Redacción IPS Cuba
Monte de Palmarito es el lugar de Cuba donde más ejemplares de polimitas se avistan. IPS Cuba
En el único bosque natural de la llanura del río Cauto, el más grande del país, existen especies de valiosos invertebrados.
La Habana, 1 ene.- Cuidar el bosque para conservar el hábitat de raras especies de las polimitas, un tipo de molusco de conchas muy coloridas, es el objetivo del Refugio de Fauna de Monte de Palmarito, ubicado en Granma, a unos 730 kilómetros al este de la capital.
Petronila Guerra, quien trabaja en esos predios desde hace 18 años, conoce al dedillo los nombres y colores de este caracol endémico de Cuba, considerado el molusco terrestre más bello del mundo por las variaciones y combinaciones cromáticas de sus conchas.
“Está la amarilla (venusta venusta), mandarina (venusta rujivinosa), verde con listas blancas (venusta verde olivácea), gallito (ligus fasciatus) y los caracoles Sagemon y Sacrycia”, enumera, sin tomarse un respiro.
Monte de Palmarito es el lugar de Cuba donde más ejemplares de polimitas se avistan. “Para su conteo hay que dividir el área en parcelas de 20 por 20 metros, y buscarlos entre los árboles y las hojas”, especifica Guerra.
El área, declarada protegida en 2001, ocupa unas 94,12 hectáreas que antes pertenecían a una empresa silvícola, dedicada hasta ese momento a explotar comercialmente los recursos forestales mediante la venta de cujes, madera y carbón vegetal, comenta el técnico Luis Manuel Pompa.
Desde que fue transferida a la estatal Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, se inició el proceso de conservación con la implementación de 12 proyectos. “Uno de ellos, de tratamiento silvicultural, tuvo que ser cerrado pues el raleo al destruir el hábitat y perjudicaba las poblaciones de moluscos”, explica.
De acuerdo con Pompa, ahora, además del monitoreo, se realizan chapeos y trochas como medidas de protección contra incendios forestales, que protegen el medio de las polimitas.
Una de las líneas con resultados favorables, indica el técnico, es la de educación ambiental, dirigida a cambiar conductas depredadoras en una comunidad acostumbrada a servirse del bosque, único de su tipo en la llanura del río Cauto.
“La conciencia local era destruir, extraer madera y producir carbón de manera ilegal. Se les ha tratado de inculcar nuevos conocimientos y la importancia de conservar esa área que alberga especies diferentes de polimitas de bellos colores, que solo existen en la región oriental, es decir, desde Camagüey hasta Guantánamo”, detalla.
A esto ayudó también un programa gubernamental que vendió a cada familia un módulo de equipos electrodomésticos de cocción de alimentos. Desde entonces, se redujo la demanda de madera como combustible en el área, sostiene el técnico.
El bosque natural está formado por especies valiosas de la flora, entre ellas caoba, ocuje, cedro y granadillo, la preferida por la venusta venusta.
Los estudios desarrollados por el equipo técnico arrojan que las mejores poblaciones se encuentran en la época de lluvia porque suelen alimentarse de un hongo llamado fumagina, que prolifera en los árboles por el exceso de humedad.
Entre los mayores peligros para las polimitas se encuentran la destrucción de su hábitat y la depredación para fabricar artesanías.
De acuerdo con Pompa, “antes muchos de los pobladores las extraían y justo por eso fue una de las prioridades de la educación ambiental. Hoy puede decirse que se ha reducido al mínimo”.
“Tenemos un trabajador a tiempo completo en el control de acceso y la colaboración de un cuerpo de guardabosques, facultado para aplicar medidas jurídicas”, dice.
“Hemos demostrado que la conservación y el tratamiento al área ha contribuido a propagar las polimitas por todo el refugio. En un inicio existían solo en ciertas parcelas y rodales y hoy ya se encuentran en toda la extensión”, asevera Pompa.
En la actualidad, de los 12 trabajadores dedicados a la conservación permanecen solo seis pues el resto se dedica a la producción de carbón a partir de la tala del marabú (especie invasora) y maderas extraídas en otros parajes. Así, se mejoran los ingresos de las familias.
“Con el carbón se obtienen ingresos importantes y los trabajadores se ven favorecidos, luego de una labor muy intensa”, sostiene Vivian Salgado, quien responde por la actividad económica del refugio.
En la zona existe también un proyecto de aves endémicas de la región, entre ellas el arriero, cartacuba, paloma aliblanca, paloma rabiche, pechero, tomeguín del pinar y azulejo.
Para protegerlas, el equipo mantiene canoas llenas de agua, un recurso que no existe en el bosque.
