"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 26 de julio de 2017

Rosa Paya no es una exiliada

Por Yadira Escobar - Tomado de su blog - 25 de julio de 2017



Money. Sólo se trata de eso…por mucho ruido que hagan en los medios privados o federales con nuestros impuestos anunciando conceptos que el propio gobierno de Cuba también comparte, como el anhelo de lograr prosperidad o de acabar con la corrupción, pues no hay país que quiera ser pobre y triste como casi afirman los disidentes actuales y la propaganda que les apoya. Sólo quieren ganar dinero lo más fácil posible como disidentes, ya que pagan por eso y en la Cuba actual eso requiere muy poquito esfuerzo y muchas quejas contra el gobierno.

La hija de Oswaldo Paya insiste en sacar beneficios políticos de la trágica muerte de su padre, repitiendo y repitiendo la misma historia frente a cualquier micrófono disponible dedicado a la guerra psicológica contra Cuba. Es enviada a diverso eventos de la derecha internacional en diferentes países como la nueva cara visible de un grupo de hombres ambiciosos que conspiran contra el Estado cubano con teatros de activismo sin realmente arriesgar nada en serio, pues es sólo un negocio, desde luego. La jugada es invertir poco pero recuperar mucho.

Rosa Paya no es una exiliada pero puede venir a Miami cuantas veces quiera porque pidió asilo político, asegurando que temía por su vida en Cuba, a donde entra cuantas veces quiere porque sabe que es todo un cuento melodramático. Ella puede llevar una vez al año televisores u otras maravillas materiales a la isla y pagar en la aduana en pesos cubanos mientras que nosotros en la emigración tenemos que pagar en dólares estadounidenses. Pero a pesar de múltiples privilegios conquistados por la Revolución del 59, se queja siempre de un estado que le protege sus derechos y propiedades privadas, argumentando que ese estado le asesinó a su padre. De más está decir, que estas contradicciones ridículas serian la destrucción de cualquier figura publica con pretensiones, pero quienes controlan a todo opositor desprecian demasiado a los cubanos de la isla como para no exigir ni un mínimo de profesionalidad o ética en el comportamiento.

Oswaldo Paya murió de forma violenta en un accidente de tráfico en el 2012 junto a otro disidente por culpa de un crispado conductor que manejaba a gran velocidad y sin licencia por el oriente de Cuba en un camino en mal estado. Murió siendo español, pues había adquirido discretamente la ciudadanía española, cosa aprovechada por su hermano desde España junto a otras personas cuando intentó involucrar al estado español sin éxito en el juicio realizado al conductor español y de derechas Angel Carromero. Los cubanos condujeron el proceso de manera correcta ante la observación de autoridades españolas y no se pudo politizar lo que era un caso común.

Al parecer en Cuba ya no se penaliza aquello de “propaganda enemiga” y sus quejas y denuncias se pueden escuchar en toda la isla por Radio Martí, estando Rosa al mismo tiempo en la Habana. No la molestan por eso y aunque ella quisiera mucho que la arrestaran o acosaran de alguna forma, al parecer es muy ignorada dentro de Cuba.

Paya nunca fue muy querido en Miami, y yo personalmente escuche varias veces en Miami como los más duros anti-castristas lo calificaban como un agente de la Habana y del alto clero. Nunca he creído en estas teorías conspirativas, y en mi opinión la extrema derecha simplemente se sentía molesta por la variante astuta del disidente de aprovechar la vía legal para sacar adelante sus ambiciones políticas abandonando a los exiliados o dejándolos como plato de segunda mesa. La hija no sólo rompe con su padre al coquetear con los que lo odiaban en Miami o miraban con recelo por legitimar al sistema cubano para similar el discurso del exiliado. Las Damas de Blanco apoyan las sanciones contra Cuba a diferencia de su padre que criticaba el bloqueo, pero como tal vez no comprendía bien las postura de su padre, habla como un derechista más de la calle 8.

Curiosamente, su padre nunca fue a prisión por su activismo, ni perdió su empleo estatal, y no se le prohibió ir a recoger los $51,500 dólares que le regalaron en Europa en forma de premio. Oswaldo Paya se esforzaba en parecer un pacifista socialdemócrata que promovía un centrismo (siempre inclinado a la derecha ) con el suave-débil vocabulario de las revoluciones de colores. Sin embargo, apoyó el golpe de estado en Venezuela que tiraba por el piso las instituciones democráticas y secuestraba al presidente legitimo.

Rosa Paya, sin miedo a perder sus propiedades en Cuba por alguna confiscación, cuenta con Radio Martí para transmitir todo su discurso a 11 millones en la isla porque la oposición actual es muy astuta y disfruta de lo mejor de los dos mundos. Las grandes obras requieren duros sacrificios y los disidentes asalariados no están dispuestos a sudar por auto-financiarse ni levantar un dedo por ayudar a los demás. Como los mosquitos, solo quieren chupar más plata ajena y en esa ambición van a reventar.

Con disidentes de este tipo, queda evidente que la Revolución cubana, como proceso natural de un pueblo que aprendió rápido como son las cosas en este mundo, continuará evolucionando a pesar de las piedrecitas en el camino.

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