Científicos crean un automóvil nuclear que, en lugar de gasolina, funciona a base de torio. Afirman que la sustancia es más ecológica, absolutamente segura para la salud y capaz de generar 20 millones de veces más de energía
Patricia Cáceres
Ante la creciente demanda mundial de combustibles fósiles, que supera la disponibilidad de nuevas reservas, la búsqueda de energías alternativas no contaminantes para satisfacer las necesidades de la humanidad parece ser nuestra única «tabla de salvación».
Es por ello que buena parte de la comunidad científica internacional ha visto con muy buenos ojos una propuesta de la empresa Laser Power Systems (LPS), que apuesta por un automóvil capaz de funcionar de forma ininterrumpida durante cien años, utilizando apenas ocho gramos de una sustancia conocida como torio.
Según la revista especializada Industry Tap, se trata de un elemento metálico radiactivo natural de color blanco plateado (símbolo Th y número atómico 90) y uno de los materiales más densos que se conocen en la naturaleza. Es muy similar al uranio y tiene el potencial de producir grandes cantidades de calor.
En pocas palabras, el sistema del automóvil creado por LPS funciona a partir de una piedra de torio que se calienta y produce una especie de láser. El haz emitido crea vapor de agua que impulsa unas miniturbinas, lo cual genera electricidad para hacer que el vehículo funcione.
Los especialistas explican que una pequeña muestra de la sustancia, calificada por muchos como el combustible del futuro, «es capaz de generar 20 millones de veces más energía» que la misma cantidad de combustibles fósiles como el carbón, con lo que el eventual propulsor de este elemento no tendría que ser repostado en decenas de años.
El compuesto es el combustible idóneo. Un gramo genera aproximadamente el equivalente a 28 000 litros de gasolina, apuntaron los investigadores responsables del proyecto. Además, «en comparación con los demás materiales radiactivos, produce 10 000 veces menos residuos y, en caso de accidente, su desintegración dentro del reactor se detendrá automáticamente», precisaron.
Russia Today refirió en su página web que otra de las bondades del motor desarrollado por LPS es que no produce gases de efecto invernadero, y tiene un peso de 227 kilos, con lo que se podría adaptar fácilmente a los vehículos convencionales.
Sin embargo, Charles Stevens, ejecutivo de LPS, aclaró que desarrollar turbinas como generadores que sean utilizables y portables, es igual de difícil que crear el láser a base de torio. Diseñar, crear y hacer que funcione esta tecnología en conjunto es lo que están por investigar los 40 empleados de la firma LPS, explicó.
De lograrse lo anterior, puntualizó Stevens, los autos impulsados por torio podrán «correr por millones de millas. Además, el auto se desgastaría antes que el motor. No hay aceite, no hay emisiones», vaticinó.
Ovaciones VS. dudas
Uno de los más eminentes defensores de este proyecto, el ex inspector de armas de la ONU, Hans Blix, dijo en declaraciones a la BBC que sería muy positivo promover esta idea entre los científicos nucleares.
«Los expertos consideran que es más seguro en los reactores y es casi imposible hacer una bomba de torio, lo cual son factores muy importantes a tener en cuenta como abastecimiento energético para el futuro», declaró Blix, quien también fuera ex ministro de Relaciones Exteriores de Suecia.
Al decir de Charles Stevens, uno de los miembros de la investigación, otro valor de la sustancia es que no existe ninguna amenaza para la salud, pues los efectos del torio se neutralizan con apenas una capa de aluminio.
«Recibirás más radiación de uno de los rayos X de las radiografías dentales», aseguró.
Estamos construyendo esto para alimentar al resto del mundo, precisó el investigador. Una turbina del tamaño de un aparato acondicionador de aire —asegura— podría proporcionar energía más barata para restaurantes, hoteles, edificios de oficinas, pequeños pueblos e incluso hogares individuales.
De hecho, científicos del Laboratorio Nuclear Nacional (NNL) del Reino Unido, uno de los centros promotores de la idea, recibieron recientemente el apoyo del Gobierno para colaborar con el desarrollo de un reactor de torio en India (que tiene las mayores reservas de este elemento del mundo), así como con un programa de prueba en Noruega.
En China también se está diseñando un reactor de nueva generación que, al parecer, permitirá el uso de este elemento de una forma mucho más segura que el uranio. En opinión de versados en el tema, cuando un reactor de uranio se recalienta y las barras de combustible no pueden contener la reacción, como ocurrió en Fukushima, el accidente es inevitable.
«Si algo le ocurriera al reactor de torio, los técnicos podrían simplemente apagar el estímulo, que proviene de una pequeña planta de alimentación de uranio o plutonio, y la reacción de torio se detendría sola», subrayó Hans Blix.
«El torio es capaz de pararse a sí mismo sin ninguna intervención humana. Solo hace falta apagar el rayo estimulante», agregó Carlo Rubbia, científico de la Organización Europea para la Investigación Nuclear.
«Además, no hay productos de desecho de larga vida. Estimamos que después de alrededor de 400 o 500 años toda la radiactividad se habrá disipado», dijo.
Otros países como Canadá, China, Alemania, India, Holanda, Reino Unido y EE.UU. ya han experimentado con torio en el pasado.
No obstante, aunque el interés por la sustancia se haga cada vez más palpable, algunos advierten que la construcción de nuevos reactores puede significar una distracción frente a necesidades más urgentes, como la reducción de emisiones de gases contaminantes.
«Las ventajas del torio son puramente teóricas. Al desarrollo tecnológico le faltan décadas. En cambio, creo que deberíamos concentrarnos en desarrollar tecnología renovable. Por ejemplo, tecnología eólica de altamar, que tiene un enorme potencial», expresó a la BBC Nils Bohmer, físico nuclear de Bellona, una organización no gubernamental medioambiental noruega.
Si las energías renovables hubieran contado con solo una fracción de los fondos para investigación que se han invertido en la energía nuclear, serían actualmente mucho más baratas y su uso estaría más extendido, argumentó el investigador.
En el pasado el torio fue ignorado, dicen sus promotores, porque algunos Gobiernos querían hacer bombas nucleares con el plutonio de ciertos reactores convencionales. Según ellos, aquel fue rechazado simplemente por ser más seguro.
Pese a mostrarse como un concepto totalmente nuevo, años atrás se concibió la idea de vehículos impulsados por este elemento metálico.
En 2009, por ejemplo, Loren Kulesus presentó el Cadillac World Thorium Fuel Concept, el cual utilizaba el torio para impulsarse. Entre otras cosas, resaltaba porque ningún componente del auto requería de mantenimiento durante cien años (solo necesitaría cambiar sus delgadas llantas cada cinco).
Sin embargo, LPS es la primera empresa en diseñar un modelo de motor de torio para producción masiva. Aunque, según advirtió Stevens, al menos en el caso de los automóviles, los fabricantes necesitarían dos décadas o más para prescindir del negocio con los motores de gasolina.
Hasta el momento, la mayoría de los inventos de automóviles eléctricos o que funcionan con combustibles alternativos no contaminantes han pasado a la historia casi inadvertidos, frente al predominio mundial del auto con gasolina.
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