Por Manuel Lopez
Cuba es un país que ha sufrido un embargo comercial por más de 40 años. Es claro que eso no era tan terrible pues el país estaba apoyado por la entonces Unión Soviética. Sin embargo, a fines de los años ochenta la Unión Soviética desapareció y Cuba de pronto se encontró con un problema real: una industria desmantelada, un país paralizado y una serie de problemas para la población en general, de difícil solución. Por eso Fidel Castro invitó a los ciudadanos a aprender cómo hacer las cosas por ellos mismos. A eso se llamó la ANIR (Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores), para buscar no depender de la tecnología extranjera. Así probablemente empezó la tecnología en el patio trasero de las casas de los cubanos.
En 1991, ya sin la Unión Soviética, el “hágalo usted mismo” del cubano florecío. Ernesto Oroza, un cubano que ahora vive en Miami, ha documentado toda esta cultura popular. Viajó hasta el 2007 por toda la isla buscando los trucos que hacían los cubanos para hacerse de tecnología casera en muchos aspectos. No había dinero, importaciones, nada, solamente lo que tenían a la mano, por lo que era parte de la vida el saber arreglar todo tipo de objetos o de desmantelar literalmente aparatos ya inservibles para ver qué utilidad aún podían tener.
El siguiente video habla, en mi opinión, de una historia que no se había contado antes quizás al público en general. Ernesto ha hecho un gran trabajo coleccionando proyectos de “hágalo usted mismo”, muchos de ellos del período especial en Cuba, un momento en donde se racionaba todo, incluso el alimento. Ernesto Oroza llama a esto “desobediencia tecnológica”, y simplemente habla de dejar el estado de que las cosas solamente las pueden componer los que saben. No hay cubano, dice Oroza, que no sepa lo que contienen las lavadoras, los motores, y todos los artefactos que usamos cotidianamente. Fue -quizás ya no lo es tanto ahora- un momento muy importante y liberador de una cultura, aprisionada a las limitaciones económicas del momento. El video es sin duda un testimonio muy interesante y vale la pena verlo completo.
En 1991, ya sin la Unión Soviética, el “hágalo usted mismo” del cubano florecío. Ernesto Oroza, un cubano que ahora vive en Miami, ha documentado toda esta cultura popular. Viajó hasta el 2007 por toda la isla buscando los trucos que hacían los cubanos para hacerse de tecnología casera en muchos aspectos. No había dinero, importaciones, nada, solamente lo que tenían a la mano, por lo que era parte de la vida el saber arreglar todo tipo de objetos o de desmantelar literalmente aparatos ya inservibles para ver qué utilidad aún podían tener.
El siguiente video habla, en mi opinión, de una historia que no se había contado antes quizás al público en general. Ernesto ha hecho un gran trabajo coleccionando proyectos de “hágalo usted mismo”, muchos de ellos del período especial en Cuba, un momento en donde se racionaba todo, incluso el alimento. Ernesto Oroza llama a esto “desobediencia tecnológica”, y simplemente habla de dejar el estado de que las cosas solamente las pueden componer los que saben. No hay cubano, dice Oroza, que no sepa lo que contienen las lavadoras, los motores, y todos los artefactos que usamos cotidianamente. Fue -quizás ya no lo es tanto ahora- un momento muy importante y liberador de una cultura, aprisionada a las limitaciones económicas del momento. El video es sin duda un testimonio muy interesante y vale la pena verlo completo.
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