Por Yamilé Luguera*
La Habana (PL) Fue descubierto por un aviador Francés de apellido Morlotte en 1938, quien sobrevolaba el área de Cabo Cruz, Niquero, en la provincia de Granma, y desde el aire avistó un accidente cársico de considerables dimensiones.
A él debe su nombre el Hoyo de Morlotte, ubicado en el área protegida Parque Nacional Desembarco del Granma, hacia el sudeste de Cuba, y comprende las terrazas y los farallones más espectaculares de Cabo Cruz, algunos de cuyos acantilados costeros son de los más impresionantes e intactos el Atlántico Occidental.
La extensión total del área es de 25 mil 764 ha, de la cual el 73% es terrestre, y el resto está asociada a superficies marinas. Fue aprobada como Parque Nacional en 1986, y es la primera área protegida con esta categoría, en Cuba.
Pocos lugares despiertan tanta curiosidad en geógrafos, geólogos, naturalistas y espeleólogos. Su forma, de inmensos escalones pétreos, constituye uno de los paisajes más singulares que pueda verse.
El equipo Cartacuba, realizador de la serie Habitat, lo filmó por vez primera desde su interior, con ayuda del grupo espeleológico Tageni, de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
Solo se accede al interior con cuerdas y equipos de alpinismo, instalados en la boca del hoyo, que posee 55 metros de diámetro y 78 de profundidad. Los clastos que forman la boca están dispuestos de forma desorganizada.
La sima se muestra descalcificada, cargada de clastos de diferentes tamaños, una parte tapizada de carbonato de calcio pulverizado y con unos 30 grados de inclinación, lo que dificulta caminar adentro.
En la mayor parte de su espacio y sobre rocas calizas conchíferas, donde se observan fósiles de animales marinos, bivalvos, corales y gasterópodos, entre otros; se formó un bosque siempre verde, con arbustos de tamaño mediano.
La vegetación es propia del lugar como el Hayte (Grimnanthes lucida), Cuaba (Amyriselemifera) y helechos de la especie cheilonthes (xerófila ), además de dos grandes yagrumas que alcanzan los 20 metros de altura y el tronco seco de un antiguo fustete.
En lo más profundo del hoyo se encuentran los clastos más grandes y un pequeño espejo de agua, teñido de azul intenso por la disolución del carbonato de calcio, donde habitan cangrejos, peces y camarones, aunque estas dos últimas especies aún no han sido estudiadas.
El Hoyo Fue explorado por primera vez por el Grupo Humboldt de geografía e historia de Oriente el 31 de agosto de 1941 y, posteriormente, por el Grupo Espeleológico "Martel", de La Habana, en 1978 y por el Guacanayabo, en 1984, 1985 y 1991.
En principio, esta furnia fue una dolina excavada en el diente de perro, como se originan casi todas las cuevas verticales; mediante procesos mixtos de corrosión y desplome, que actúan de arriba hacia abajo; y de erosión inversa, provocados por el movimiento turbulento de las aguas subterráneas en zonas de saturación profunda del manto freático.
Los paleontólogos más intrépidos pudieran hacer allí colectas de fósiles que servirían de guía para confirmar la edad de la formación Cabo Cruz, de 30 a 35 millones de años de antigüedad.
La fauna observada en su interior está representada por el Sijú cotunto (Glaucidium sijú), Golondrina de Cuevas (Petrochelidon fulva), las cuales ascienden describiendo un círculo en sentido contrario a las agujas del reloj, y colmenas de abejas (Apis melifera), entre otras.
Algunos investigadores sostienen que la cavidad constituye un "Blue-Hole" emergido, pues los conocidos en Bahamas y en el Estado de Quintana Roo, México, están inundados y tienen más o menos la misma profundidad y diámetro. En la Ciénaga de Zapata hay varios, también inundados
El Hoyo de Morlotte, desaguado, constituye una joya desde el punto de vista natural para el Parque Nacional Desembarco del Granma, como formación única, comparada con el resto de los accidentes cársicos del país.
El sitio fue declarado e inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO el 1 de diciembre de 1999, durante su XXIII Reunión del Comité de Patrimonios Mundiales, celebrado en Marruecos, único en Cuba con el honor de esa distinción.
El Parque Nacional Desembarco del Granma posee además destacados valores históricos, como la gesta del yate Granma, el primer combate en Alegría de Pío, varias expediciones mambisas, y episodios de piratas y corsarios en la Punta del Inglés.
El área atesora evidencias del poblamiento aborigen de grupos preagroalfareros y taínos, que dejaron sus huellas en decenas de sitios arqueológicos.
Entre los de primera magnitud están el Guafe, con un conjunto de cuevas ceremoniales y funerarias y una extensa área habitacional, en las cuales se documentaron siete ídolos, entre los que se destaca el del Agua, posible representación de la deidad antillana Atabey.
Solo existen en Cuba dos sitios arqueológicos dentro de cuevas, a los cuales ilumina el sol por breve tiempo en los dos equinoccios: uno se localiza en la cueva de Punta del Este, Isla de la Juventud, donde es iluminada la flecha roja de uno de los murales pictográficos a principios del equinoccio de verano.
El otro es la deidad de Atabey, esculpida en la roca, que recibe la luz durante el equinoccio de invierno.
Las terrazas marinas fueron descubiertas por Cristóbal Colón durante su segundo viaje, en mayo de 1494.
El registro arqueológico da fe de lo narrado al respecto por el Gran Almirante sobre las abundantes poblaciones aborígenes que en ella existían, en la que llamaron provincia india de Macaca. En la segunda mitad del siglo XVI se convirtió en guarida segura de corsarios y piratas como John Hawking, Sir Henri Morgany otros, hasta el siglo XIX.
Debido a este intenso de la navegación comercial por la costa Sur de Cuba se evidenció la necesidad de construir un faro en Cabo Cruz, cuya apertura se materializó el 5 de mayo de1871; y todavía se encuentra en uso.
De este parque nacional, queda mucho mas por decir, pues su sendero se desvía hacia cuevas de notable importancia y paisajes recónditos cargados de Flora, fauna y geología.
* Yamilé Luguera, arqueóloga y colaboradora de Prensa Latina.
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