"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 29 de febrero de 2016

EL VIAJE DEL PRESIDENTE OBAMA A CUBA: ¿qué es posible esperar?

ESTEBAN MORALES
UNEAC


Ya son más de 20 los artículos en los que vengo alertando acerca de cuáles son las verdaderas intenciones del Sr. Obama con Cuba.

Ahora para cerrar el ciclo de sus intenciones planea viajar a Cuba en los próximos 21 y 22 de marzo del año en curso; el último de su mandato presidencial.

En mi más reciente artículo, dedicado a valorar su proyecto de eliminar la cárcel en la base naval de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado, se pone de manifiesto de manera clara, cuál es la lógica de la actuación política del presidente Obama con Cuba.

Eliminar la prisión, que le sería menos costoso y más fácil, que devolver el territorio de la base a Cuba. Y así, valorizar su legado, con el menor esfuerzo posible.

Esa lógica comenzó a desplegarse a finales del 2008, cuando en su último discurso de campaña, dijo que negociaría con Cuba pero que no levantaría el bloqueo.

Efectivamente, el Presidente echo abajo las medidas restrictivas que Bush- hijo había puesto a Cuba, pero en realidad recrudeció la política de bloqueo. Comenzando así, a su estilo, una política de “Garrote y Zanahoria”, que a mi entender ha sido la forma más “inteligente” utilizada en esta política, por administración norteamericana alguna. Ninguna administración norteamericana ha pretendido engañar a Cuba, como Obama está tratando de hacerlo ahora.

Lo cual es posible observarlo desde el principio de su administración y particularmente por el sistema de medidas adoptadas con posterioridad al llamado 17D.

Cuáles han sido esas acciones.

Obama durante el primer semestre del 2009, libero a la sociedad civil cubana de las restricciones a las remesas, visados, paquetes, limitaciones en la consideración de familia, etc. Pero comenzó a adoptar medidas aún más restrictivas financieramente, sancionando de manera continuada a la banca internacional que se atreviera a negociar con Cuba. Además, aumentando las restricciones para el limitado comercio que se había acordado entre ambos países.

Dentro de las medidas adoptadas en enero del 2015, septiembre del propio año y el 26 de enero del 2016, es posible observar claramente su carácter unilateral y su línea de empoderamiento con aquellos sectores sociales, que piensa podrían acompañarle en el “cambio de régimen” en Cuba. Sus restricciones y carácter selectivo de las posibles relaciones con la propiedad estatal cubana, su insistencia en prohibir el uso del dólar al estado cubano; complicando así y manipulando la posible concesión de créditos a manera selectiva. Donde se puede observar que sería la banca norteamericana la que manejaría dentro de Cuba una especie de “economía paralela” en la que el estado cubano no tendría participación alguna. Ni ninguna posibilidad de exportar.

El gobierno cubano solo podría aceptar las medidas sin intervención ninguna de su parte.

Se observa de manera muy clara, la actitud flexible de Obama en todos aquellos asuntos que tienen como objetivo fortalecer la presencia norteamericana en Cuba, permitiendo hacer crecer los vuelos a La Isla, facilitando el intercambio cultural y académico, facilitando la entrada de la producción cultural norteamericana, apoyando proyectos culturales conjuntos, incrementando la información etc. Lo cual ampliaría sobremanera la base material e ideológica de su proyecto subversivo.

Obama limita todo lo que puede permitir al gobierno cubano hacer avanzar su proyecto de nuevo modelo económico y facilita todo lo que puede introducir el proyecto económico privado, alternativo en la Isla, haciéndole la competencia a la economía de corte socialista, sustituyéndola por una economía privada, que genere la clase media cubana, que facilite la creación de un escenario político alternativo dentro de la Isla.

Se observa de manera clara, para quienes Obama maneja el garrote y para quienes la zanahoria. Dividiendo el bloqueo en dos, como ya hemos expresado con anterioridad. Que no quiere decir ni más ni menos que adoptar restricciones máximas contra toda intención de empoderamiento estatal y facilidades crecientes para el empoderamiento del aún incipiente pero dinámico sector privado.

El crédito, el dólar, los financiamientos, los proyectos conjuntos, facilidades comerciales, hasta incluso potenciales donaciones, funcionaran con unos mecanismos dentro de los cuales el estado cubano no recibirá beneficio alguno; mientras que todas las facilidades, mínimas restricciones, concesiones de todo tipo, se harán solo para aquellos que puedan adquirir la capacidad de no depender para nada de la economía estatal. Para estos últimos el bloqueo no funcionara. Porque es la parte del bloqueo que el Presidente puede eliminar libremente sin tener que contar para nada con el Congreso.

La otra parte del bloqueo, en las que Obama podría utilizar sus prerrogativas ejecutivas para aliviar a la economía estatal cubana, no funcionara. No le interesa esa parte al Presidente. Pues esa sería la que fortalecería el proyecto socialista cubano y Obama no quiere nada que pueda parecerse a socialismo en Cuba.

Esas son las razones por las que ya hemos adelantado, observándose ahora muy claramente, que Obama continuara utilizando el bloqueo como un instrumento de presión económica y política contra Cuba; de lo contrario, cuales son los objetivos de las multas más recientes con las que Obama continua penalizando a la banca internacional, para que no pueda negociar con Cuba. Y eso lo autoriza el mismo Presidente que ha solicitado varias veces al congreso levantar el bloqueo.

¿Podemos entonces creer en las buenas intenciones de Obama? ¿Podemos, dentro de esa lógica de su política, manifiesta en casi todas sus acciones, creer que Obama, en realidad, sigue una política para lograr la normalización de relaciones con Cuba que todos esperamos?

Todo lo que Obama ha hecho hasta ahora ha sido más para levantar su imagen y retirarse con el legado que le garantice un lugar prominente en la historia política norteamericana, que de verdad para construir un contexto de normales relaciones con Cuba.

De todos modos hemos avanzado y hasta tenemos algunos logros de esta, sin dudas, nueva situación de relaciones con Estados Unidos.

Cuba se desenvuelve dentro de un contexto político signado por el interés de Estados Unidos de reconocerla como un interlocutor válido y el de varios países del mundo interesados en negociar con la Isla. Pues esto último ya no se percibe como un ataque a la política norteamericana.

Existe un ambiente de cierta tranquilidad política ni mínimamente comparable con los momentos vividos años atrás en que las relaciones con Estados Unidos mantenían al país en tensión.

Hemos obtenido avances en múltiples asuntos que tienden a beneficiar al ciudadano común, tales como: incremento de remesas, viajes, visados, intercambios personales de todo tipo, incremento de los vuelos, crecimiento del turismo, correo directo, intercambios culturales, acercamiento de las familias, etc.

Negociaciones con Estados Unidos, con potenciales soluciones en la lucha conjunta contra el narcotráfico, medio ambiente, migración, internet, conexiones telefónicas, colaboración científica, etc.

Siendo cierto que aún se encuentran pendientes algunos asuntos básicos planteados por Cuba, para poder avanzar en la normalización de relaciones entre ambos países. Aunque el balance hasta ahora se puede considerar como positivo.

Luego, hace falta, que en su viaje a Cuba, la actitud del Presidente se incline más hacia aquel lado de su política que beneficia el comienzo de la normalización y no el de la continuidad de la subversión. Pues de no ser así, Obama, solo terminara su mandato engrosando la lista de los presidentes que han fracasado en su política hacia Cuba, a pesar de ser ya el Presidente que más ha hecho porque la historia no termine de ese modo.

La Habana, 27 de febrero del 2016

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