La reducción de los precios del petróleo, acompañada por los avances en las energías limpias y la conservación, brinda una oportunidad única a los políticos en todo el mundo de racionalizar su política energética, opina 'The Economist'.
Los precios bajos del petróleo y el gas nos acercan a un "futuro de energía más barata, más ecológica y más fiable", creen los autores de un artículo de 'The Economist'.
"El motivo más obvio para el optimismo es la caída de costes energéticos", tanto del petróleo como del gas, señala la revista. Además, también indica que se reduce el precio de las energías más limpias, y "la nueva tecnología permite una gestión del consumo de una energía mejor".
Uno de los pasos principales de las reformas podría ser la eliminación de subsidios para la producción y consumo de combustibles fósiles. "El año pasado los gobiernos en todo el mundo echaron 550.000 millones de dólares en esta ratonera", denuncia la revista, añadiendo que la caída de precios permite "reconsiderar estas tonterías".
Asimismo, los autores del artículo proponen la implementación de impuestos más altos en los combustibles fósiles, lo cual "fomentaría la conservación, disminuiría los futuros cambios de precios y proporcionaría una manera más sensata de recaudar dinero para los gobiernos". Además, animaría a empresas y consumidores a volverse hacia combustibles más limpios.
"Nuestro mensaje a los politicos es simple. Aprovechen el día", concluye el artículo.
Los precios bajos del petróleo y el gas nos acercan a un "futuro de energía más barata, más ecológica y más fiable", creen los autores de un artículo de 'The Economist'.
"El motivo más obvio para el optimismo es la caída de costes energéticos", tanto del petróleo como del gas, señala la revista. Además, también indica que se reduce el precio de las energías más limpias, y "la nueva tecnología permite una gestión del consumo de una energía mejor".
Uno de los pasos principales de las reformas podría ser la eliminación de subsidios para la producción y consumo de combustibles fósiles. "El año pasado los gobiernos en todo el mundo echaron 550.000 millones de dólares en esta ratonera", denuncia la revista, añadiendo que la caída de precios permite "reconsiderar estas tonterías".
Asimismo, los autores del artículo proponen la implementación de impuestos más altos en los combustibles fósiles, lo cual "fomentaría la conservación, disminuiría los futuros cambios de precios y proporcionaría una manera más sensata de recaudar dinero para los gobiernos". Además, animaría a empresas y consumidores a volverse hacia combustibles más limpios.
"Nuestro mensaje a los politicos es simple. Aprovechen el día", concluye el artículo.
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