“Recibe el talento poético sus dones de las riquezas
naturales del país en que aparece, de las condiciones físicas que a éste distinguen y del depósito espiritual que los seres humanos que lo han animado con sus amores y padecimientos han ido acumulando en él. La tierra está llena de espíritus. El aire está lleno de almas. Así es como se hacen las naciones. Y tal como la montaña, al erguirse sobre el resto de la tierra, levanta en su camino por la altura, hasta que en ella se detiene, la tierra arbolada y florecida, que queda luego vistiendo como falda amable al monte, tal el genio poético, al batir las alas, recoge en ellas, aprieta a su corazón y cierra en él todas las fuerzas y aromas de la tierra en que surge, y con sus enseñanzas, pasiones y dolores, los espíritus de las generaciones desaparecidas que habitan el espacio, y desde él empujan a su pueblo y lo vigilan. Ungido nace el poeta, como un rey; investido nace, como un sacerdote. A su pueblo ha de ser fiel, porque de su pueblo recibe las condiciones con que brilla. Y el que de su pueblo reniegue, de las propias alas de su cerebro y entrañas de su entendimiento sea, como un ladrón, privado.”
Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VII, 407: “Rafael Pombo”. Colombia, s.f..
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