Santiago de Cuba, 18 ene (PL) Como una biblioteca natural se considera hoy al laboratorio de sonidos y cantos de aves instalado en el Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), de utilidad en la formación de especialistas y la educación ambiental.Claudio Carracedo González, director de esa institución, informó que el ingenio funciona en el Museo de Historia Natural Tomás Romay y fue montado con la cooperación de científicos de Estados Unidos con la finalidad de estudiar, clasificar y proteger esas especies de la fauna.
Explicó Carracedo que con esta posibilidad se resuelve el dilema del monitoreo de los pájaros porque muchos de ellos dejan oír sus sonoridades y arpegios pero no se ven, de modo tal que al escucharlos es posible un conteo relativo de su presencia.
El experto resaltó el proyecto que realizan con la Asociación Nacional de Ciegos, en el cual personas impedidas de apreciar físicamente esos elementos de la naturaleza lo hacen mediante su desarrollada capacidad auditiva.
Igualmente se refirió a la reestructuración y fortalecimiento aplicado en Bioeco, al convertir a las estaciones en laboratorios de monitoreo de la biodiversidad, especialmente el Jardín de cactus y las unidades El Retiro y Siboney, esta última considerada la insignia en esos trabajos científicos.
El director de Bioeco destacó los nexos internacionales en la cooperación sur-sur, con especialistas de México, Venezuela, Colombia, Martinico, Haití y República Dominicana, especialmente estas dos últimas naciones con las cuales Cuba comparte el Corredor Biológico en el Caribe.
Explicó Carracedo que con esta posibilidad se resuelve el dilema del monitoreo de los pájaros porque muchos de ellos dejan oír sus sonoridades y arpegios pero no se ven, de modo tal que al escucharlos es posible un conteo relativo de su presencia.
El experto resaltó el proyecto que realizan con la Asociación Nacional de Ciegos, en el cual personas impedidas de apreciar físicamente esos elementos de la naturaleza lo hacen mediante su desarrollada capacidad auditiva.
Igualmente se refirió a la reestructuración y fortalecimiento aplicado en Bioeco, al convertir a las estaciones en laboratorios de monitoreo de la biodiversidad, especialmente el Jardín de cactus y las unidades El Retiro y Siboney, esta última considerada la insignia en esos trabajos científicos.
El director de Bioeco destacó los nexos internacionales en la cooperación sur-sur, con especialistas de México, Venezuela, Colombia, Martinico, Haití y República Dominicana, especialmente estas dos últimas naciones con las cuales Cuba comparte el Corredor Biológico en el Caribe.
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