Ha venido articulándose en Internet, y particularmente en la red social Facebook, una ciberpolicía que reparte premios y castigos con el objetivo de acallar la expresión revolucionaria en las redes e imponer la idea de Cuba como una sociedad fracasada a la que solo queda como opción el “transitional change” diseñado y financiado desde EEUU.
Asalariados del periodismo privado, equilibristas de ultraizquierda con inclinaciones a la derecha y renegad@s en busca de borrar su pasado en el aparato político o militar al que en algún momento sirvieron para insertarse en el futuro que esperan ver aquí, funcionan como una maquinaria censora en nombre de la libertad que se lanza feroz, incluso sobre quien expresa solidaridad. A duras penas sobrepasan los dedos de las manos pero hay que reconocerles su constancia en el vigilante ladrido cada vez que ven aparecer algo parecido a la luna.
Desde hace unos días, estos valientes de la virtualidad están molestos con que se les haya desnudado el plan de negocios a sus amigos. Nunca se han jugado el pellejo, jamás han sufrido un arañazo ni han oído silbar un proyectil, inventores de testimonios no vividos, practicantes del insulto y sordos ante el argumento, hasta enarbolan un código penal que condena la difamación y por tanto al que solo ellos deberían temer. Como el ladrón que cree a todos de su condición, piensan que amenazando, mintiendo e insultando lograrán callar a quienes dicen verdades que les resultan incómodas pero sobre todo buscan evitar que el mal ejemplo cunda. No le pidamos peras al olmo, quien ha actuado siempre en busca de dinero o beneficios no puede comprender al que se ha jugado la vida, el cargo o la economía por convicción. Quien cree que puede callar a otro dando órdenes o amenazando con una justicia que hace tiempo se dedica a denostar solo revela sus propias debilidades.
Para ellos unos versos de Silvio:
“Más de una mano en lo oscuro me conforta
y más de un paso siento marchar conmigo,
pero si no tuviera, no importa:
sé que hay muertos que alumbran los caminos”
Una reflexión de Baltasar Gracián:
“Dicen que triste cosa es no tener amigos,
Pero más triste es no tener enemigos.
Porque quien enemigos no tenga,
Es señal de que no tiene,
Ni talento que haga sombra,
Ni bienes que se le codicien,
Ni carácter que impresione,
Ni valor temido,
Ni honra de la que se murmure,
Ni ninguna cosa buena que se le envidie”.
Y nuevamente el post que es causa de sus desvelos:
El corrimiento “al centro”. Por Iroel Sánchez
Días atrás, la periodista Rosa Miriam Elizalde preguntó al historiador Fernando Martínez Heredia en relación con “un nacionalismo de derecha, que está en contra del bloqueo pero también implícita o explícitamente en contra de la Revolución, invocando posturas centristas”.
El bloguero cubano residente en Miami Emilio Ichikawa ha descrito “la postura centrista” como la política oficial de EEUU hacia Cuba:
“es la de la actual administración Demócrata de los EEUU, la del Presidente Obama y sus funcionarios, como el Secretario de Estado Kerry y Roberta Jacobson. Y es también la de algunos intelectuales cubanoamericanos y cubanos moderados como Roberto Veiga y de empresarios con visibilidad intelectual como Hugo Cancio.
“La mezcla de la promoción de negocios con Cuba (y el levantamiento del bloqueo/embargo), con la incursión ocasional en la crítica del régimen político cubano, es el eje de la estrategia editorial de la revista OnCuba, de Hugo Cancio.
“Cancio, que es una persona habilidosa, le ha sabido cazar la pelea al oficialismo cubano cada vez que este ha resbalado en una decisión impopular; por ejemplo: el cierre de los cines 3-D, el cierre de las “trapi-shoping” o los astronómicos precios oficiales con que salieron los autos.
“Esta tercera posición, llamada de “centro” o “moderada”, suele ser en las transiciones la más artera a la vez que la más “exitosa”.
“Precisamente de esa zona proviene la que puede considerarse la primera gran traición de la “transición raulista”, implementada por los ex editores de Espacio Laical Roberto Veiga y Lenier González, quienes a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad “Cuba posible”; y a solo semanas de fundar “Cuba posible”, sin tiempo para madurar resultados creíbles, ya tenían montado un gran evento “académico” en los EEUU.”
