El PIB de 2014 quedó muy por debajo de las previsiones del Ministerio de Economía y Planificación.
La Habana, 19 ene.- Pese a la entrada en vigor de la Nueva Ley de Inversión Extranjera (NLIE), la economía cubana registró en 2014 un crecimiento de apenas 1,1 por ciento, con retrocesos en la industria manufacturera y la explotación de minas y canteras.
No obstante, el país mostró un indicador similar al crecimiento promedio de 1,1 por ciento registrado el año pasado en América Latina y el Caribe, el más bajo del área desde 2009.
Las cifras fueron difundidas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el informe anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2014.
Según el texto, la NLIE puso a disposición de inversionistas extranjeros una cartera de 246 proyectos de inversión por un monto de 8.700 millones de dólares.
La nueva ley entró en vigor en el segundo semestre del año para atraer capitales foráneos a una nación que padece desde hace más de dos décadas una aguda crisis económica por ineficiencias internas, los embates financieros internacionales, el bloqueo económico de Estados Unidos y fenómenos naturales como huracanes y sequías, entre otros factores.
Con financiamiento externo, Cuba aspira a diversificar la planta hotelera y de servicios en el balneario occidental de Varadero y otros polos turísticos, modernizar el sector electroenergético, respaldar la industria del níquel y ampliar la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la principal obra inversionista en ejecución.
Cepal advirtió que la falta de dinero para ejecutar modernizaciones tecnológicas es uno de los factores estructurales que impiden a la economía cubana alcanzar su potencial de expansión.
Aunque la inversión mantuvo tasas positivas de crecimiento, su participación en el producto interno bruto (PIB) resulta todavía baja, de solo 14 por ciento, indicó.
Señaló que en 2014 la producción de níquel disminuyó debido a mantenimientos en la planta Ernesto Che Guevara de Moa, en la oriental provincia de Holguín.
Asimismo, la industria azucarera creció por debajo de lo planificado, debido a bajos rendimientos industriales, condiciones climáticas adversas y problemas logísticos, según fuentes oficiales.
La desaceleración económica provocó incumplimientos en los ingresos e inejecuciones en algunos gastos, con un déficit fiscal del alrededor de tres por ciento del PIB.
Igualmente subrayó que el presupuesto priorizó los subsidios para asegurar la disponibilidad local de alimentos (arroz, frijol, carne de cerdo, leche, azúcar, entre otros) con un aumento de 24,6 por ciento entre 2013 y 2014.
Las autoridades dedicaron cerca de 2.000 millones de dólares para la importación de alimentos, casi la quinta parte de las compras en el extranjero.
Como aspectos positivos, Cepal resaltó el apoyo a la actividad agrícola (incluyendo a la azucarera), considerada por el gobierno como una esfera estratégica, al igual que la reducción del gasto destinado a las unidades presupuestadas.
Sobresalió un alza en la exportación de servicios médicos y biotecnológicos que oxigenaron al país con ingresos que rondaron los 12.000 millones de dólares.
Los discretos resultados de la economía cubana se dan tras seis años de implementación de cambios económicos por parte del gobierno de Raúl Castro, que incluyen más participación de actores privados y cooperativas en la producción y algunos servicios.
El sitio digital Cubaprofunda entrevistó el pasado año a doce economistas cubanos, quienes polemizaron sobre la desaceleración económica y el alcance y proyección de la actual reforma.
En opinión de la mayoría, los cambios no logran revertir la dinámica de crecimiento y el pobre desempeño productivo del país.
Para Ricardo Torres, del estatal Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), ninguna economía que aspire a un crecimiento alto de manera sostenida puede mantener los actuales niveles de inversión de Cuba, de alrededor de 10 por ciento del PIB anualmente.
Juan Triana, de la misma institución, consideró que los resultados macroeconómicos de 2014 evidencian un estancamiento. Mientras que Oscar Fernández, de la Universidad de La Habana, criticó los mecanismos verticales y administrativos que persisten en la asignación de recursos a las empresas.
