"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 11 de agosto de 2017

El reguetón y la sordera diplomática


Manuel Alberto Ramy • 11 de Agosto, 2017


LA HABANA. La noticia destapada por un medio estadounidense y posteriormente publicada en una nota oficial del ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba sobre la enfermedad auditiva que han presentado varios diplomáticos estadounidenses, pudiera convertirse en un serial de espionaje y misterio por capítulos.

Todo comenzó a finales de 2016 cuando varios funcionarios estadounidenses y sus familiares, según el Washington Examiner y la agencia AP, tuvieron que regresar con padecimientos en sus capacidades auditivas. Sin identificar cargos y funciones ni reportar los nombres de los afectados, suponen que la pérdida de audición en diversos grados podría haber sido ocasionados al estar sometidos a un ataque sónico. Vinculan la agresión acústica con las residencias en las que vivían ya que todas son estatales. Menos mal que no eran viviendas del sector cuentrapropista, de lo contrario echaría leña al fuego.

No obstante para dar mayor altura a la noticia dado que el mundo de la información viaja entre griterías amenazantes de Corea del Norte, con Trump respondiendo con una devastación nunca antes vista y el problema interno de Venezuela, que anda en el colimador internacional –al que se aspiró sumar al gobierno cubano–, un ingrediente de la isla vendría bien. Así reportaron que EE.UU. había decidido en mayo 23 la expulsión de dos diplomáticos cubanos.

Posteriormente (ayer agosto 09), el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba publicó una nota oficial sobre el caso en la que reitera la disposición de la isla a colaborar en las investigaciones sobre los diplomáticos devenidos en hipoacúsicos y lamentaba la decisión de expulsar a sus funcionarios. No entiendo los motivos de enterarnos dos meses y días después de que nuestros diplomáticos estaban en la isla.

De ambos lados poca y tardía información lo cual mueve a la curiosidad y a la intriga.

¿Cómo un suceso iniciado en 2016 capaz de originar en mayo de este año la expulsión de diplomáticos cubanos se ha mantenido tan en “sió, callado”, hasta ahora? ¿Por qué no se les identifica? ¿Por qué ambas partes no ahondan en los supuestos o reales hechos? ¿Acaso abrir las compuertas de la imaginación del público será el capítulo piloto concebido por los guionistas de Washington?

Mientras no haya claridad no me compro el esbozo de novela de intrigas. Estas se las dejo a Washington y a su Casa Blanca que bastante genera, posee y le investigan. Pienso mejor que todo puede deberse al auge que en Cuba ha tomado el reguetón –no estoy en su contra, sí repudio la saturación–, promovido con más fuerza, escuchado a todo volumen en cualquier hora y lugar, lo mismo público que privado.

Piense el lector en el titulado el “Palón divino”. ¿Los diplomáticos dañados auditivamente lo habrán estado escuchando una y mil veces en cualquier esquina de La Habana Vieja o en sus viviendas? Ese “palón” al calentar y mover con fuerza la sangre puede ocasionar coágulos viajeros capaces de alojarse en los oídos de cualquiera. No importa si es diplomático o vive en Centro Habana.

Imagen de portada: LAZ / Juventud Rebelde.

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