Jerry Markon • 6 de noviembre, 2015
La visita del subsecretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas a La Habana la semana pasada para mantener conversaciones con funcionarios cubanos, fue mucho más que el más reciente paso en la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
El viaje supuso para Mayorkas, que huyó del régimen de Fidel Castro con sus padres cuando tenía menos de un año de edad, un emotivo regreso a su lugar de nacimiento, al que nunca había vuelto en los 55 años transcurridos desde entonces.
Sin embargo, incluso cuando Mayorkas aclamó su tierra natal como “una tierra hermosa, con gente cálida”, también tuvo una sensación de pérdida. Su padre, Charles, quien se crió en Cuba y tuvo la esperanza de regresar un día con su hijo, murió hace tres años.
“Fui con el corazón en ascuas”, dijo Mayorkas en una entrevista el martes. “Mi esperanza y la esperanza e intención de mi padre siempre fue volver juntos, y que yo tuviera realmente la oportunidad de entender su juventud y los lugares y las experiencias de su juventud con él.”
Alejandro Mayorkas enseña una foto de su mamá, su abuela y su tía abuela, en una playa en Cuba. Foto: ABC News.
Un Mayorkas visiblemente emocionado habló antes de una ceremonia de premiación en Washington, durante la cual él y el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, otorgaron premios por servicios meritorios a más de 300 empleados del mismo.
Ahora, más de medio siglo después de salir de Cuba, Mayorkas es el cubanoamericano de más alto rango en el gobierno de Obama. Aunque no está claro cuántos cubanoamericanos sirven en la administración, ellos han ido adquiriendo un papel cada vez más destacado en la política de Estados Unidos, con el ascenso de Marco Rubio y Ted Cruz – ambos cubanoamericanos – en la carrera presidencial republicana.
El viaje de tres días de Mayorkas llegó en un momento histórico en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. El presidente Obama tomó acciones para normalizar las relaciones con La Habana en diciembre después de más de medio siglo de enemistad y Mayorkas es sólo el tercer funcionario de la administración en visitar la isla desde entonces.
El subsecretario – acompañado por R. Gil Kerlikowske, comisionado del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras – se reunió con líderes de los ministerios cubanos de Interior, Transporte y Relaciones Exteriores. Debatieron cuestiones como la seguridad de la aviación, la lucha contra el narcotráfico y la seguridad cibernética, y Mayorkas dijo que ambas naciones esperan desarrollar memorandos de entendimiento para aumentar la cooperación en estas y otras áreas.
“Las conversaciones se desarrollaron muy bien. Fueron muy, muy productivas”, dijo Mayorkas.
Pasaporte con el que Alejandro Mayorkas viajó a Estados Unidos en 1960. Foto: ABC News.
Pero fue la parte personal del viaje la que más tocó el corazón de Mayorkas. En su última tarde, después de las conversaciones celebradas, encontró tiempo para visitar el cementerio de la familia, donde están enterrados su abuela, su tía y su tío abuelo. También visitó la escuela primaria de su padre.
Pasó frente a la fábrica de lana de acero, una vez propiedad su padre, negocio que perdió en el caos de la revolución castrista. Mayorkas emigró a Miami (creció sobre todo en Los Ángeles) con su madre y su hermana en agosto de 1960. Su padre los siguió unos meses después.
“Fue todo un viaje”, dijo Mayorkas, y agregó que su padre “no quería criar a su familia en un régimen comunista.”
Sus anfitriones cubanos, dijo Mayorkas, estaban al tanto de su historia personal y “no podían haber sido más atentos y amables” En lo que es quizás el simbolismo último, le hicieron un regalo al alto funcionario de Estados Unidos: los originales del expediente de inmigración de su familia mantenido en los archivos del gobierno cubano.
“Estoy muy feliz de haber ido, tanto personal como profesionalmente”, dijo Mayorkas.
Foto de portada: Alejandro Mayorkas, subsecretario del Departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos, en la Plaza de San Francisco de Asis, durante una visita a La Habana Vieja, en la capital cubana, el 30 de octubre de 2015. AIN FOTO/Roberto Morejón Rodríguez.
Traducción de Progreso Semanal.
(Tomado de The Washington Post)
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