A inicios de abril de 2012 los entonces editores de la revista Espacio Laical habían sido los anfitriones de una conferencia brindada por Carlos Saladrigas (Copresidente del Cuba Study Group y uno de los promotores más activos de la nueva política de EEUU hacia la Isla implementada por la administración Obama). Dos semanas antes, Saladrigas estuvo entre los principales oradores de un taller organizado por Google ideas en la ultraconservadora Heritage Foundation de Washington con el título “Cómo la Internet puede descongelar una Isla congelada en el tiempo”. Los acompañantes de Saladrigas en la tribuna de aquel del evento: el “honorable” Senador Marco Rubio; el entonces director del Buró de Transmisiones hacia Cuba, entiéndase Radioy TV Martí, Carlos García Pérez; Mauricio Claver-Carone (Director del U.S.-Cuba Democracy PAC); Daniel Fisk (Vicepresidente de Planificación Política y Estratégica del International Republican Institute, con largo historial de financiamiento a la “disidencia” cubana); y Jared Cohen (Director de Google Ideas), definido por Julian Assange como “eficaz director de cambio de régimen de Google” y “la canalización del Departamento de Estado en Silicon Valley”. La aparición de Saladrigas en La Habana fue cubierta elogiosamente por el periodista Fernando Ravsberg para la BBC , quien además le realizó una entrevista para el mismo medio sin preguntarle sobre su participación en la Heritage Foundation.
Los anfitriones de Saladrigas en Cuba organizarían en marzo de 2014 con financiamiento del gobierno noruego el evento “Fe religiosa, institucionalidad nacional y modelos sociales” que en palabras de uno de sus organizadores en entrevista con Elaine Díaz para Global Voices
“estuvo atravesado por un eje transversal: cómo lograr imprimirle una dosis importante de audacia y creatividad a las transformaciones en curso en el país.”
En la misma entrevista con Díaz, interrogado acerca de si “el incremento del acceso a Internet desde la Isla, aún en condiciones precarias, ha favorecido el diálogo y la concertación entre actores sociales diversos”, uno de “quienes a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad “Cuba posible”” afirmó:
“el ciberespacio ha ayudado mucho a crear sinergias positivas de entendimiento y despolarización en la sociedad cubana trasnacional. Si algo ha tipificado los últimos 10 años, es un corrimiento “al centro” en un conjunto importante de actores sociales y políticos, dentro y fuera de la Isla.”
El otro, había dicho a la agencia Reuters tres días antes:
“Yo tengo una opinión personal a favor de una Cuba pluripartidista. Nuestro proyecto quiere facilitar esto y contribuir a la serenidad en el proceso.”
(…)
“Cuba Posible promoverá el “cambio transicional””
No solo “sin tiempo para madurar resultados creíbles,” ya tenían montado un gran evento “académico” en los EEUU.” sino que recibían la atención de la gran prensa internacional como The New York Times, El País, y las agencias de prensa AP y la misma Reuters y -según su propio testimonio- la invitación de embajadas occidentales en La Habana para encontrarse con cancilleres, legisladores y jefes de estado de paso por La Habana.
El sitio web de “Cuba posible” recogió esta semana su más reciente actividad en Washington DC:
“Durante los días 11 y 12 del presente mes de abril, cuatro miembros del “Laboratorio de Ideas Cuba Posible” cumplimentaron un intenso programa de trabajo en Washington DC, organizado por la estadounidense Fundación WOLA. Ailynn Torres Santana (miembro del Consejo de Dirección y coordindora del Programa “Fraternidad”), Julio César Guanche (miembro del Consejo de Dirección y coordinador del Programa “Ágora”), Lenier González Mederos (sub-director), y Roberto Veiga González (director), sostuvieron diversos encuentros con actores sociales, políticos y académicos destacados en la capital estadounidense.
“La visita incluyó reuniones con directivos de Brookings Institution; una reunión con el equipo de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado; un encuentro con asesores para América Latina del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de la Unión; una reunión con miembros del Grupo de Trabajo sobre Cuba de la Cámara de Representantes; una comparecencia pública en la sede del Diálogo Interamericano; un encuentro con miembros y colaboradores de la Fundación WOLA, y un grupo amplio de reuniones privadas con políticos y académicos relacionados con el “tema Cuba”.”
