IPS/CUBA
Cuba cuenta por primera vez con estaciones meteorológicas automáticas que emiten pronósticos enfocados a la producción, como uno de los resultados de un proyecto de cooperación internacional de adaptación ganadera en Camagüey, a 534 kilómetros al este de la capital.
“Los integrantes de las cooperativas conocen el pronóstico de seis, 12, 24 y 48 horas. Esto es nuevo. No hay otra experiencia igual en la que se haya aumentado en observadores meteorológicos en la producción”, afirma Mayra Fumero, de la Sociedad Meteorológica de Cuba.
El proyecto, que incluye a Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) en los municipios más golpeados por la sequía de Guáimaro, Sibanicú, Minas y Nuevitas, tiene como objetivo contribuir al desarrollo de estrategias pilotos de reducción de la vulnerabilidad de los sistemas de explotación ganadera en el territorio, ante los efectos el cambio climático.
La iniciativa está encaminada al proceso de adaptación ganadera en todas las cooperativas con la introducción de nuevos pastos de acuerdo a las características de cada región y las condiciones del terreno, entre ellos morera, moringa y king grass, entre otros.
De acuerdo con la experta, la meteorología es uno de los aspectos más importantes del proyecto por lo que se impartió un curso a las y los cooperativistas sobre el manejo de las estaciones.
Con la puesta en marcha de estos equipos, “se empezaron a recibir todos los datos, que sirven para los servicios científico-técnicos brindados a la población y las empresas para la toma de decisiones”, cuenta.
Uno de los servicios es el pronóstico de siembra que les va a permitir a los agricultores saber en qué momento preparar el suelo y sembrar. Mientras que el de riego informará sobre la ocurrencia o no de precipitaciones y les ayudara a planificar los riegos de los cultivos, entre otros.
“Ellos van a trabajar con variables importantes para la producción tanto en los cultivos varios como en la ganadería. Van a conocer y poder tomar decisiones a la hora de la producción, con los índices con los que se trabaja en la agricultura”, precisa Fumero.
Además, las estaciones no son como las tradicionales.
Su equipamiento les permite captar algunas variables que no las registran las otras como la luz ultravioleta, radiación solar y evapotranspiración, que son fundamentales en la producción.
Según Olga Montell, codirectora del proyecto de adaptación ganadera, hasta ahora los territorios involucrados estaban desprotegidos desde el punto de vista de información meteorológica. No había ningún aparato que captara en el lugar, sino a muchos kilómetros de distancia.
Ahora el procesamiento de los datos y la información de los servicios es más justa y cierta porque es más puntual, remarca.
La primera meta del proyecto es preparar a los cooperativistas en cómo seguir produciendo mediante medidas de adaptación, entre las que se incluyen introducción de pastos resistentes a las sequías y variedades de alimentos de proteínas y gramíneas.
Otra medida de adaptación es la instalación de microindustria para el alimento humano que alarga la disponibilidad de los productos al estar conservados por diferentes métodos. Y está en fase de negociación la compra de sistemas de riego para colocarlos al menos en una hectárea que nutra de vegetales y hortalizas a la pequeña industria.
El proyecto ha trabajado mucho en la formación de capacidades en las personas beneficiadas como un éxito que de manera subliminar ha ido cambiando su actuación, indica Montell.
“Una vez que concluya el proyecto dejaremos prendida la semilla porque hemos trabajado con las personas en su capacidad, creatividad, crecimiento y en el cambio de mentalidad”, valora.
A juicio de Mayda Fumero, el objetivo más importante del proyecto es lograr la sostenibilidad, algo fundamental con la situación actual del cambio climático y que los cooperativistas vean la importancia de tomar medidas para un fenómeno que es ya una realidad.
“Queremos escribir un folleto sobre todas esas medidas de adaptación para que las practiquen y conozcan. En los cursos de capacitación, se han identificado los riesgos en cada cooperativa y no solo son los ciclones sino también la sequía y la degradación de los suelos, entre otros”, concluye. (2014)
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