La Habana, 16 ene (PL) De periodista lúcido que en los últimos años se convirtió en una de las voces más entregadas y penetrantes para hablar del adolorido mundo en que vivimos, calificó a Juan Gelman el investigador cubano Jorge Fornet.
El director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas dijo que en momentos como este será inevitable hablar también de la obra que refleja el desgarrador drama que le tocó vivir en carne propia: la desaparición de su hijo y nuera, el secuestro de la nieta y el rencuentro con ella varias décadas después.
Recordó el lugar que ocupa Gelman en la poesía latinoamericana, los caminos que abrió con los versos que van de Violín y otras cuestiones (1956) a aquellos recogidos en títulos más recientes como Sombra de vuelta y de ida (1997) y Tantear la noche (2000).
La Casa de las Américas, acotó, deberá hablar del Gelman que nos acompañó al menos desde que en 1964 fuera jurado de poesía del Premio Literario, experiencia que se repetiría en dos ocasiones: 1978 y 1981.
De su obra, la institución habanera que agrupa a lo mejor de la intelectualidad de América Latina y el Caribe publicó en 1968 una selección de Poemas en la colección La Honda.
Más tarde, en 1985, vio la luz una más amplia bajo el título de Poesía, que se convirtió en el volumen 114 de la colección de clásicos Literatura Latinoamericana, para en 2003 realizar una tercera edición de su obra cuando la antología Pesar todo recibió el Premio de poesía José Lezama Lima, otorgado por Casa. Al amigo Juan Gelman, subrayó Fornet, lo recordaremos tanto por esa cercanía como por los versos que nos dejó, muchos de los cuales han estremecido a varias generaciones de lectores, como el clásico que da título al volumen El juego en que andamos:
"Si me dieran a elegir, yo elegiría / esta salud de saber que estamos muy enfermos, / esta dicha de andar tan infelices. // Si me dieran a elegir, yo elegiría / esta inocencia de no ser un inocente, / esta pureza en que ando por impuro. // Si me dieran a elegir, yo elegiría / este amor con que odio, / esta esperanza que come panes desesperados. // Aquí pasa, señores, / que me juego la muerte."
El director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas dijo que en momentos como este será inevitable hablar también de la obra que refleja el desgarrador drama que le tocó vivir en carne propia: la desaparición de su hijo y nuera, el secuestro de la nieta y el rencuentro con ella varias décadas después.
Recordó el lugar que ocupa Gelman en la poesía latinoamericana, los caminos que abrió con los versos que van de Violín y otras cuestiones (1956) a aquellos recogidos en títulos más recientes como Sombra de vuelta y de ida (1997) y Tantear la noche (2000).
La Casa de las Américas, acotó, deberá hablar del Gelman que nos acompañó al menos desde que en 1964 fuera jurado de poesía del Premio Literario, experiencia que se repetiría en dos ocasiones: 1978 y 1981.
De su obra, la institución habanera que agrupa a lo mejor de la intelectualidad de América Latina y el Caribe publicó en 1968 una selección de Poemas en la colección La Honda.
Más tarde, en 1985, vio la luz una más amplia bajo el título de Poesía, que se convirtió en el volumen 114 de la colección de clásicos Literatura Latinoamericana, para en 2003 realizar una tercera edición de su obra cuando la antología Pesar todo recibió el Premio de poesía José Lezama Lima, otorgado por Casa. Al amigo Juan Gelman, subrayó Fornet, lo recordaremos tanto por esa cercanía como por los versos que nos dejó, muchos de los cuales han estremecido a varias generaciones de lectores, como el clásico que da título al volumen El juego en que andamos:
"Si me dieran a elegir, yo elegiría / esta salud de saber que estamos muy enfermos, / esta dicha de andar tan infelices. // Si me dieran a elegir, yo elegiría / esta inocencia de no ser un inocente, / esta pureza en que ando por impuro. // Si me dieran a elegir, yo elegiría / este amor con que odio, / esta esperanza que come panes desesperados. // Aquí pasa, señores, / que me juego la muerte."
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