"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 3 de junio de 2020

Colombia: la indignidad en tiempo de Pandemia.


Por: Tony López R.

El pueblo colombiano no merece recibir el trato de colonia que le confiere Estados Unidos y cuyos máximos responsables son los actuales gobernantes Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque Márquez, quienes han subordinado su política a las órdenes de Washington y lo más preocupante es que el pueblo colombiano  resulta víctima y asiste con sufrimientos e impunidad a esa política neocolonial que impone Estados Unidos y la repugnante indignidad de sus más altos dignatarios en tiempos de Pandemia.

Colombia, hoy 1 de junio, está cerca de los 30,000 contagiados por el virus Covid-19, también cercano a los 1000 fallecidos y cerca 800 niños de 0 a 9 años, contagiados con dicho mortal virus. Estos son los datos oficiales del Ministerio de Salud colombiano. Los que no se cuentan aquí, son otras cifras de los que no tiene asistencia médica, los afectados por las leyes que el senador Álvaro Uribe en la década del 90 los despojó de la seguridad social con la ley 100.

Y luego, cuando fue gobierno y presidente del país, arrasó con las pocas conquistas sociales ganada por su pueblo, que le habían dejado, en su también política privatizadora, los gobiernos de César Gaviria y Andrés Pastrana.

Uribe privatizó las EPS y acabó con la salud pública privatizándola, algunas empresas de salud fueron a parar a manos de sus más cercanos familiares. Los hospitales públicos en la ruina y  Duque, por decreto, les quitó el dinero a los municipios y  los 2000 millones de dólares aprobados para enfrentar la Pandemia, no se sabe a donde han ido a parar, menos a los ruinosos hospitales que aún aguardan por equipos y medicamentos de ese financiamiento. 

Precisamente y por el prestigio y conocimiento que tiene de Colombia el veterano colega, Juan Gossaín, le cito sus comentarios sobre el actual escenario y señala: “El país no solo se nos “odebrechizo”, sino que se “fascistizó”. “Perdonen los abruptos verbos, dijo, pero no encuentro ninguno más elocuente para describir lo que está pasando en Colombia” Y continua, “la corrupción crece como una llamarada incontrolable, la maldad campea, los escándalos son peores cada día”.

“Un ejército que, mediante los Falsos-positivos, ha asesinado a su propio pueblo, corrupción, crimen dentro de la policía, una Armada Nacional que se involucra en acciones  terroristas contra Venezuela, un MATARIFE (se refiere al senador  Uribe Vélez) y su caterva socavando la Justicia, un Subpresidente que, contrario a lo que dijo en campaña, autoriza el fracking y el uso mortal del glifosato, un silencio y una connivencia con los asesinos de tantos lideres sociales, hambres, desespero y desolación por doquier.”

Según el colega Gossaín, merecedor de varios premios al periodismo en Colombia, precisó que: “se compran campañas electorales, todo se compra y se vende” “nos estamos hundiendo en un pantano y nada nos indigna, ni nos conmueve, es como si al alma le estuvieran saliendo callos” Y termina señalando, el país huele a pestilencia por los cuatro costados.” “Esto se ha vuelto un estercolero” concluyó.

Es evidente, Colombia se ha convertido en un Estado Fallido, dependiente de lo que Estados Unidos le ordene y más abajo le ofrezco a los lectores algunos ejemplos que así lo confirman.  

La decisión de apoyar a Estados Unidos en la intervención política y militar en Venezuela y el uso de su territorio nacional para tales fines, es un solido argumento y así lo confirma los ejemplos que citaré más abajo.

El apoyo a la Operación Gedeón, en abril pasado, en la cual participaron activamente sectores de las Fuerzas Militares colombianas, como muy bien lo confesaron estos terroristas al precisar que ellos salieron del departamento de la Guajira.

 A esas declaraciones debemos incluir la de los dos mercenarios norteamericanos, los que, además de señalar, que partieron de territorio colombiano, también dijeron que el gobierno de Trump está comprometido con esta operación, aunque él presidente Trump y su Secretario de Estado Mike Pompeo lo nieguen.

El funcionamiento de tres campamentos de entrenamiento de los narco-paramilitares y exmilitares venezolanos, es otra prueba del apoyo del gobierno colombiano a estas ilegales acciones. O acaso puede creerse que el Alto Mando y la Brigada del Ejército en la región no estén informados de lo que ocurre en ese territorio y más por ser cercano a la frontera con Venezuela, más aún cuando había mercenarios estadounidenses a cargo del entrenamiento.

Acaso alguien puede pensar que con gringos abordo el gobierno estaba ajeno a ese hecho. Si el gobierno niega estos hechos, entonces es una prueba aún mas contundente de que Colombia perdió su soberanía. Duque esta entrampado entre aceptar que es cómplice o admitir que Estados Unidos utiliza su territorio a su libre albedrio y por tanto la perdida de su soberanía.

