Por Álvaro Fernández
MIAMI – Si tuviéramos un cartel de “Se Busca” en el que se presentara al peor enemigo de Cuba en el Congreso de EE.UU., no aparecería un republicano. El título pertenece al senador Bob Menéndez, un demócrata de Nueva Jersey.
Menéndez fue elegido por primera vez al Senado en 2006 y está considerado uno de los más poderosos miembros de ese prestigioso órgano. Además de su poder está la presidencia del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, un cargo que ha mantenido desde enero de 2013. Los demócratas también han controlado el Senado desde la elección de Menéndez.
Menciono esto porque durante años, y en especial desde que Menéndez fue elevado al cargo de Relaciones Exteriores, sigo oyendo la misma mantra por parte de gente que sigue la política en este país mucho más que yo. Se me ha dicho una y otra vez que es el senador Menéndez quien impide a Obama hacer lo que ha querido hacer con Cuba durante años… Agréguesele a esto que Menéndez es un confidente muy cercano del presidente del Senado Harry Reid, cuya actitud acerca de Cuba es terrible.
Al senador Reid le encanta Menéndez por varias razones, pero en especial porque el senador por Nueva Jersey tiene sus manos en los millones que le donan al partido en el área de Nueva York. Reid representa a Nevada, y a pesar de los intereses del juego (que son considerables, lo comprendo), no se acerca al potencial para el dinero que Menéndez puede recaudar para el Partido en el lugar donde se encuentran todos los bancos y/o intereses bancarios del mundo. Está también el asunto de que algunas de las familias más ricas de este país viven o poseen casas en esta parte del nordeste.
Así que digámoslo de manera menos sutil: el senador Menéndez es un hacedor de lluvia para el Partido Demócrata. Él produce la leche materna de la política norteamericana: dinero.
Pero puede que haya buenas noticias en el futuro muy cercano para los que buscan un cambio en la política hacia Cuba. Con las elecciones a menos de dos semanas, parece que los demócratas pueden perder el control del Senado. Como escribió Chris Cillizza de The Washington Post, “La posibilidad de una toma del poder por el Partido Republicano continúa en aumento con los tres principales modelos electorales dando al PR al menos seis de diez posibilidades de ganar los seis escaños que el partido necesita para obtener de nuevo el control”.
Y si los demócratas pierden el Senado, entonces a partir del inicio de 2015 Menéndez perderá la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores, lo que le haría más fácil la vida al presidente Obama, al menos en el caso de Cuba.
Todos los incondicionales del Partido Demócrata estarán en desacuerdo con esto. Argumentarán que es más importante mantener el control del Senado, bla, bla, bla… He escuchado suficientes mentiras tanto de parte de demócratas como republicanos (y estoy inscrito como demócrata) que para 2014 me he convertido en un músico con una sola melodía y mi tema es Cuba. Y aunque Menéndez probablemente aún tendrá un cargo como minoría en ese poderoso comité, no tendrá el poder que actualmente ostenta. En mi opinión, es una buena cosa.
También me permitirá dirigirme al presidente y pedirle (desde lejos, por supuesto): “Señor presidente, esa piedra en su zapato que su gente usa como excusa en el caso de Cuba ha sido quirúrgicamente eliminada (en parte). ¿Cuáles son sus planes ahora?”
Por último, para todos los que se lamentarán de que los demócratas pierdan el Senado. He aquí una buena noticia: puede que sea temporal. Las proyecciones políticas muestran que los demócratas tienen una muy buena oportunidad de recuperar el Senado en 2016.
Así que si ustedes han apostado en los últimos dos años de Obama para ponerle la mesa a Hillary respecto a Cuba, un Menéndez menos poderoso le haría al presidente un camino más cómodo. Pero esperemos y veamos. Desde 2009, el presidente no se ha distinguido por su valentía.
Un último pensamiento. La pérdida del Senado no sería una debacle mientras haya un demócrata en la Casa Blanca. En 2014, lo más importante para el presidente y su partido es la posibilidad de ganar el acceso a las mansiones de gobernadores de todo el país.
