Jaque al Neoliberalismo
En el mes de junio, y mientras toda Europa disfrutaba del mundial de fútbol, Ángela Merkel dio pasos agigantados para introducir el fracking en Europa. Cada avance de la selección alemana en la ronda deportiva, tenía su contraparte en el desarrollo del gas de esquisto elaborado por Merkel. Y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos permitirá establecer el marco jurídico que pavimentará el camino de las empresas de fracking (todas de EE.UU.) en el corazón de Europa.
Las negociaciones entre Angela Merkel y la administración de Barack Obama, mientras los goles de Müller y Goëtze inflaban las redes en Brasil, fueron completamente ignoradas por la prensa, y ni siquiera las filtraciones de algunos medios lograron llamar la atención. Esto da cuenta de la enajenación total que vive el mundo actual. El documento secreto lo dio a conocer Washington Post y NeoPresse, en pleno fulgor del mundial de fútbol. La verdad es que cuando publicamos Estados Unidos aprovecha derribo del MH17 para arrebatar a Rusia el mercado energético de Europa, este tema estaba bastante avanzado, como muestra este artículo de EU Observer: La UE quiere acceso garantizado al gas y petróleo de Estados Unidos, como parte de la revolución del esquisto que comienza a vivir Europa.
Las negociaciones para que Estados Unidos provea de energía a la Unión Europea forman parte esencial del acuerdo de libre comercio que ambas partes están negociando en total secretismo. Mucho antes que fuera derribado el MH17, Ángela Merkel daba por eliminado el suministro de gas desde Rusia. Esto ahora es una realidad. Arseni Yatseniuk, el primer ministro de Ucrania, señaló ayer que impondrá una prohibición total sobre el tránsito de mercancías rusas a Europa a través de Ucrania, incluyendo "especialmente" el suministro de gas a la UE. Es decir que Europa se ha quedado desde ayer sin el gas ruso y 300 millones de europeos aún no se enteran. Lo más sorprendente, como indica NeoPresse, es que "todos los estudios que detallaban los males del fracking, han ido desapareciendo de las fuentes oficiales y hoy el fracking es tan inofensivo como la energía nuclear" (pensemos en Chernobyl y Fukushima).
¿Qué es el fracking?
El fracking es una moderna tecnología que se emplea para extraer el gas natural que se encuentra atrapado en las rocas subterráneas desde hace 400 millones de años. Este gas constituye uno de los capítulos finales de la formación de la Tierra, y a diferencia de los yacimientos tradicionales , el gas de esquisto se encuentra disperso a lo ancho y largo de las hojas o escamas de estas rocas. La tecnología que se emplea para extraer este gas se denomina fracturación hidráulica de alta presión y consiste en perforar la roca a 3.000 o 5.000 metros de profundidad para permitir el flujo del gas hasta donde pueda ser recogido.
Perforar a 5 kilómetros de profundidad requiere una gran capacidad de bombeo con agua y arena para fracturar la roca. Los granos de arena permiten mantener abiertas las fracturas para facilitar el paso del gas. El volumen de agua requerido en este proceso, dependiendo del tamaño del pozo, fluctúa entre los 10 y los 30 millones de litros. La presión requerida puede alcanzar las 10 mil libras por pulgada cuadrada. En todo este proceso se emplean químicos altamente tóxicos y cancerígenos que se mezclan con el agua de las capas subterráneas y contaminan el elemento vital. Por eso el fracking conlleva serios riesgos para la salud y para el medio ambiente que son altamente nocivos y que potencian el deterioro del cambio climático. Para el cortoplacismo del mundo moderno son una tabla salvadora.
Como el gobierno de Barack Obama ha encontrado en el fracking una suerte de recuperación económica, está explotando a toda velocidad este nuevo recurso para lograr la independencia energética de Estados Unidos, como lo fue en los primeros 70 años del siglo XX. Pero la explotación del fracking a alto nivel, donde se liberan grandes cantidades de metano, puede acelerar el proceso invernadero del CO2 en forma mucho más demoledora. El gas de esquisto existe en muchos lugares y acelerar su extracción puede tener serios e irreversibles efectos en el cambio climático. Esto es lo que no toma en cuenta la visión de corto plazo de Ángela Merkel
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