Cuando el traidor exgeneral venezolano Cliver Alcalá Cordones, fue detenido y responsabilizado con la ocupación de un cuantioso alijo de armas cerca de Rio Hacha, que iban a ser utilizado en la operación Gedeón, en sus declaraciones a la W Radio con Julio Sánchez Cristo, hizo mención a dichos campamentos.

 Lo curioso y sorprendente es que Alcalá pidió entregarse a las autoridades norteamericanas, siendo que el delito lo cometió en territorio colombiano. ¿Dejarlo ir y entregarlo a Estados Unidos es legal?  ¿Esto no es una burla al sistema de justicia colombiano? La Corte Suprema debe pronunciarse sobre este caso e incluso el Congreso.  

No es cualquier delito, es contrabando de armas con fines de usarlo contra un país vecino y una acción  terrorista y cómo es posible que el gobierno de Duque haya entregado al terrorista Alcalá  en 72 horas a las autoridades estadounidense.

Según la prensa estadounidense, Alcalá Cordones, será el testigo del Fiscal de Estados Unidos, testigo que por cierto no tiene validez, en el juicio que supuestamente ejecutarán contra el presidente Nicolás Maduro acusado de “narcotraficante.”  Esa es la razón, la neocolonia en función de la metrópolis.   

  ¿Cómo puede explicar la Armada Nacional colombiana? Que tres lanchas militares artilladas con ametralladoras pesadas instaladas y lista para combatir y con abundante municiones y armamento en ellas, la Armada declare que se escaparon por el rio, sin tripulación que las condujera hasta las costas venezolanas.  Hay que ser cínicos, para contar esa historia y pedir al gobierno venezolano que las devolvieran. Ese es el cuento más infantil y tonto que alguien pueda haber escuchado.

Numerosos son los ejemplos del involucramiento de Colombia en las acciones que Estados Unidos viene desarrollando contra Venezuela. Las estrechas relaciones del presidente Duque con el autoproclamado Juan Guaidó, aliado del Cartel de Los Rastrojos, y los servicios políticos y materiales que le presta, es una muestra de esa política.

Prestarse a que el gobierno de Donald Trump, utilice el ridículo e ilegal argumento de incluir a Cuba en la lista de países que no cooperan en los esfuerzos estadounidense en la lucha contra el terrorismo, es una afrenta, porque es un hecho político, ese   listado es unilateral, arbitrario, con propósitos difamatorios y coerción contra países que se niegan acatar las ordenes de Washington. Es otra acción de la pérdida de soberanía del gobierno de Duque y muestra de subordinación a Estados Unidos.

Para esa maniobra utilizaron como principal argumento la presencia en territorio cubano, de miembros de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno de Colombia ha pedido a Cuba la extradición de dichos delegados, acción a la que Cuba no puede acceder porque violaría los protocolos firmados y sentaría un precedente que a futuro cerraría la posibilidad de cualquier país se preste a ser facilitador, garante o mediador en un proceso de paz.

Incumplir los protocolos establecidos, viola principios legales y el derecho internacional, esos protocolos fueron firmados por las partes (ELN-Gobierno) y los países garantes y acompañantes es decir Noruega, Cuba, Ecuador, Chile, Brasil y Venezuela.

Como bien señala la declaración del gobierno cubano “el Protocolo de Ruptura se firmó en el marco de las negociaciones de paz por el Gobierno de Colombia, el ELN y los países Garantes, el 5 de abril de 2016. En él se establece el regreso seguro de la delegación guerrillera a Colombia en caso de romperse el diálogo”

La contundente respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en su declaración de hoy 1 de junio, deja muy claramente establecida no solo su posición, sino denuncia al gobierno de Colombia por prestarse a tal felonía, sabiendo que Cuba ha sido una nación que ha tenido un gobierno que históricamente ha sido un bastión en apoyar la paz en Colombia. 

El anuncio por parte de la embajada de los Estados Unidos de la llegada de militares estadounidenses a Colombia, en el mes de junio, es la prueba más palpable de la pérdida de soberanía. Según los medios serian 800 marines de la Security Forces de Assistance Brigade (SFAB) una fuerza, recién creada en el 2018, encargada de entrenar y asistir a estados aliados de Estados Unidos que tiene problemas al interior de sus ejércitos.

Esta es otra de las acciones del gobierno colombiano que demuestran la pérdida de soberanía e independencia y que ha pasado a las manos de EE.UU. Les prometo, un artículo sobre el tema, en mi próxima entrega.

Esperen ese artículo, porque está fuerza militar gringa tiene objetivos más estratégicos que los que se anuncian y Duque aprovecha sus indignos decretos para autorizarlos, violando la Constitución y desconociendo al Senado, en épocas de Pandemia. 

(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
La Habana, Cuba 1 de junio del 2020.  23.30 hrs.   




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