Según muestra el documento filtrado por Wikileaks, cuatro números de teléfono del despacho de la presidenta en el Palacio de Planalto eran controlados por los espías estadounidenses, así como el asesor personal de la mandataria Anderson Donelles y su secretaria.
El general José Elito Siqueira, ministro-jefe del Gabinete de Seguridad Institucional y responsable de la seguridad de la presidenta, el ex ministro de Relaciones Exteriores y actual embajador de Brasil en Washington, Luiz Alberto Figuereido, -cuando era subsecretario general de Medio Ambiente- también aparecen en la lista. El avión presidencial de Rousseff y el Banco Central también fueron objetivo del espionaje secreto estadounidense.
Mientras desde Planalto informaron a Globonews que no harían declaraciones al respecto, el editor jefe de Wikileaks, Julian Assange, lanzaba un pregunta en tono provocador en comunicado de prensa en referencia a la reciente visita de Rousseff a los Estados Unidosen busca de inversiones que ayuden al gigante sudamericano a salir de la crisis: “Si la presidenta Rousseff quiere ver más inversores americanos en Brasil, ¿cómo puede garantizar a las empresas brasileñas que sus competidoras americanas no tendrán ventajas obtenidas por esa espionaje, hasta que realmente se garantice que esta actividad acabó?”.
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