Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Al parecer, quedó despejada la incógnita sobre la votación de EEUU en Naciones Unidas el próximo 27 de octubre. Un funcionario que pidió no ser identificado ha dicho a la AP que la administración Obama ha llegado a la conclusión de que debe oponerse a una resolución de la ONU que critica el bloqueo de Estados Unidos a Cuba.
A su juicio, el proyecto de resolución de la Isla “no refleja plenamente” el nuevo espíritu de compromiso entre los dos países. Según AP, el funcionario dejó abierta la posibilidad de que EEUU cambie su posición, “en el improbable caso de que Cuba modifique el texto”.
No se pone en duda que la Isla ganará abrumadoramente en la ONU, y que otra vez resaltará el total aislamiento de Washington sobre el tema. La votación el año pasado fue de 188 a 2, con sólo Israel al lado de Estados Unidos a favor de mantener unas sanciones que duran 55 años.
Como han reconocido las autoridades cubanas, lo ocurrido después del 17 de Diciembre -restablecimiento de relaciones diplomáticas e inicio de un diálogo sistemático y respetuoso entre las dos naciones-, “marcha en la dirección correcta”, pero las principales sanciones siguen en pie e inamovibles. Continúan las multas a los bancos que operan transacciones de la Isla; Cuba no puede operar con el dólar ni acceder a créditos internacionales, ni se han eliminados las restricciones para los pagos por concepto de importaciones norteamericanas, ni siquiera aquellas que Obama previó en las telecomunicaciones y que perfectamente habrían podido extenderse a otros campos. Tampoco se ha producido una apertura de los rubros comerciales, al menos para las medicinas y los insumos en la salud, que tanto afectan a la población cubana; ni las licencias generales de viajes establecidas para los norteamericanos son aplicables a casos individuales y no solo a grupos, como ocurre en estos momentos.
Mientras estas decisiones no se tomen -y es evidente que muchas no dependen de lo que sancione o no el Congreso de los EEUU-, la mayoría de las medidas que anunció Obama en los últimos diez meses son impracticables. Se quedan en buenas intenciones, algunos entusiastas titulares y cabriolas del Ejecutivo para impedir ser objeto de cuestionamiento de los duros oponentes del acercamiento, y mientras tanto el bloqueo enseña sus dientes.
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