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“Los jóvenes no participamos más porque no nos sentimos representados”, opinó esta profesora, que no milita en organizaciones políticas.
Por Ivet Gonzalez
El primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, participa en el acto por el 60 aniversario del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.
Rostros más jóvenes aparecen en altos cargos del gobierno y del Partido Comunista de Cuba (PCC), único legal en este país, muestra de que se consolida el relevo de la generación que lideró la Revolución.
“La alta política debe asumir un necesario traspaso generacional, pero, salvo excepciones, no existe (en este país) un liderazgo juvenil reconocido”, comentó a IPS el politólogo Hiram Hernández. Se trata de una “contradicción públicamente reconocida”, añadió.
El propio presidente Raúl Castro ha indicado la importancia de actualizar y reencauzar la llamada “política de cuadros”, es decir el proceso de preparación de dirigentes, como parte de las reformas lanzadas en 2008.
“Está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de dirección en la nación”, reiteró Raúl Castro en su discurso de celebración este viernes 26 del Día de la Rebeldía Nacional.
Este traspaso sucede “con tranquilidad y serena confianza”, enfatizó el mandatario en el acto central por el 60 aniversario del fallido intento de un grupo de jóvenes, liderados por Fidel Castro, de apoderarse de los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, para iniciar por la región oriental la lucha contra el dictador Fulgencio Batista (1901-1973).
Cada 26 de julio se celebra un acto recordatorio, al que asistieron esta vez gobernantes de varios países de América Latina y el Caribe: los presidentes Evo Morales, de Bolivia, Daniel Ortega, de Nicaragua, José Mujica, de Uruguay, y Nicolás Maduro, de Venezuela, y los primeros ministros Roosevelt Skerrit, de Dominica, y Winston Baldwin Spencer, de Antigua y Barbuda.
“Más de 70 por ciento de los cubanos nacieron después del triunfo de la Revolución”, el 1 de enero de 1959, recordó Raúl Castro en su alocución.
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Desde comienzos de este mes, los relevos fueron más evidentes cuando el Comité Central del PCC acordó la salida de integrantes veteranos, como Ricardo Alarcón, de 76 años y quien presidió el parlamento hasta febrero, José Miguel Miyar Barruecos, de 80, y Orlando Lugo, de 78 años, entre otros.
Ascendieron a la dirección partidaria 11 políticos, con edades de entre 35 y 50 años, como Félix González Viego, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Gladys Martínez Verdecia, presidenta del PCC en la occidental provincia de Pinar del Río, y Rogelio Polanco Fuentes, embajador de Cuba en Venezuela.
La más joven adquisición del Comité Central fue Yuniasky Crespo Baquero, de 35 años, quien se desempeña en la actualidad como primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Las últimas elecciones generales de febrero permitieron conformar un parlamento más rejuvenecido, pues 14,5 por ciento de sus integrantes tienen entre 17 y 35 años. Con esto y la entrada de representantes de la generación intermedia, la edad promedio de ese cuerpo legislativo bajó a 48 años.
Sin embargo, la incorporación a la vida política de la población entre 17 y 35 años continúa siendo un reto para el relevo generacional de la dirigencia.
“A los jóvenes se les tomó durante décadas como masa solo útiles para ejecutar lo decidido en instancias ajenas a ellos mismos”, explicó Hernández, de 39 años. “Por diversas razones no se crearon los mecanismos políticos e institucionales para la necesaria renovación”, amplió.
Para Hernández, “una buena parte de los problemas que ahora afronta el país guarda relación con ese déficit sistémico”.
“La despolitización, la frivolidad y el individualismo son valores hegemónicos muy difíciles de subvertir”, apuntó en referencia a factores que frenan la participación política juvenil.
Pero frente a la idea de que las juventudes actuales son más apolíticas, María Isabel Domínguez, del estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), revela que este segmento etario apuesta por “formas de participación y prácticas políticas” más diversas que las tradicionales.
Organizaciones no gubernamentales, proyectos comunitarios y grupos informales y no estructurados alrededor de intereses culturales y recreativos atraen a la gente de menos edad en Cuba, indica Domínguez en el artículo “Juventud, participación y prácticas políticas en América Latina”.
“Tenemos otra manera de ver la vida, expresarnos y actuar, que muchas veces no es tomada en cuenta”, explicó a IPS una profesional de 25 años, cuyo nombre prefiere mantener bajo reserva.
Al finalizar 2010, las personas menores de 35 años representaban 26,2 por ciento de los 11,2 millones de habitantes de este país caribeño, según el Informe de Cuba al Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, presentado en abril.
Este panorama se repite en América Latina y el Caribe, donde más de 26 por ciento de la población tiene entre 15 y 29 años, según el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas.
Un estudio realizado en 2012 por la investigadora colombiana Liliana Galindo arrojó que, en las ciudades de Bogotá y São Paulo, este sector de población se integra a “formas de acción juvenil colectiva que no se inscriben en ninguna estructura formalmente reconocida”, como organizaciones no gubernamentales y otras institucionales.
El activismo y la movilización a través de las redes sociales e Internet constituye una práctica frecuente de la franja joven, aunque existen brechas en el acceso a las nuevas tecnologías, según la investigación “Política, juventud e Internet: transformaciones y perspectivas de comprensión en América Latina”.
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