Cientos de jóvenes, creyentes y no creyentes, escucharon el saludo del Santo Padre en su última actividad del domingo 20.
El papa argentino Instó también a los jóvenes a desarrollar la capacidad de amar y entregarse.
Foto: Tomado de Cubadebate
La Habana, 20 sep.- Con una invitación a que busquen horizontes, sueñen y se abran “a cosas grandes”, el papa saludó a cientos de jóvenes cubanos, de diversas tradiciones religiosas y no creyentes, que se congregaron frente al Centro Cultural Padre Félix Varela, en el casco histórico de esta capital.
Ni la pertinaz lluvia logró que muchachos y muchachas se perdieran las palabras llenas de cariño que el pontífice dedicó a esta franja de la población, que en Cuba constituye 26 por ciento de los 11,2 millones de habitantes.
“Un joven incapaz de soñar está encerrado en sí mismo”, dijo.
El Santo Padre habló también sobre las dificultades que hoy tienen muchas personas, familias, pueblos y gobiernos para hablar y entenderse entre sí. En tal sentido, recomendó a la juventud fomentar la amistad social y el bien común.
Alertó que “una familia, un país y el mundo se destruyen por la enemistad. La enemistad más grande es la guerra y hoy vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra”.
“¿Por qué no nos damos la mano en aquello que tenemos en común?, antes de hablar de las cosas que nos diferencian?”, preguntó a la multitud que aplaudía, agitaba banderas y lanzaba vítores y aplausos.
Instó también a los jóvenes a desarrollar la capacidad de amar y entregarse. Y recordó que la esperanza es algo que cuesta y “se da en el trabajo, en el día a día”.
Sobre este tema, explicó la situación de millones de jóvenes en el mundo que viven sin empleo. Ellos han pasado a formar parte de la “cultura del descarte”, como también lo son en muchos lugares las personas de la tercera edad y discapacitadas.
“Esa cultura del descarte les quita la esperanza”, apuntó. “Un pueblo que no da trabajo a los jóvenes, no tiene futuro”, sentenció.
Manuel Fernández, estudiante católico del centro donde reciben cursos laicos y no creyentes, transmitió a Francisco que a los jóvenes cubanos les “une la esperanza en un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea hogar que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén”.
El joven estudiante expresó que la gran fortaleza de la juventud cristina de la isla radica en mantener a toda costa la solidaridad.
Hoy, manifestó, venimos “no solo a presentarle nuestros sueños, sino a pedirle su oración por nuestro país, por nuestras familias cubanas, por nuestros amigos y conocidos que están en este país o que han emigrado”.
Pidió además al papa que este encuentro permita que Cuba sea una tierra de reconciliación y un espacio para la cultura del encuentro.
Antes, en la Catedral Metropolitana de La Habana, Francisco se sintió invocado por las palabras del cardenal Jaime Ortega y la joven Yaileny Ponce, Hija de la Caridad que vive su vocación pastoral en el hogar de ancianos e impedidos físicos “La Edad de Oro”, en esta capital.
Por esa razón, dejó a un lado la homilía que traía preparada para improvisar un sermón sobre la pobreza en las Vísperas Solemnes, una actividad dedicada a religiosas, religiosos, sacerdotes y diáconos, así como otros principales agentes de la pastoral católica en la nación caribeña.
“La palabra pobreza incomoda”, dijo el papa, en alusión a sus dos matices: el material y el espiritual. En este sentido, exhortó a la Iglesia, sus representantes jerárquicos y todo el cuerpo de fieles a ser misericordiosos, a caminar con los más humildes, con los pequeños, tal y como lo hizo Jesús de Nazaret.
El Sumo Pontífice comentó, además, que a la santa madre iglesia “Dios la quiere pobre”.
En su Plegaria de las Vísperas, Francisco animó a los sacerdotes de la Iglesia Católica en Cuba a buscar al más pequeño, al más abandonado, al más enfermo, al que nadie tiene en cuenta y al que nadie quiere.
Si así se hace cotidianamente, como lo mostró el testimonio de la joven Hija de la Caridad, y muchísimas mujeres que atienden callada y bondadosamente a los “más pequeños”, se está “sirviendo a Jesús de manera superlativa”, dijo.
En horas de la mañana del lunes 21, el Papa partirá hacia la ciudad oriental de Holguín, donde oficiará una misa y bendecirá a la ciudad desde la distintiva Loma de la Cruz. Pasadas las cinco de la tarde llegará a Santiago de Cuba, punto final de su estancia de cuatro días en la nación caribeña. (2015)
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