Unas 100 personas dedican parte de sus vacaciones cada año al monitoreo de estas especies amenazadas.
MEDIO AMBIENTE Redacción IPS Cuba 8 agosto, 2016
Medición de tortuga Foto: Programa de monitoreo de tortugas marinas
La Habana, 8 ago.- Voluntarios de las universidades de La Habana (UH) y Pinar del Río y otras instituciones científicas cuidan, de día y de noche, a las sensibles tortugas marinas y los huevos que ponen en las playas del Parque Nacional Guanahacabibes, en el extremo occidental de Cuba.
Como parte del Proyecto Universitario de Estudio y Conservación de las Tortugas Marinas, “los voluntarios donan sus vacaciones para, en varias etapas, reducir las amenazas de la depredación contra estas especies”, explicó Julia Azanza, del Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, de la UH.
El grupo de alrededor de 100 personas resguarda a las madres y sus crías durante el período vulnerable del desove, repartidas en 10 playas, de ellas seis con campamentos, a lo largo de cinco kilómetros.
Las y los estudiantes de las facultades de Biología “viven en condiciones naturales, duermen en casas de campaña, no tienen electricidad, ni agua corriente ni gas”, junto a especialistas del estatal Centro de Investigaciones Marinas, del proyecto Ecovida y del Centro Nacional de Áreas Protegidas, entre otros.
Anidación
Foto: Programa de monitoreo de tortugas marinas
“Es importante la permanencia de personas en las zonas de anidación. Aunque la logística resulta muy cara, vale la pena por la cantidad de información que se levanta desde el punto de vista biológico”, sostuvo.
Gracias a la iniciativa, se detectó el acortamiento del periodo de anidación, un incremento de la temperatura en los nidos y la reducción de la talla promedio de las crías.
“Guanacahabibes es el único lugar en Cuba donde se hace monitoreo nocturno, desde que anochece hasta que amanece, patrullando la playa hasta que logran levantar toda la anidación que ocurrió cada noche. En las otras áreas, se revisan por el día cuántos nidos fueron depositados entre una y tres noches anteriores”, aseguró.
La observación dice…
Como resultado de ese proyecto se ha colectado muchísima información valiosa, entre ellos los primeros estudios de la temperatura en los nidos. “Mientras más alta es la temperatura de los nidos, mayor es el número de hembras que nacen”, indicó la científica.
Más de 10 años de registro evidencian que en las caguamas (Caretta caretta) se produce un acortamiento del periodo de incubación, relacionado directamente también con el incremento de la temperatura y la disminución de la talla de las crías al nacer.
Mochila al hombro
Cada verano, en varias etapas de junio a septiembre, unas 100 personas participan en el monitoreo de las tortugas en la Península de Guanacahabibes. Hasta 2015, se habían incorporado más de 2.300 voluntarios.
Los jefes de campamentos son personas con experiencia en el proyecto, a los que se suman nuevos voluntarios con el fin de multiplicar la experiencia.
En las reuniones de preparación, reciben información sobre las condiciones del trabajo y de vida, conocen a qué se van a enfrentar, cuales medicinas y ropa llevar consigo, además de los protocolos de trabajo.
“Esto significa que son más frágiles y están menos preparadas, lo que las hace más vulnerables pues no son tan vigorosas como las que nacen con mayor tiempo”, detalló Azanza.
La caracterización genética realizada en la región occidental arroja que Cuba tiene la mayor diversidad genética del área del Atlántico, es decir, posee un recurso valioso que pudiera mejorar las características de las poblaciones a escala regional, sostuvo la experta.
“Una peculiaridad del ciclo de vida es la fidelidad de las crías y las hembras al lugar donde nacieron. Las crías regresan a la región donde ocurrió su nacimiento, por ejemplo a Guanacahabibes, aunque no sea la misma playa. Y las hembras vuelven a anidar en la playa que seleccionó, e incluso, en un entorno de 50 metros”, destacó.
De ahí la importancia de preservar esas áreas del turismo y la expansión de las ciudades.
El proyecto ha permitido realizar estudios sobre la calidad de las crías: cuántas nacen, si tienen restos de vitelo que indica un nacimiento prematuro, presentan anomalías o son depredadas.
“Por suerte, el éxito reproductivo es considerado bastante alto, por encima de 80 por ciento en las dos especies: tortuga verde (Chelonia mydas) y caguama”.
La anidación de caguamas comienza en abril, con pico en junio, mientras que la tortuga verde se extiende de junio a septiembre, con pico en julio.
El carey anida durante todo el año, con mayor frecuencia en octubre, enero y febrero, mientras que el tinglado los hace raramente, sobre marzo, a inicios de la primavera.
Las tortugas marinas están en peligro crítico de extinción y bajo amenaza constante por la demanda en el mercado negro de la carne y caparazón de esas especies.
Desde enero de 2008 se estipuló la veda total de las tortugas marinas en el país, a fin de su protección.
A nivel mundial, solo tres de cada 1.000 tortugas nacidas llegan a la madurez sexual y se reproducen. (2016)
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