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El Hotel Casa Granda, ubicado en pleno corazón del centro histórico de Santiago de Cuba, cumplirá un siglo de existencia el venidero año, con aires modernos y sin perder sobriedad, elegancia y glamour.
Su colectivo laboral se apresta a celebrar el aniversario, el 10 de enero de 2014, con servicio de excelencia en todas las instalaciones, tras ser sometidas a una restauración que les devolvió su original esplendor.
Localizado en una de las esquinas del parque Céspedes, se encuentra a unos pasos de la primera catedral metropolitana en la Isla; de una de las más añejas viviendas en Cuba, que cobijó al adelantado Diego Velásquez, y del Ayuntamiento.
El inmueble ha experimentado sucesivas transformaciones desde que fue levantado como una gran mansión por su propietario, Manuel de Granda.
Proyectado por el arquitecto santiaguero Carlos Segrera, fue erigido en solo seis meses por la sociedad constructora Amigos y hermanos. Consta de cuatro pisos. Con fachadas sobrias de estilo ecléctico. Prevalece la majestuosidad en sus elementos. La segunda y tercera plantas guardan simetría perfecta en los vanos y decoraciones de sus balaustradas.
En la cuarta planta se recarga la ornamentación y las ventanas las conforman arcos de medio punto, sostenidas por delgadas columnillas.
Su elegancia arquitectónica aporta valores estéticos ambientales al conjunto del área monumental del Parque Céspedes.
El remate de la edificación logra mediante un entablamento sencillo donde arquitrabes, frisos y cornisas presentan simples molduras.
Como detalle interesante aparecen los dentículos en cada tramo correspondiente a las pilastras. Los que pertenecen al entablamento aparecen resaltados. Más arriba se presenta el pretil, también pétreo y macizo con pilares que señalan los distintos tramos.
Al entrar al majestuoso hotel, el visitante se encuentra el lobby, con un amplio corredor destinado a café-comedor, con vistas hacia el Parque Céspedes. Los pisos restantes están destinados a las habitaciones a las cuales puede accederse mediante amplias y escultóricas escaleras.
Un excelente mirador constituye el bar-restaurante, ubicado en lo más alto y que se conocia antiguamente como el Roof Garden.
La céntrica posición del hotel permite a sus clientes trasladarse a pie hacia diferentes sitios de interés, como la Casa de la Trova Pepe Sánchez, la calle Enramadas, el Patio de ARTEX, así como a importantes museos y a la red de tiendas.
Cuenta también con un restaurante a la carta y un bar- terraza en la primera planta, muy concurrido, ya que desde allí puede medirse el pulso a la ciudad, con el ir y venir de su gente. Desde ese balcón se pueden disfrutar de importantes sucesos culturales, como la Fiesta de la Bandera, cada 31 de diciembre, los desfiles del Festival del Caribe, en julio, y las retretas a cargo de la Banda Municipal.
Administrado por el grupo Cubanacán, se enorgullece del paso por sus habitaciones del boxeador Joe Louis, del pelotero Babe Ruth, de los artistas mexicanos Tito Guízar, Jorge Negrete y Pedro Vargas, del escritor Gramham Greene y los españoles Lola Flores, Juan Legido y Pedrito Rico.
También acogió a lo largo de estos 100 años a la argentina Libertad Lamarque y a cubanos prominentes como José Raúl Capablanca, Ernesto Lecuona, Alicia Alonso, Rosita Fornés y María de los Angeles Santana, entre otros.
Casa Granda ha acumulado, como ningún otro hotel santiaguero, honores de todo tipo.
Desde su apertura, la prensa regional y nacional lo ponderaba por su excelencia culinaria y por su toque afrancesado que mucho atraía a la sociedad de entonces. Bailes, banquetes, atención directa a los hombres de negocios y ofertas dirigidas especialmente al turismo, lo dotaron de merecido prestigio. (Fuentes: PL, AIN e Internet)
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