Por último Omar Everleny Pérez, también del CEEC, alertó que mientras la mayoría de los obreros sigan ganando un salario (promedio de 19 dólares) que no le garantizan la adquisición de bienes y servicios necesarios, jamás habrá motivación por el trabajo ni la productividad será óptima. (2015)
La Habana, 19 ene.- Pese a la entrada en vigor de la Nueva Ley de Inversión Extranjera (NLIE), la economía cubana registró en 2014 un crecimiento de apenas 1,1 por ciento, con retrocesos en la industria manufacturera y la explotación de minas y canteras.
No obstante, el país mostró un indicador similar al crecimiento promedio de 1,1 por ciento registrado el año pasado en América Latina y el Caribe, el más bajo del área desde 2009.
Las cifras fueron difundidas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el informe anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2014.
Según el texto, la NLIE puso a disposición de inversionistas extranjeros una cartera de 246 proyectos de inversión por un monto de 8.700 millones de dólares.
La nueva ley entró en vigor en el segundo semestre del año para atraer capitales foráneos a una nación que padece desde hace más de dos décadas una aguda crisis económica por ineficiencias internas, los embates financieros internacionales, el bloqueo económico de Estados Unidos y fenómenos naturales como huracanes y sequías, entre otros factores.
Con financiamiento externo, Cuba aspira a diversificar la planta hotelera y de servicios en el balneario occidental de Varadero y otros polos turísticos, modernizar el sector electroenergético, respaldar la industria del níquel y ampliar la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la principal obra inversionista en ejecución.
Cepal advirtió que la falta de dinero para ejecutar modernizaciones tecnológicas es uno de los factores estructurales que impiden a la economía cubana alcanzar su potencial de expansión.
Aunque la inversión mantuvo tasas positivas de crecimiento, su participación en el producto interno bruto (PIB) resulta todavía baja, de solo 14 por ciento, indicó.
Señaló que en 2014 la producción de níquel disminuyó debido a mantenimientos en la planta Ernesto Che Guevara de Moa, en la oriental provincia de Holguín.
Asimismo, la industria azucarera creció por debajo de lo planificado, debido a bajos rendimientos industriales, condiciones climáticas adversas y problemas logísticos, según fuentes oficiales.
La desaceleración económica provocó incumplimientos en los ingresos e inejecuciones en algunos gastos, con un déficit fiscal del alrededor de tres por ciento del PIB.
Igualmente subrayó que el presupuesto priorizó los subsidios para asegurar la disponibilidad local de alimentos (arroz, frijol, carne de cerdo, leche, azúcar, entre otros) con un aumento de 24,6 por ciento entre 2013 y 2014.
Las autoridades dedicaron cerca de 2.000 millones de dólares para la importación de alimentos, casi la quinta parte de las compras en el extranjero.
Como aspectos positivos, Cepal resaltó el apoyo a la actividad agrícola (incluyendo a la azucarera), considerada por el gobierno como una esfera estratégica, al igual que la reducción del gasto destinado a las unidades presupuestadas.
Sobresalió un alza en la exportación de servicios médicos y biotecnológicos que oxigenaron al país con ingresos que rondaron los 12.000 millones de dólares.
Los discretos resultados de la economía cubana se dan tras seis años de implementación de cambios económicos por parte del gobierno de Raúl Castro, que incluyen más participación de actores privados y cooperativas en la producción y algunos servicios.
El sitio digital Cubaprofunda entrevistó el pasado año a doce economistas cubanos, quienes polemizaron sobre la desaceleración económica y el alcance y proyección de la actual reforma.
En opinión de la mayoría, los cambios no logran revertir la dinámica de crecimiento y el pobre desempeño productivo del país.
Para Ricardo Torres, del estatal Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), ninguna economía que aspire a un crecimiento alto de manera sostenida puede mantener los actuales niveles de inversión de Cuba, de alrededor de 10 por ciento del PIB anualmente.
Juan Triana, de la misma institución, consideró que los resultados macroeconómicos de 2014 evidencian un estancamiento. Mientras que Oscar Fernández, de la Universidad de La Habana, criticó los mecanismos verticales y administrativos que persisten en la asignación de recursos a las empresas.
Por último Omar Everleny Pérez, también del CEEC, alertó que mientras la mayoría de los obreros sigan ganando un salario (promedio de 19 dólares) que no le garantizan la adquisición de bienes y servicios necesarios, jamás habrá motivación por el trabajo ni la productividad será óptima. (2015)
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