Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.-
“Es hora de que Estados Unidos devuelva Guantánamo a Cuba y el único que sería capaz de hacerlo sería el presidente Obama”, afirmó recientemente Michael E. Parmly, exjefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, quien ocupó ese cargo en La Habana entre 2005 y 2008.
Parmly formuló estas declaraciones a la agencia de noticias mexicana NOTIMEX refiriéndose a un documento titulado “La Base Naval de la Bahía de Guantánamo: Estados Unidos y Cuba tratando con una anomalía histórica”, publicado anteriormente por la Fletcher School, de Massachusetts, en el que el diplomático consideró que la devolución a Cuba debería programarse con un modelo similar al del Canal de Panamá y valoró que tanto el gobierno de La Habana como el de Washington estarían interesados en hacerlo.
De manera similar se pronunció en La Habana el historiador y académico estadounidense Jonathan Hansen, profesor asociado en el Centro de estudios latinoamericanos David Rockefeller de la Universidad de Harvard, quien destacó la complejidad de la cuestión al instar a Washington a que promueva un debate encaminado a devolver a Cuba la base naval en Guantánamo.
“No hay prácticamente nadie en Estados Unidos, aparte de algunos historiadores, académicos y diplomáticos entre los cuales me encuentro, que esté hablando de la necesidad de devolver Guantánamo a Cuba… el problema es cómo conseguir insertar este tema en la conversación general”, afirmó Hansen en un taller con expertos cubanos recordando los 110 años de la ocupación de la isla por Estados Unidos.
La estación Naval en la Bahía de Guantánamo se estableció en 1898 cuando Estados Unidos obtuvo de España el control de Cuba al término de la desigual guerra hispano-estadounidense, cuando las fuerzas colonialistas ibéricas estaban a punto de sucumbir ante las independentistas cubanas.
En tales circunstancias, el gobierno de Estados Unidos obtuvo un arrendamiento perpetuo del territorio que comenzó a regir en febrero de 1903 con la firma del primer presidente de la República de Cuba, Tomás Estrada Palma.
La recién nacida “independencia” de Cuba llegó bajo el signo de la Enmienda Platt en la Constitución que prácticamente la hacía un protectorado estadounidense ya que, aunque reconocía que Cuba mantenía la soberanía, Washington tendría completo control y jurisdicción sobre el área de la Bahía de Guantánamo, para operar estaciones navales y carboneras.
En 2002, bajo el mandato de George W. Bush, esta franja de tierra comenzó a ser utilizada como prisión para sospechosos de actos terroristas y, con tal fachada, ha servido para la práctica de torturas y otras violaciones de los derechos humanos como parte de su “guerra contra el terrorismo”, declarada tras los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Durante su campaña presidencial de 2008, Barack Obama prometió que, de resultar electo, cerraría la prisión en 2009 y ha reiterado la promesa varias veces después, pero la prisión sigue funcionando para descrédito del Presidente y la nación del Norte.
Parmly recordó que, en una rueda de prensa en 2013, Obama destacó que mantener Guantánamo no necesariamente aporta mayor seguridad a Estados Unidos.
"Es cara. Es ineficiente. Nos duele en términos de nuestra posición internacional. Disminuye la cooperación con nuestros aliados en los esfuerzos contra el terrorismo. Necesita cerrarse", afirmó Obama.
Parmly opina que es por ello que Obama es el único presidente que podría iniciar este proceso de entrega a los cubanos del territorio de Guantánamo, porque comprende que afecta la posición de Estados Unidos en el espectro internacional.
Para Parmly, quien ahora vive en Ginebra, "la historia de la base naval, con sus complejas relaciones con el Estado cubano, va mucho más allá de la cuestión de los detenidos. Guantánamo no es territorio de Estados Unidos. Cuba es el propietario final".
Eso significa que "si queremos ser democráticos sobre la cuestión, debemos reconocer que los propietarios son los cubanos, a quienes, sin embargo, nunca se les ha pedido su opinión", aclaró.
Además, el pueblo cubano se opone a Guantánamo con un sentimiento "que va mucho más allá de la retórica comunista. El tema está íntimamente relacionado con la identidad cubana, la propia imagen de Cuba, la Cuba actual y la del mañana", valoró el ex funcionario del gobierno de Estados Unidos.
Reconforta a los latinoamericanos, y en particular a los cubanos, que ya se esté hablando no sólo de acabar con el centro de torturas de Guantánamo como una deuda de Estados Unidos con la humanidad, sino también de devolver a Cuba del territorio que ocupa en la isla la vergonzosa Base Naval de Guantánamo.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional.
