Por primera vez, este lunes, Cuba recibe la visita oficial de un titular de la diplomacia de la zona del Euro. Apenas cuatro meses después de asumir el cargo, llega a La Habana la Alta Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini.
La excanciller italiana anunció que estará en la isla durante los días 23 y 24 de marzo. Su intención es impulsar las relaciones entre el bloque y el gobierno cubano, que actualmente desarrollan rondas de conversaciones aproximadamente cada seis meses. Los diálogos intentan conformar un acuerdo político que guíe las nuevas relaciones bilaterales.
Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad
Un comunicado del servicio diplomático europeo destaca la importancia de este viaje, que ocurrirá “en un momento crucial para las negociaciones entre la Unión Europea y Cuba”. Entre otros asuntos, Mogherini “hablará con sus interlocutores cubanos de (…) las perspectivas para la cooperación UE-Cuba”, destaca la nota.
Otro de los objetivos de este viaje es relajar la tensión bilateral que dejó la tercera ronda de diálogos Cuba-UE, celebrada a mediados de marzo. Al finalizar esos encuentros, el negociador europeo, Christian Leffler, reveló “diferencias de interpretación” que deben ser superadas. La Habana apeló al respeto del “principio de no injerencia” en sus asuntos internos.
En suelo cubano, la diplomática se reunirá con el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla; con el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, y con representantes de la sociedad civil. Aunque no se ha confirmado oficialmente, también es posible un encuentro con el presidente cubano, Raúl Castro.
Avalancha diplomática hacia Cuba
La actual visita de Mogherini indica cuán importante se ha vuelto la isla para el bloque europeo después del 17 de diciembre, cuando se anunció el restablecimiento de la relaciones con Estados Unidos. De hecho, un comunicado de la diplomacia del llamado Viejo Continente confiesa que “Cuba afronta un periodo muy interesante y la UE está deseando ver de qué manera se puede hacer avanzar la relación con un fuerte impulso.
Además, añade que “la Unión ha seguido de cerca los acontecimientos en Cuba y sus relaciones con los actores internacionales clave, que crean nuevas dinámicas en la región y en la propia Cuba, y ofrecen nuevas oportunidades a todos”. En otras palabras, Cuba se abre al mundo -incluso a EE.UU.- y Europa no quiere quedarse rezagada, máxime cuando varios actores políticos y económicos de la zona presionan a sus funcionarios por los escasos avances concretos de las negociaciones bilaterales.
Esta realidad, preocupante para muchos, ha influido en la política de varios de los 28 miembros de la UE y del bloque mismo. Para comprobarlo, basta con mirar a quiénes preceden a la visita de Mogherini y quienes vendrán luego.
Apenas doce días atrás, el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni, dejó claro en La Habana el interés de Roma en expandir su relación económica con Cuba. El titular destacó las oportunidades y condiciones favorables creadas por la nueva política para la inversión extranjera y anunció la próxima llegada a la isla de una comitiva empresarial de su país. Gentiloni extendió una invitación al presidente cubano para visitar Italia.
Al parecer, Francia tampoco quiere quedarse rezagada y también planea estrechar sus lazos con La Habana. A principios de mes, el gobierno galo informó que su presidente, Françoise Hollande, visitará el país el próximo 11 de mayo. Esa será, la primera visita de un presidente francés a la isla caribeña y el primer viaje anunciado por un mandatario occidental desde el 17D.
Los vínculos bilaterales entre Cuba y la UE comenzaron su deshielo en 2008, tras el levantamiento de las sanciones diplomáticas por parte de Europa. Ambas partes abrieron las negociaciones para lograr su primer acuerdo bilateral en abril de 2014. Desde entonces, se intenta sustituir la “Posición Común” del bloque hacia Cuba.
Esa política, aprobada en 1996, condiciona la cooperación bilateral a avances en materia de derechos humanos y libertades individuales en la isla. No obstante, en la práctica, la Posición se ha relajado. De hecho, en los últimos años, Cuba ha firmado acuerdos bilaterales con 15 de los 28 países de la UE.
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