debido a la reducción de los precios de los alimentos recibirán menos dinero por sus productos.
El economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Arif Husain, sostiene que para que la situación actual beneficie también a estas personas, los gobiernos deberían invertir el dinero ahorrado gracias a la reducción de los gastos energéticos en infraestructura rural. "Este dinero debería ir destinado a infraestructura rural, servicios públicos y proyectos de riego", declaró Husain a Reuters.
Unos precios menores en transporte y alimentación contribuirían también a los programas de ayuda alimenticia. No obstante, estos ahorros no serían tan grandes comparados con los grandes costes que conlleva poner en marcha estos proyectos.
"Quizá un menor precio del crudo nos permita llevar más ayuda a la gente, pero su impacto es bastante marginal", opina asesor en agricultura del grupo de ayuda humanitaria Oxfam Thierry Kesteloot. "No estoy seguro de que 2015 vea un cambio en términos de mejorar la pobreza y la seguridad alimenticia", agregó Kesteloot.
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