Parmly formuló estas declaraciones a la agencia de noticias mexicana NOTIMEX refiriéndose a un documento titulado “La Base Naval de la Bahía de Guantánamo: Estados Unidos y Cuba tratando con una anomalía histórica”, publicado anteriormente por la Fletcher School, de Massachusetts, en el que el diplomático consideró que la devolución a Cuba debería programarse con un modelo similar al del Canal de Panamá y valoró que tanto el gobierno de La Habana como el de Washington estarían interesados en hacerlo.
De manera similar se pronunció en La Habana el historiador y académico estadounidense Jonathan Hansen, profesor asociado en el Centro de estudios latinoamericanos David Rockefeller de la Universidad de Harvard, quien destacó la complejidad de la cuestión al instar a Washington a que promueva un debate encaminado a devolver a Cuba la base naval en Guantánamo.
“No hay prácticamente nadie en Estados Unidos, aparte de algunos historiadores, académicos y diplomáticos entre los cuales me encuentro, que esté hablando de la necesidad de devolver Guantánamo a Cuba… el problema es cómo conseguir insertar este tema en la conversación general”, afirmó Hansen en un taller con expertos cubanos recordando los 110 años de la ocupación de la isla por Estados Unidos.
La estación Naval en la Bahía de Guantánamo se estableció en 1898 cuando Estados Unidos obtuvo de España el control de Cuba al término de la desigual guerra hispano-estadounidense, cuando las fuerzas colonialistas ibéricas estaban a punto de sucumbir ante las independentistas cubanas.
En tales circunstancias, el gobierno de Estados Unidos obtuvo un arrendamiento perpetuo del territorio que comenzó a regir en febrero de 1903 con la firma del primer presidente de la República de Cuba, Tomás Estrada Palma.
La recién nacida “independencia” de Cuba llegó bajo el signo de la Enmienda Platt en la Constitución que prácticamente la hacía un protectorado estadounidense ya que, aunque reconocía que Cuba mantenía la soberanía, Washington tendría completo control y jurisdicción sobre el área de la Bahía de Guantánamo, para operar estaciones navales y carboneras.
En 2002, bajo el mandato de George W. Bush, esta franja de tierra comenzó a ser utilizada como prisión para sospechosos de actos terroristas y, con tal fachada, ha servido para la práctica de torturas y otras violaciones de los derechos humanos como parte de su “guerra contra el terrorismo”, declarada tras los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Durante su campaña presidencial de 2008, Barack Obama prometió que, de resultar electo, cerraría la prisión en 2009 y ha reiterado la promesa varias veces después, pero la prisión sigue funcionando para descrédito del Presidente y la nación del Norte.
Parmly recordó que, en una rueda de prensa en 2013, Obama destacó que mantener Guantánamo no necesariamente aporta mayor seguridad a Estados Unidos.
"Es cara. Es ineficiente. Nos duele en términos de nuestra posición internacional. Disminuye la cooperación con nuestros aliados en los esfuerzos contra el terrorismo. Necesita cerrarse", afirmó Obama.
Parmly opina que es por ello que Obama es el único presidente que podría iniciar este proceso de entrega a los cubanos del territorio de Guantánamo, porque comprende que afecta la posición de Estados Unidos en el espectro internacional.
Para Parmly, quien ahora vive en Ginebra, "la historia de la base naval, con sus complejas relaciones con el Estado cubano, va mucho más allá de la cuestión de los detenidos. Guantánamo no es territorio de Estados Unidos. Cuba es el propietario final".
Eso significa que "si queremos ser democráticos sobre la cuestión, debemos reconocer que los propietarios son los cubanos, a quienes, sin embargo, nunca se les ha pedido su opinión", aclaró.
Además, el pueblo cubano se opone a Guantánamo con un sentimiento "que va mucho más allá de la retórica comunista. El tema está íntimamente relacionado con la identidad cubana, la propia imagen de Cuba, la Cuba actual y la del mañana", valoró el ex funcionario del gobierno de Estados Unidos.
Reconforta a los latinoamericanos, y en particular a los cubanos, que ya se esté hablando no sólo de acabar con el centro de torturas de Guantánamo como una deuda de Estados Unidos con la humanidad, sino también de devolver a Cuba del territorio que ocupa en la isla la vergonzosa Base Naval de Guantánamo.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional.
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