En realidad no es nada incoherente que Estados Unidos haya declarado su intención de restablecer relaciones con Cuba y al mismo tiempo se vea enrolado en una escalada agresiva contra Venezuela. Al punto de declarar a esta última como una inminente amenaza para la seguridad nacional norteamericana.
Ambas acciones forman parte de la misma política, porque aun Obama no ha tomado ninguna decisión estratégica respecto a la política hacia Cuba, sino solo táctica.
Solo se trata de tácticas diferentes para desplegar la agresividad de la política norteamericana. Con Cuba está dispuesto a hacerlo con zanahoria, en el caso de Venezuela, con el garrote.
Trata Obama de llenar varias necesidades con esa actitud hacia Venezuela, que parece una contradicción con la posición adoptada con Cuba
-Obama se ve obligado a contrarrestar a la derecha interna que se opone a la nueva agenda de política hacia Cuba.
-Obama trata de poner a prueba al hemisferio para que acepte ambas variantes de política. Y así afectar la unidad lograda, tanto en el caso de Cuba, como en el de Venezuela.
-Obama quiere aprovechar la popularidad que le ha granjeado su actitud hacia Cuba, para descargarla sobre Venezuela.
-Obama trata de escapar a la solicitud del hemisferio, que le pidió, no solo suavizar su actitud hacia Cuba, sino terminar de entenderse con la Isla, aceptándola como una realidad definitiva, tal y como el hemisferio la ha aceptado.
-Obama no acepta aun que Cuba llego para quedarse. Como la China que produjo la” Guerra del pim pom” con la política de Nixon.
-Obama quiere aun dar imagen de fuerza, que parece ser su variante preferida para reconstruir sus relaciones hemisféricas.
-Obama quiere mantener su estrategia en el caso de Cuba, para que esta también le sirva para sus propósitos estratégicos con América Latina y el Caribe.
-Obama sobredimensiona su fuerza para superar el descalabro que significaría para el imperio la pérdida de su otrora “traspatio seguro”. Traspatio que de hecho ya ha perdido.
En esa lucha que libra ahora, Obama se percata de que las perdidas serian estratégicas, porque otras potencias, que le hacen la contrapartida, como China y Rusia, se mueven con velocidad para entablar relaciones en el hemisferio, que Estados Unidos cree aun que le pertenece.
Sin embargo, ni Europa le ha seguido la corriente con Venezuela. Y con Cuba, juega su propia estrategia. Que aunque se parece mucho a la intención estratégica de Estados Unidos con Cuba, trata de sacar su propio provecho, acercándose a la Isla con intenciones similares, pero buscando resultados que no serían para Estados Unidos.
¿Qué ha sacado Estados Unidos de la actitud agresiva hacia Venezuela? Perder una guerra antes de comenzar a librarla. Porque ni aun sus aliados, que el hemisferio tampoco le falta, están dispuestos a enrolarse dentro de una batalla, contra Venezuela, que de hecho ya está pérdida.
La solidaridad, se puede decir, mundial hacia Venezuela, está funcionando y se vio sumamente ridículo el Embajador de Estados Unidos ante la reciente reunión de la OEA, tratando de decir que todo había sido un mal entendido. Y prácticamente echando hacia atrás la resolución contra Venezuela.
Pocas veces en la historia a una potencia como Estados Unidos se le ve haciendo el ridículo que ha hecho Obama con Venezuela.
De todos modos, hay un gran provecho para todos como resultado de la agresividad asumida por Estados Unidos con Venezuela; pues, por un lado, prueba la fortaleza de los cambios que están ocurriendo en el antes “traspatio seguro”, mientras que al mismo tiempo, muestra la incapacidad que exhibe la actual política exterior norteamericana para cumplir sus objetivos. Algo con lo que muchos se pueden sentir aliviados.
Pero aún le queda a Obama el desafío, yo diría histórico, para su diplomacia, de si realmente será capaz de negociar con Cuba en igualdad de condiciones y con respeto para la soberanía de la Isla.
Por lo que podemos augurar que a Obama le espera una verdadera paliza en la Cumbre de abril en Panamá.
La Habana, 21 de marzo del 2015
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