Por Patricia Grogg
Señales indican movimiento de la opinión pública estadounidense con respecto al bloqueo impuesto al país caribeño desde 1962.
Señales indican movimiento de la opinión pública estadounidense con respecto al bloqueo impuesto al país caribeño desde 1962.
LA HABANA, 30 oct 2014 (IPS) - El cubano Guy Suárez,
propietario en Estados Unidos de una pequeña fábrica de chocolate oscuro
enriquecido con vitaminas y suplementos naturales, quisiera importar
cacao desde su país de origen, si algún día lo permiten las leyes de la
nación que lo acoge desde hace seis años.
"Mientras las relaciones económicas entre Cuba y los Estados Unidos
sigan siendo ásperas y unidireccionales no me interesaría hacer
negocios", dijo a IPS, aunque luego confesó que si esa realidad
cambiara, la planta podría comprar "el cacao cubano que es único por las
características del suelo local y el poco uso de fertilizantes en el
país".
Suárez, otros compatriotas suyos residentes allí y ciudadanos de ese
país que quieran negociar con La Habana, tendrán que esperar a que
Washington escuche y tenga en cuenta la demanda de Cuba para que cese
del bloqueo económico y comercial que Estados Unidos mantiene en su
contra desde 1962.
Hasta ahora, los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca han desoído
sistemáticamente el reclamo que anualmente presenta La Habana ante la
Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas
(ONU) contra el embargo, considerado parte fundamental del diferendo
político entre ambos países, separados geográficamente tan solo por 90
millas.
Los perjuicios acumulados para este país caribeño se calcula que ascienden a 11.880 millones de dólares.
El martes 28, Cuba obtuvo nuevamente
en la Asamblea de la ONU el apoyo mayoritario de la comunidad
internacional a su resolución sobre la necesidad de poner fin al
bloqueo. Un total de 188 países votaron a favor del proyecto y tres se
abstuvieron. En su voto en contra, Estados Unidos estuvo acompañado
solamente por Israel.
Para Sara Stephens, directora ejecutiva del estadounidense Centro
para la Democracia en las Américas (CDA), ese resultado demuestra que la
política de embargo contra Cuba es anacrónica, divide a Estados Unidos
de sus amigos y aliados de todo el mundo y debilita su capacidad para
hacer frente a los problemas del siglo XXI con eficacia.
A su juicio, ahora que la opinión pública estadounidense y sectores
de la diáspora cubana ofrecen un mayor apoyo para poner fin a las
restricciones de viaje, el levantamiento del embargo y la normalización
de las relaciones, el presidente Barack Obama podría aprovechar para
modernizar su política hacia La Habana sin el riesgo de la reacción
política que inmovilizó a sus antecesores.
"Acciones como esta abrirían nuevas oportunidades de diálogo con el
gobierno de Cuba, restablecerían nuestras relaciones con el Hemisferio, y
le proporcionarían al presidente Obama un legado significativo en la
política exterior", afirmó Stephens a IPS por correo electrónico.
Además, la campaña contra el embargo tiene nuevos aliados dentro de
Estados Unidos. El influyente diario The New York Times dedicó durante
las semanas previas a la votación en la ONU tres editoriales al tema del
bloqueo y a la necesidad de la normalización de relaciones bilaterales.
"Por primera vez en más de medio siglo, cambios en la opinión pública
estadounidense y una serie de reformas en Cuba, han hecho que sea
políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con un
embargo insensato", comentó en uno de sus textos, en tanto en otro
consideró "impresionante" la cooperación cubana en la lucha contra el
ébola en África.
"El Times lleva 20 años con esa postura, lo que habría que
preguntarse es por qué ahora (vuelve sobre el tema)", comentó a IPS una
fuente diplomática conocedora de las relaciones bilaterales, en tanto
investigadores cubanos coinciden en que "el ambiente actual es menos
agresivo que en el pasado", aunque no se hacen mayores ilusiones sobre
cambios a corto plazo.
En este escenario,
el economista Omar Everleny Pérez consideró a IPS que "si la
administración estadounidense actual es sensata podría ya realizar
acciones para la mejoría de las relaciones con Cuba de cara a la próxima
Cumbre de las Américas, prevista en Panamá el 10 y 11 de abril del
próximo año".
Se anticipa que el presidente Raúl Castro asista por primera vez a
ese encuentro continental, aunque los anfitriones puntualizaron que las
invitaciones solo se cursarán a fines de año.
"No cabe duda de que hay crecientes síntomas de que estamos ante un
incipiente deshielo en las muy complejas y difíciles relaciones entre
Cuba y Estados Unidos", aseveró a IPS el politólogo Carlos Alzugaray,
quien alertó a la vez que "no es la primera vez que algo parecido sucede
para después desinflarse".
Aunque en esta ocasión "las señales pueden ser clasificadas como más
fuertes", abundó. Las manifestaciones adversas al embargo desde esferas
influyentes en Estados Unidos han sido numerosas este año y van desde el
presidente de la Cámara de Comercio, Thomas Donohue, hasta Hillary
Clinton, posible candidata presidencial del gobernante Partido Demócrata
en 2016.
Durante una visita a Cuba en mayo, Donohue consideró que ya es "hora
de eliminar las barreras políticas y trabajar por salvar nuestras
diferencias" y recordó que su institución presiona desde hace años por
la eliminación del embargo comercial.
Eso sí, dejó explícito que para ello se necesitan "cambios en ambos países".
"Mientras Cuba haga más para demostrar su compromiso con las reformas
y mientras haga más por solucionar los conflictos en nuestras
relaciones, mayores serán las posibilidades de cambios en la política
estadounidense ", reflexionó Donohue, cuya agenda en La Habana incluyó
un encuentro con Castro.
Tras asumir en 2008, el gobernante cubano puso en marcha un programa
de reformas para modernizar su modelo socialista de desarrollo que este
año incluyó la puesta en vigor de una nueva ley de inversiones
extranjeras, que amplía los sectores económicos abiertos al capital
foráneo, incluido el azucarero y hace posible la llegada de
inversionistas de origen cubano residentes en el extranjero.
Las nuevas reglas de juego despertaron interés en el empresariado
estadounidense y de la emigración cubana, inclusive en sectores otrora
opuestos al gobierno de La Habana. Alfonso Fanjul, un multimillonario de
origen cubano con ciudadanía española y negocios en Estados Unidos,
visitó Cuba en dos ocasiones (abril de 2012 y febrero de 2013) para
verlo todo por sí mismo.
"Yo hablé con él aquí. Me dijo que tenían la voluntad de invertir en
Cuba siempre que las regulaciones estadounidenses se lo permitieran.
Pero que ellos sí estaban en capacidad y voluntad de invertir en
administración de ingenios y bioeléctricas", confió a IPS un funcionario
encargado de negocios del sector azucarero bajo reserva de su
identidad.
El vicepresidente de la empresa cubano-española Habanos S.A., Luis
Fernández, cree que desde el punto de vista económico hay señales
evidentes del creciente interés por estar en Cuba. "Después de muchos
años, los grandes grupos comerciales de Estados Unidos se están dando
cuenta de que están perdiendo oportunidades", concluyó a IPS.
Con aportes de Ivet González desde La Habana
Editado por Estrella Gutiérrez
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