En la reseña biográfica del “director”, publicada por el think tankde Washington Diálogo Interamericano, donde este acaba de ser admitido en calidad de miembro, se da la siguiente definición:
“Cuba Posible promueve “el cambio político sin ruptura, manteniendo distancia de los adversarios más directos de los Castro”.
La respuesta de Fernando Martínez Heredia -casualmente autor de un libro titulado El corrimiento hacia el rojo– a Rosa Miriam es elocuente sobre el “cambio político sin ruptura” al que se refiere el sitio de Diálogo Interamericano:
“Y un nacionalismo de derecha incluso que tiene una acumulación cultural a la cual referirse. Si el día de mañana tuviéramos problemas graves entre nosotros, algunos de los que se sienten nacionalistas de esta manera probablemente terminarán frustrados y dirán: “Y yo que quería que Cuba tuviera una buena democracia, que con el pluripartidismo salieran los mejores siempre y la administración fuera una maravilla y miren las desgracias que nos han caído por lo que yo me creí.”
“¿Qué tienen que hacer los pueblos cuando tienen experiencia histórica?: No volverse a equivocar. Cuando yo era niño la democracia burguesa en Cuba regía muy bien y mejor que en muchísimos países, y además se trataba de que el presupuesto nacional fuera aprobado por el Congreso. El Presidente de la República tenía un Primer Ministro, se transmitían por radio los debates, la televisión nueva también se metió en la política, la libertad de expresión cubana en la República burguesa neocolonial -no es una pseudorepública.
“Allí la libertad de expresión era bastante alta y ¿por qué?, porque era funcional a la dominación capitalista en Cuba. Que todo el mundo pudiera opinar lo que quisiera, pero que las cosas continuaran en lo esencial sin cambios; por eso todos los partidos políticos cubanos en un momento dado estuvieron a favor de la Reforma Agraria, pero solo el triunfo militar-político de los revolucionarios pudo hacer la Reforma Agraria. Esa es una experiencia histórica.
“Recuerdo a Frei Betto, que es tan sagaz y hace un par de meses dijo en Cuba: lo americanos saben que no pueden anexionarse a Cuba, ellos lo saben muy bien, pero pueden tener la aspiración de una anexión simbólica de Cuba. Es decir, pueden tener la aspiración de que por la guerra de los símbolos los cubanos se confundan suficientemente o se dividan suficientemente, para que se equivoquen con sus propios símbolos. Por ejemplo, que uno tenga la bandera norteamericana en la ropa, en un automóvil, y diga: “No, si eso no tiene importancia, pero si es de lo más bonita, no pero si venden muchísimas”. También podrían poner la bandera irlandesa o austriaca, y no es así. De modo que no es casualidad, sino un proceso. Cito a Betto porque en estas cosas a veces de las frases felices son importantes.
“La anexión simbólica no significa que a uno le vaya a parecer mejor la bandera, sino que uno pueda pensar que, porque Obama viene a Cuba, la situación material de una parte grande de los cubanos va a mejorar. Esa es una creencia que pudiera existir. Supone una tremendísima confusión, pero pudiera existir. Cuando hablamos de anexión simbólica estamos pensando de la creencia de que son los grandes poderes que existen en el mundo los que le pueden resolver los problemas a Cuba. Por eso hablé no solo del dominio neocolonial norteamericano, sino del dominio de la burguesía de Cuba, que mantuvo a casi la mitad de los cubanos sin saber leer y escribir -100 mil cubanos en La Habana no sabían ni leer ni escribir cuando triunfó la Revolución-, 100 mil que mantuvo a la gente sin atención médica, donde morirse de diarrea de niño era lo más normal y tener tuberculosis de adulto era de lo más normal. Entonces, pensar que hoy en el siglo XXI uno puede resolver todo si los Estados Unidos nos ayudan a resolverlo es anexionarse simbólicamente, y es peligrosísimo porque es volverse ciego, es perder la visión del presente y del futuro.”
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