La Habana, 13 dic (PL) Con el Glauber Rocha por La Jaula de Oro, la cinematografía mexicana inició su cosecha de premios en la fiesta del nuevo cine latinoamericano, que sin dudas incrementará en la noche de los Corales.La cinta de Diego Quemada-Diez impactó por su historia del viaje de tres adolescentes hacia Estados Unidos, a través de un México desafiante, eludiendo lugares comunes y truculencias gratuitas.
El realizador aseguró que su ópera prima estuvo respaldada por una sólida investigación periodística, y le satisface ahora ver el respaldo de los espectadores cuando terminan de ver la cinta.
"Quería que mi película fuera el canal para contar las historias de los migrantes en la ruta Guatemala-México-Estados Unidos, y divulgar esa cruda realidad entre más personas", destacó.
Durante los casi ocho años de trabajo de campo recopilé más de 600 testimonios, a partir de ellos escribí el guión y construí los personajes, agregó Quemada.
Además de esta cinta, ganadora de varios lauros en Cannes, la presencia mexicana ha sido fuerte y exitosa en el 35 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, con gran respaldo de crítica y público.
El multilaureado filme Club sándwich (Fernando Eeimbcke), Heli (Amat Escalante) y Tercera Llamada (Francisco Franco) son otras películas mexicanas que gustaron mucho en estas jornadas habaneras.
En particular Heli gustó porque abordó la violencia descarnada, la pobreza, el narcotráfico, la presencia militar estadounidense, y las limitantes de la fuerza policial y el sistema jurídico.
La prensa especializada consideró que el filme da un porrazo al espectador después de unos primeros minutos lentos que no prometen mucha acción dramática.
Heli es incómoda, espanta al mostrar una realidad tan cruda y a veces cotidiana en algunos lugares, y con su reparto de actores muy jóvenes recibió en Cannes la Palma de Oro al mejor director.
Más relajada, pero no por ello simple, fue Tercera llamada, que toma al teatro como pretexto para dialogar sobre la búsqueda de consensos en los grupos, con actuación de lujo de Silvia Pinal.
Franco elaboró el guión al lado de María Renée Prudencio, a partir de la puesta en escena de Calígula, de Albert Camus, para contar los avatares de una compañía de teatro para armar la obra.
"Quizás sea un defecto del guión, pero las actuaciones femeninas se roban el show", reconoció Franco, quien destacó además el desempeño de Irene Azuela y Karina Gidi.
También brilló Los insólitos peces gato, ópera Prima de Claudia Sainte-Luce, que sin ser la superpelícula, toca con acierto el tema de la explotación de los trabajadores de cadenas de supermercados y la soledad en medio de una vida precaria.
La directora se vale del humor sin excesos y de la naturalidad en su propuesta para ofrecer un digno retrato de la sociedad mexicana actual, con destaque para Ximena Ayala en su papel de Claudia.
A su vez, el director Fernando Eimbcke reincide con las temáticas adolescentes, y Club Sándwich se abrió paso con discreción, gracias a un uso pertinente de las imágenes y los silencios.
Un tratamiento casi psicológico del asunto, sin pretensiones freudianas, con cierta displicencia y la idea de una obra redonda, agradable aunque igualmente abierta y tierna.
Sencilla, introspectiva, Club Sándwich justifica su Concha de Plata en San Sebastián este año y redondea el buen regalo que ha sido la presencia de México este año en el Festival de La Habana.
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