Monte de Palmarito es el lugar de Cuba donde más ejemplares de polimitas se avistan. IPS Cuba
En el único bosque natural de la llanura del río Cauto, el más grande del país, existen especies de valiosos invertebrados.
La Habana, 1 ene.- Cuidar el bosque para conservar el hábitat de raras especies de las polimitas, un tipo de molusco de conchas muy coloridas, es el objetivo del Refugio de Fauna de Monte de Palmarito, ubicado en Granma, a unos 730 kilómetros al este de la capital.
Petronila Guerra, quien trabaja en esos predios desde hace 18 años, conoce al dedillo los nombres y colores de este caracol endémico de Cuba, considerado el molusco terrestre más bello del mundo por las variaciones y combinaciones cromáticas de sus conchas.
“Está la amarilla (venusta venusta), mandarina (venusta rujivinosa), verde con listas blancas (venusta verde olivácea), gallito (ligus fasciatus) y los caracoles Sagemon y Sacrycia”, enumera, sin tomarse un respiro.
Monte de Palmarito es el lugar de Cuba donde más ejemplares de polimitas se avistan. “Para su conteo hay que dividir el área en parcelas de 20 por 20 metros, y buscarlos entre los árboles y las hojas”, especifica Guerra.
El área, declarada protegida en 2001, ocupa unas 94,12 hectáreas que antes pertenecían a una empresa silvícola, dedicada hasta ese momento a explotar comercialmente los recursos forestales mediante la venta de cujes, madera y carbón vegetal, comenta el técnico Luis Manuel Pompa.
Desde que fue transferida a la estatal Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, se inició el proceso de conservación con la implementación de 12 proyectos. “Uno de ellos, de tratamiento silvicultural, tuvo que ser cerrado pues el raleo al destruir el hábitat y perjudicaba las poblaciones de moluscos”, explica.
De acuerdo con Pompa, ahora, además del monitoreo, se realizan chapeos y trochas como medidas de protección contra incendios forestales, que protegen el medio de las polimitas.
Una de las líneas con resultados favorables, indica el técnico, es la de educación ambiental, dirigida a cambiar conductas depredadoras en una comunidad acostumbrada a servirse del bosque, único de su tipo en la llanura del río Cauto.
“La conciencia local era destruir, extraer madera y producir carbón de manera ilegal. Se les ha tratado de inculcar nuevos conocimientos y la importancia de conservar esa área que alberga especies diferentes de polimitas de bellos colores, que solo existen en la región oriental, es decir, desde Camagüey hasta Guantánamo”, detalla.
A esto ayudó también un programa gubernamental que vendió a cada familia un módulo de equipos electrodomésticos de cocción de alimentos. Desde entonces, se redujo la demanda de madera como combustible en el área, sostiene el técnico.
El bosque natural está formado por especies valiosas de la flora, entre ellas caoba, ocuje, cedro y granadillo, la preferida por la venusta venusta.
Los estudios desarrollados por el equipo técnico arrojan que las mejores poblaciones se encuentran en la época de lluvia porque suelen alimentarse de un hongo llamado fumagina, que prolifera en los árboles por el exceso de humedad.
Entre los mayores peligros para las polimitas se encuentran la destrucción de su hábitat y la depredación para fabricar artesanías.
De acuerdo con Pompa, “antes muchos de los pobladores las extraían y justo por eso fue una de las prioridades de la educación ambiental. Hoy puede decirse que se ha reducido al mínimo”.
“Tenemos un trabajador a tiempo completo en el control de acceso y la colaboración de un cuerpo de guardabosques, facultado para aplicar medidas jurídicas”, dice.
“Hemos demostrado que la conservación y el tratamiento al área ha contribuido a propagar las polimitas por todo el refugio. En un inicio existían solo en ciertas parcelas y rodales y hoy ya se encuentran en toda la extensión”, asevera Pompa.
En la actualidad, de los 12 trabajadores dedicados a la conservación permanecen solo seis pues el resto se dedica a la producción de carbón a partir de la tala del marabú (especie invasora) y maderas extraídas en otros parajes. Así, se mejoran los ingresos de las familias.
“Con el carbón se obtienen ingresos importantes y los trabajadores se ven favorecidos, luego de una labor muy intensa”, sostiene Vivian Salgado, quien responde por la actividad económica del refugio.
En la zona existe también un proyecto de aves endémicas de la región, entre ellas el arriero, cartacuba, paloma aliblanca, paloma rabiche, pechero, tomeguín del pinar y azulejo.
Para protegerlas, el equipo mantiene canoas llenas de agua, un recurso que no existe en el bosque.
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