No ocurre muchas veces, pero en esta ocasión, la Real Academia Sueca ha querido otorgar elNobel de Física a un invento que cualquiera puede tener en casa. Algo tan sencillo, pero al mismo tiempo tan ingenioso y lleno de valor como una bombilla, pero una bombilla para el siglo XXI. Los japoneses Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, este último nacionalizado estadounidense, han sido galardonados por la invención «de los diodos emisores de luz azul que han permitido las fuentes de luz blanca brillante de ahorro energético», en otras palabras, las actuales eficientes bombillasLED, «una nueva luz para iluminar el mundo», según han anunciado este martes desde Suecia. El comité ha considerado que estas bombillas, de uso común, eficientes y respetuosas con el medio ambiente al ahorrar energía, se inscriben en «el espíritu de Alfred Nobel» de hacer ciencia que suponga un gran beneficio a la humanidad.
Cuando a principios de los años 90 estos tres investigadores produjeron estos brillantes haces de luz azul con materiales químicos semiconductores que brillan cuando se hace pasar corriente de una determinada polaridad por ellos, «provocaron una transformación fundamental de la tecnología de iluminación», apunta la academia sueca. Los diodos rojos y verdes ya existían desde hacía mucho tiempo, pero sin la luz azul, las lámparas blancas no podían ser creadas, recuerda el comité. A pesar de los considerables esfuerzos tanto de la comunidad científica como de la industria, el LED (Light Emitting Diode) azul supuso un desafío durante tres décadas.
Sin embargo, el trío de japoneses tuvo éxito donde todos los demás habían fracasado. Akasaki investigó junto con Amano en la Universidad de Nagoya, mientras que Nakamura trabajó en Nichia Chemicals, una pequeña empresa de Tokushima. Sus inventos fueron revolucionarios. «Las bombillas incandescentes iluminaron el siglo XX; el siglo XXI será iluminado por lámparas LED», dicen desde la Real Academia Sueca.
Como 70 fluorescentes
Las bombillas blancas LED emiten una luz blanca brillante, son de larga duración y de alta eficiencia energética. Y cada cierto tiempo, aparecen mejoras (por ejemplo, nuevos materiales) que alargan su vida y aumentan su flujo luminoso (medido en lúmenes) por unidad de potencia de consumo eléctrico (en vatios). El registro más reciente es de poco más de 300 lm /w, que puede ser comparado con 16 bombillas regulares y cerca de 70 lámparas fluorescentes.
«Puesto que alrededor de una cuarta parte del consumo mundial de electricidad se utiliza para fines de iluminación, los LEDs contribuyen al ahorro de recursos de la Tierra», insiste el comité. El consumo de materiales también se ve disminuido, ya que los LED duran hasta 100.000 horas, en comparación con las 1.000 de las bombillas incandescentes y 10.000 horas de las fluorescentes.
«La lámpara LED tiene un gran potencial para aumentar la calidad de vida de más de 1.500 millones de personas alrededor del mundo que carecen de acceso a las redes de electricidad: debido a que requiere baja potencia, puede ser alimentada por energía solar barata local», añaden desde Suecia. «La invención del LED azul tiene tan solo veinte años, pero ya ha contribuido a crear luz blanca de una manera totalmente nueva para el beneficio de todos nosotros».
El trío de premiados sucede en el prestigioso galardón al científico belga François Englert y al británico Peter Higgs por haber postulado la existencia de la partícula subatómica conocida como bosón de Higgs.
Mañana, el de Química
La presente edición de los Nobel arrancó el lunes con la concesión del premio de Medicina al estadounidense John O'Keefe y los noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser por su descubrimiento de «las células que constituyen el sistema de posicionamiento del cerebro». El miércoles se dará a conocer el nombre de los ganadores del Nobel de Química; el jueves, el de Literatura; el viernes, el de Paz, y el lunes, el de Economía. Cada premio está dotado con 8 millones de coronas suecas (879.000 euros, 1,1 millones de dólares).
La entrega de los Nobel se realizará, como marca la tradición, el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, en Oslo para el premio de la Paz y en Estocolmo para los de Medicina, Física, Química, Literatura y Economía.
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