"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 15 de julio de 2016

Van Gogh vuelve a la vida con una película animada de más de 60.000 pinturas

Por JOANNA BERENDT , New York Times



El pintor Bartek Armusiewicz trabaja en una pintura al óleo para hacer uno de los cuadros de "Loving Vincent", un largometraje animado que están produciendo en Polonia sobre Vincent Van Gogh. CreditPiotr Malecki para The New York Times


GDANSK, Polonia— Un proyecto que se planteó la osadía de dar vida a pinturas icónicas de Van Gogh ha demostrado ser un esfuerzo cinematográfico increíble, aunque dispendioso.

Los creadores de Loving Vincent, una película biográfica sobre el célebre artista que se cortó una oreja, dicen que se trata del primer largometraje animado realizado por completo con pinturas al óleo sobre tela — 62.450 pinturas— que provienen de obras originales del artista como La noche estrellada y Terraza de café por la noche, o se inspiran en sus características y gruesas pinceladas.

El mundo pudo disfrutar un adelanto de este trabajo cuando apareció un avance cinematográfico en las redes sociales en febrero y se convirtió en una sensación de la noche a la mañana: tuvo 115 millones de vistas en Facebook. Lo que el público no pudo ver fue la cantidad de manos que están detrás del proyecto.

En Loving Vincent participan 95 pintores: 65 de ellos llegan todos los días a un hangar enorme y sofocante en el Parque de Ciencia y Tecnología de Gdansk, en el norte de Polonia, para reimaginar los lienzos de Van Gogh en medio de un potente olor a pintura.

El mes pasado, el hangar repleto de filas y filas de cubículos en donde los artistas trabajan estaba casi siempre en silencio, a excepción del sonido de los ventiladores. Aun así, la atmósfera era eléctrica.

“Lo que está sucediendo aquí tal vez nunca vuelva a pasar”, dijo Hugh Welchman, productor británico que junto con su esposa, la pintora y cineasta polaca Dorota Kobiela, ha estado dirigiendo Loving Vincent.

El pintor polaco Jerzy Lisak, de 39 años, ha pintado más de 400 cuadros (celdas) en los últimos años y reconoce que los enormes esfuerzos invertidos en esta hazaña pueden hacer que esta sea la primera y la última vez que se lleve a cabo un proyecto así.

“Es una realización de un sueño, eso está claro”, dijo, mientras trabajaba en una vista de la habitación del Auberge Ravoux, donde Van Gogh vivió sus últimos días.

Dorota Kobiela, quien ha realizado varios cortos animados en un país que presume de tener una diversidad de animadores consumados, fue quien tuvo la idea del proyecto. Después de releer las cartas del artista a su hermano Theo, decidió animar pinturas para crear un video de ocho minutos basado en el trabajo de Van Gogh.

Welchman, cuyo filme Pedro y el lobo ganó el Oscar al Mejor Corto Animado en 2008, se enamoró no solo de Kobiela, sino también de su proyecto, y la convenció de hacer un largometraje.

“Sabía que sería difícil, casi una locura”, dijo. “Pero Vincent se merece más de ocho minutos”.

Kobiela, con el rostro entre las manos, todavía parece abrumada por la magnitud del proyecto.

“Esta mañana me levanté y escuché la nueva música que Mansell envió para nuestra película”, dijo, refiriéndose a Clint Mansell, el compositor británico que musicalizó la película Réquiem por un sueño de Darren Aronofsky. “¡Uno de mis compositores favoritos escribe música para mi película! No lo puedo creer”.

La muerte de Van Gogh en 1890 es la clave de la trama del largometraje que indaga en la vida del pintor. Según algunos estudios recientes (específicamente, la biografía de Steven Naifeh y Gregory White, Van Gogh: The Life), su muerte podría haber sido un homicidio y no un suicidio.

Kobiela y su equipo pasaron tres años desarrollando su técnica pictórica, la misma que utilizaron para reimaginar 125 de las obras del artista. También hay escenas en vivo. Primero filmaron a los actores ante una pantalla verde o en escenarios similares a los de las pinturas. Después los artistas pintaron al óleo cuadro por cuadro usando como referencia el rodaje inicial.


Una técnica similar se usó en The Old Man and the Sea de 1999, dirigida por Alexander Petrov, que ganó el premio de la Academia al mejor corto de animación.

Cada una de las 1009 tomas que dan vida a Loving Vincent requiere una nueva pintura al óleo. Para hacer que la animación tenga fluidez, cada segundo de la película —que durará casi 87 minutos— necesita 12 cuadros pintados a mano. Cada cuadro toma entre una hora y dos días. Un pintor puede pasar trabajando cerca de un mes en un solo segundo del largometraje.

Cuando todo esté terminado habrá 62.450 cuadros, cada uno de ellos un complejo lienzo de pintura al óleo.

Sin embargo, aún faltan cientos de miles de cuadros y no queda mucho tiempo si —según lo planeado— quieren estrenar el filme en octubre en la ciudad de Gdansk (los productores quieren que se incluya en la selección para los próximos Premios Oscar).


Julia Reshetnik reproduce un cuadro para la película que cuenta con la actuación de Saoirse Ronan, dos veces nominadas al Oscar.CreditPiotr Malecki para The New York Times

“El mayor reto ahora es mantener la magnífica calidad de la pintura con el tiempo encima”, explicó Kobiela.

La producción se ha retrasado varias veces. El financiamiento fue uno de los principales obstáculos, ya que los inversionistas expresaban dudas ante un proyecto tan experimental. Al final, los productores tuvieron que arreglárselas con un presupuesto relativamente modesto de 5,5 millones de dólares. El éxito de animación digital de Pixar, Finding Dory, en comparación, costó 200 millones de dólares.

El ritmo de producción también se lentificó cuando la disponibilidad de pintores de estilo clásico se agotó en Polonia y tuvieron que buscar artistas en el extranjero. Después de que dieron a conocer el avance cinematográfico, les llovieron miles de carpetas de artistas de todo el mundo.

Los candidatos fueron invitados a hacer una prueba, seguida de 18 días de capacitación durante los cuales debían dominar tanto el estilo de Van Gogh como las técnicas de animación.

A pesar del entusiasmo exacerbado de los que han visto y reseñado el avance, Kobiela dijo sentirse “aterrada” ante la recepción que tendrá el largometraje; son casi “87 minutos de una incesante interacción de colores: ¿la gente los tolerará?”.

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