Se cuenta que la celebración de la primera misa, el 16 de noviembre de 1519, marca la fundación de la villa de San Cristóbal.
La Habana, 15 nov.- Entre un ambicioso programa de reordenamiento urbanístico, obras que mejoran la imagen del Centro Histórico y un elevado deterioro de su fondo habitacional, la otrora villa de San Cristóbal de La Habana celebra este 16 de noviembre su aniversario 495.
El plan de reordenamiento, elaborado por el estatal Instituto de Planificación Física de forma participativa, con el concurso de numerosas instituciones y ajustado a la reforma económica que vive el país, persigue compactar la ciudad, garantizar la continuidad de la urbanización y limitar el crecimiento superficial extensivo.
Con esta proyección se pretenden consolidar las zonas circundantes de la bahía, conservar el valioso patrimonio cultural de las áreas centrales, reubicar instalaciones incompatibles con la estructura urbana y crear tres nuevos polos habitacionales.
Las urbanizaciones planificadas se ubicarían en lugares relativamente céntricos y despoblados en la actualidad, fundamentalmente de los municipios de Marianao y La Habana del Este, donde ya existen sistemas de redes hidráulicas, eléctricas y de gas, según el plan.
Otros objetivos del programa son consolidar los espacios públicos en los grandes parques y áreas densamente pobladas como Centro Habana, mejorar la red vial y el sistema de transportación pública de pasajeros y rehabilitar el sistema de abasto de agua y saneamiento.
Aunque el plan de reordenamiento se aplica de forma escalonada hasta 2030, la magnitud de los proyectos indica que el cumplimiento podría resultar complejo.
Esas labores, que deberán incluirse en los presupuestos anuales del país y la ciudad, demandarían cifras millonarias, una elevada disponibilidad de materiales de construcción y fuerzas constructivas que el país no dispone hoy.
Por ejemplo, solo en la construcción de viviendas nuevas para dar solución a la reposición y eliminar el déficit existente deberán construirse en el período unas 67.000 moradas, a ritmo anual de más de 3.000.
Hoy las nuevas viviendas edificadas en la capital no llegan a las 1.000 por año.
En paralelo, la Oficina del Historiador de la Ciudad impulsa obras como la restauración del Capitolio Nacional, que incluye labores especializadas de rescate en bronces, yesos, dorados, carpintería y el complejo trabajo de la cúpula para devolver esta edificación de 1929 a su uso original: ser la sede del máximo órgano de gobierno de la nación.
La oficina y sus empresas constructoras ejecutan también un amplio proyecto en la Avenida del Puerto, que bordea uno de las márgenes de la Bahía de La Habana, para convertir la otrora zona industrial del puerto en una nueva entrada al Centro Histórico de la ciudad antigua.
Esas acciones se mezclan y complementan con otras que desarrolla el gobierno de la capital como la rehabilitación de las redes de alcantarillado, abasto de agua y electricidad en la parte más vieja de la urbe.
Entre los resultados del diagnóstico de La Habana se encuentran el limitado crecimiento hacia el sur por la Cuenca de Vento y el aeropuerto; alto déficit de áreas verdes, no en cifras sino en su distribución territorial, y la carencia de espacios para la tercera edad.
El estudio reveló también zonas críticas de deterioro y medianamente críticas con problemas que van desde el deterioro de las construcciones, infraestructura y la red vial, entre otras, hasta la vulnerabilidad ante desastres naturales y la presencia de indisciplinas urbanísticas y sociales.
Con más de 2,2 millones de habitantes, La Habana tiene cerca de 20 por ciento de su población con más de 60 años, una cobertura de agua potable de 100 por ciento y 70 por ciento de alcantarillado. (2014)
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