Se recomienda sembrar diferentes variedades de pastos que eviten bajos rendimientos en la cría de animales.
La Habana, 21 abr.- Las proyecciones de rescatar la ganadería, y por tanto la producción de leche y carne, dependen en gran medida de las nuevas estrategias que los criadores sepan trazar para garantizar la alimentación animal con pastos y forrajes.
El pasado año se registraron unas 180.000 muertes a causa de la desnutrición en el rebaño de cerca de cuatro millones de cabezas de ganado vacuno, según el último conteo nacional realizado en 2013.
"Ni los programas de genética, ni la inseminación artificial, ni la garantía de agua y cercas perimetrales para disminuir el hurto y sacrificio ilegal, harán que haya más vacas. Sobre todo se necesita más comida", sostiene un ganadero de la central provincia de Sancti Spíritus.
De un modelo basado en piensos que feneció con la desaparición del campo socialista, el principal socio comercial de la nación caribeña en los años 80 del pasado siglo, la ganadería cubana ha subsistido con escasos insumos, naves deterioradas y pocas personas dispuestas a dedicarse a esta labor.
Pero hoy el país promueve la siembra de diferentes especies de pastos como king grass, morera, moringa y caña, para que cada productor se acostumbre a garantizar la alimentación de sus reses sin tener que depender de las importaciones y asignaciones centralizadas de alimento animal.
Misael Ponce, de la finca Vista Hermosa, de la Cooperativa de Créditos y Servicios "Emiliano Montes de Oca", en La Habana, se dedica tanto a la cría de toros de ceba como de chivas, para la obtención de leche y carne.
"Tenemos 90 toros y un plan de entrega a la industria de 36 toneladas de carne. También cuidamos unas 35 vacas y 200 cabras que sobreviven gracias a la diversidad de pastos y forrajes que sembrados en buena parte de las tierras de la finca", explica.
Pero no se trata solo de la comida. El país requiere rescatar también el sistema veterinario y de sanidad animal.
"Los animales llevan un tratamiento veterinario y ciertos requisitos para proyecto de ceba", añade el campesino.
El sistema existente años atrás, con técnicos y profesionales de esas especialidades a lo largo de toda la cadena productiva se perdió con la crisis económica iniciada en los 90. Por ejemplo, hoy solo existen veterinarios en cerca del 10 por ciento de las unidades productivas.
En la actualidad, el Ministerio de la Agricultura lleva adelante una política de compra de animales del sector cooperativo campesino cuando el productor no cuente con suficiente alimentos o espacio de tierra para sembrarlo.
No es el caso de Ponce.
"Yo lejos de vender reses, las compro a otros campesinos que no pueden alimentarlas para cebarlas y entregarlas a la industria", sostiene el productor, que además mantiene tradiciones, infraestructura y conocimientos heredados de sus antepasados.
Diferentes líneas de trabajo del programa de rescate ganadero comprenden la rehabilitación de las condiciones para el trabajo con la masa: el mejoramiento genético, instalación de molinos a viento y cercas perimetrales eléctricas, creación de puntos para el acopio refrigerado de la leche, entre otras.
Para especialistas, la recuperación de toda la agricultura cubana pasa también por la innovación tecnológica, para lo cual se necesita una inversión en recursos informáticos no tan elevados, pues lo fundamental, el capital humano, ya está formado.
Economistas consideran que lejos de transformaciones al modelo existente en el campo cubano, Cuba necesita un nuevo modelo de gestionar la agricultura que permita la autonomía de los productores y abra un mercado de insumos sólido. (2014)
La Habana, 21 abr.- Las proyecciones de rescatar la ganadería, y por tanto la producción de leche y carne, dependen en gran medida de las nuevas estrategias que los criadores sepan trazar para garantizar la alimentación animal con pastos y forrajes.
El pasado año se registraron unas 180.000 muertes a causa de la desnutrición en el rebaño de cerca de cuatro millones de cabezas de ganado vacuno, según el último conteo nacional realizado en 2013.
"Ni los programas de genética, ni la inseminación artificial, ni la garantía de agua y cercas perimetrales para disminuir el hurto y sacrificio ilegal, harán que haya más vacas. Sobre todo se necesita más comida", sostiene un ganadero de la central provincia de Sancti Spíritus.
De un modelo basado en piensos que feneció con la desaparición del campo socialista, el principal socio comercial de la nación caribeña en los años 80 del pasado siglo, la ganadería cubana ha subsistido con escasos insumos, naves deterioradas y pocas personas dispuestas a dedicarse a esta labor.
Pero hoy el país promueve la siembra de diferentes especies de pastos como king grass, morera, moringa y caña, para que cada productor se acostumbre a garantizar la alimentación de sus reses sin tener que depender de las importaciones y asignaciones centralizadas de alimento animal.
Misael Ponce, de la finca Vista Hermosa, de la Cooperativa de Créditos y Servicios "Emiliano Montes de Oca", en La Habana, se dedica tanto a la cría de toros de ceba como de chivas, para la obtención de leche y carne.
"Tenemos 90 toros y un plan de entrega a la industria de 36 toneladas de carne. También cuidamos unas 35 vacas y 200 cabras que sobreviven gracias a la diversidad de pastos y forrajes que sembrados en buena parte de las tierras de la finca", explica.
Pero no se trata solo de la comida. El país requiere rescatar también el sistema veterinario y de sanidad animal.
"Los animales llevan un tratamiento veterinario y ciertos requisitos para proyecto de ceba", añade el campesino.
El sistema existente años atrás, con técnicos y profesionales de esas especialidades a lo largo de toda la cadena productiva se perdió con la crisis económica iniciada en los 90. Por ejemplo, hoy solo existen veterinarios en cerca del 10 por ciento de las unidades productivas.
En la actualidad, el Ministerio de la Agricultura lleva adelante una política de compra de animales del sector cooperativo campesino cuando el productor no cuente con suficiente alimentos o espacio de tierra para sembrarlo.
No es el caso de Ponce.
"Yo lejos de vender reses, las compro a otros campesinos que no pueden alimentarlas para cebarlas y entregarlas a la industria", sostiene el productor, que además mantiene tradiciones, infraestructura y conocimientos heredados de sus antepasados.
Diferentes líneas de trabajo del programa de rescate ganadero comprenden la rehabilitación de las condiciones para el trabajo con la masa: el mejoramiento genético, instalación de molinos a viento y cercas perimetrales eléctricas, creación de puntos para el acopio refrigerado de la leche, entre otras.
Para especialistas, la recuperación de toda la agricultura cubana pasa también por la innovación tecnológica, para lo cual se necesita una inversión en recursos informáticos no tan elevados, pues lo fundamental, el capital humano, ya está formado.
Economistas consideran que lejos de transformaciones al modelo existente en el campo cubano, Cuba necesita un nuevo modelo de gestionar la agricultura que permita la autonomía de los productores y abra un mercado de insumos sólido. (2014)
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