Y no hay contienda para la gubernatura más importante que la lucha de insultos que está teniendo lugar aquí en la Florida.
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.
Menéndez fue elegido por primera vez al Senado en 2006 y está considerado uno de los más poderosos miembros de ese prestigioso órgano. Además de su poder está la presidencia del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, un cargo que ha mantenido desde enero de 2013. Los demócratas también han controlado el Senado desde la elección de Menéndez.
Menciono esto porque durante años, y en especial desde que Menéndez fue elevado al cargo de Relaciones Exteriores, sigo oyendo la misma mantra por parte de gente que sigue la política en este país mucho más que yo. Se me ha dicho una y otra vez que es el senador Menéndez quien impide a Obama hacer lo que ha querido hacer con Cuba durante años… Agréguesele a esto que Menéndez es un confidente muy cercano del presidente del Senado Harry Reid, cuya actitud acerca de Cuba es terrible.
Al senador Reid le encanta Menéndez por varias razones, pero en especial porque el senador por Nueva Jersey tiene sus manos en los millones que le donan al partido en el área de Nueva York. Reid representa a Nevada, y a pesar de los intereses del juego (que son considerables, lo comprendo), no se acerca al potencial para el dinero que Menéndez puede recaudar para el Partido en el lugar donde se encuentran todos los bancos y/o intereses bancarios del mundo. Está también el asunto de que algunas de las familias más ricas de este país viven o poseen casas en esta parte del nordeste.
Así que digámoslo de manera menos sutil: el senador Menéndez es un hacedor de lluvia para el Partido Demócrata. Él produce la leche materna de la política norteamericana: dinero.
Pero puede que haya buenas noticias en el futuro muy cercano para los que buscan un cambio en la política hacia Cuba. Con las elecciones a menos de dos semanas, parece que los demócratas pueden perder el control del Senado. Como escribió Chris Cillizza de The Washington Post, “La posibilidad de una toma del poder por el Partido Republicano continúa en aumento con los tres principales modelos electorales dando al PR al menos seis de diez posibilidades de ganar los seis escaños que el partido necesita para obtener de nuevo el control”.
Y si los demócratas pierden el Senado, entonces a partir del inicio de 2015 Menéndez perderá la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores, lo que le haría más fácil la vida al presidente Obama, al menos en el caso de Cuba.
Todos los incondicionales del Partido Demócrata estarán en desacuerdo con esto. Argumentarán que es más importante mantener el control del Senado, bla, bla, bla… He escuchado suficientes mentiras tanto de parte de demócratas como republicanos (y estoy inscrito como demócrata) que para 2014 me he convertido en un músico con una sola melodía y mi tema es Cuba. Y aunque Menéndez probablemente aún tendrá un cargo como minoría en ese poderoso comité, no tendrá el poder que actualmente ostenta. En mi opinión, es una buena cosa.
También me permitirá dirigirme al presidente y pedirle (desde lejos, por supuesto): “Señor presidente, esa piedra en su zapato que su gente usa como excusa en el caso de Cuba ha sido quirúrgicamente eliminada (en parte). ¿Cuáles son sus planes ahora?”
Por último, para todos los que se lamentarán de que los demócratas pierdan el Senado. He aquí una buena noticia: puede que sea temporal. Las proyecciones políticas muestran que los demócratas tienen una muy buena oportunidad de recuperar el Senado en 2016.
Así que si ustedes han apostado en los últimos dos años de Obama para ponerle la mesa a Hillary respecto a Cuba, un Menéndez menos poderoso le haría al presidente un camino más cómodo. Pero esperemos y veamos. Desde 2009, el presidente no se ha distinguido por su valentía.
Un último pensamiento. La pérdida del Senado no sería una debacle mientras haya un demócrata en la Casa Blanca. En 2014, lo más importante para el presidente y su partido es la posibilidad de ganar el acceso a las mansiones de gobernadores de todo el país.
Y no hay contienda para la gubernatura más importante que la lucha de insultos que está teniendo lugar aquí en la Florida.
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