La emblemática sala estuvo cerrada desde los años setenta del siglo pasado.
La Habana, 25 feb.- Luego de casi 40 años sin presentaciones al público ni ovaciones y reparaciones durante más de una década, reabre sus puertas el habanero Teatro Martí, una obra arquitectónica representativa del neoclasicismo cubano.
La víspera quedó reinaugurada la sala de 720 capacidades, tras un esmerado trabajo de restauración a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC).
En su nueva etapa de vida, su escenario de la esquina de Zulueta y Dragones, en el Centro Histórico de La Habana, se dedicará al musical y al bufo, las dos modalidades escénicas que atraían al público cubano de la primera mitad del siglo XX.
Sobre sus tablas, brillaron los típicos personajes del gallego, la mulata y el negrito, hoy parte del patrimonio cultural de la nación caribeña.
De acuerdo con la arquitecta Marilyn Mederos, proyectista general, el teatro presentaba un elevado grado de deterioro, ocasionado en parte por la falta de cubierta. Esa carencia propició daños por la humedad en maderas, estructuras y terminaciones.
"Faltaba el decorado y la cubierta del escenario. Las escaleras presentaban alto deterioro. No existía la platea ni barandas exteriores. A partir de algunas cerchas –armazón para el techo-, se reprodujeron los nuevos elementos", explicó en diciembre pasado Mederos, en una presentación sobre la acometida en la Casa de las Tejas Verdes, espacio capitalino dedicado a la arquitectura y el urbanismo.
El falso techo del coliseo estaba muy deteriorado. No obstante, se recuperaron detalles decorativos para luego rehacerlos y devolverle su antiguo esplendor usando otros materiales y técnicas como pladur y papel maché (técnica para elaborar objetos y decoraciones a partir de pasta de papel).
Según Mederos, el área de tramoya se encontraba muy deteriorada. Asimismo, las técnicas modernas de la especialidad requirieron el añadido de una nueva torre, a la cual se le dio la altura mínima posible, como dictan las normas patrimoniales.
En anteriores procesos de intervención del inmueble, la piedra de la fachada había sido repellada. "Pero la vida demostró que aquello se caía continuamente y se decidió volver a dejar la piedra limpia", indicó la arquitecta.
En sus primeros tiempos, explicó Nancy González, autora de un amplio estudio sobre la edificación, era un teatro de verano y desmontable, de ahí que su estructura no se ajustara a las de los inmuebles colindantes. No tenía portales y mantenía los portones abiertos para el tránsito del público a las áreas exteriores, ejemplificó la arquitecta.
La reciente inversión reprodujo la carpintería estilo francesa de los ventanales a partir de fotos de época y en los interiores se colocó una doble capa de madera como aislante del ruido externo para lograr un reforzamiento acústico, que será completado con alfombras y gruesas cortinas.
En su nueva versión, el Teatro Martí funcionará a puertas cerradas para evitar el ruido de la calle, explicó la proyectista general. Mientras que, para garantizar un clima fresco, fueron instalados "grandes equipos de climatización" en la azotea, abundó.
En los trabajos de reconstrucción, participaron constructores de empresas pertenecientes a la OHC y estudiantes de las escuelas talleres de esa entidad, quienes se implicaron tanto en la investigación como la ejecución de decorados y capiteles, entre otros.
A su escenario subieron los más grandes actores y actrices de todos los tiempos, se realizaron presentaciones del cine sonoro, teatro vernáculo y de obras cumbres del arte lírico local como "Amalia Batista" y "Cecilia Valdés".
También se produjeron importantes acontecimientos de la política.
En 1901, tuvo lugar en sus predios la primera Asamblea Constituyente de Cuba, cuando varios patriotas alzaron su voz contra la Enmienda Platt (1901), una cláusula a la Carta Magna que, entre otros aspectos, le otorgó durante décadas el derecho a los Estados Unidos de intervenir militarmente el país cuando lo considerara necesario. (2014)
La Habana, 25 feb.- Luego de casi 40 años sin presentaciones al público ni ovaciones y reparaciones durante más de una década, reabre sus puertas el habanero Teatro Martí, una obra arquitectónica representativa del neoclasicismo cubano.
La víspera quedó reinaugurada la sala de 720 capacidades, tras un esmerado trabajo de restauración a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC).
En su nueva etapa de vida, su escenario de la esquina de Zulueta y Dragones, en el Centro Histórico de La Habana, se dedicará al musical y al bufo, las dos modalidades escénicas que atraían al público cubano de la primera mitad del siglo XX.
Sobre sus tablas, brillaron los típicos personajes del gallego, la mulata y el negrito, hoy parte del patrimonio cultural de la nación caribeña.
De acuerdo con la arquitecta Marilyn Mederos, proyectista general, el teatro presentaba un elevado grado de deterioro, ocasionado en parte por la falta de cubierta. Esa carencia propició daños por la humedad en maderas, estructuras y terminaciones.
"Faltaba el decorado y la cubierta del escenario. Las escaleras presentaban alto deterioro. No existía la platea ni barandas exteriores. A partir de algunas cerchas –armazón para el techo-, se reprodujeron los nuevos elementos", explicó en diciembre pasado Mederos, en una presentación sobre la acometida en la Casa de las Tejas Verdes, espacio capitalino dedicado a la arquitectura y el urbanismo.
El falso techo del coliseo estaba muy deteriorado. No obstante, se recuperaron detalles decorativos para luego rehacerlos y devolverle su antiguo esplendor usando otros materiales y técnicas como pladur y papel maché (técnica para elaborar objetos y decoraciones a partir de pasta de papel).
Según Mederos, el área de tramoya se encontraba muy deteriorada. Asimismo, las técnicas modernas de la especialidad requirieron el añadido de una nueva torre, a la cual se le dio la altura mínima posible, como dictan las normas patrimoniales.
La restauración, iniciada en 2000, pudo rescatar el edificio y agregarle elementos que responden a los requerimientos de la escena contemporánea. Entre ellos, sobresale la construcción de un edificio anexo en la calle Zulueta, que ofrece facilidades para las técnicas escénicas, los camerinos y las oficinas de dirección, entre otros.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, y el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, asistieron a la reapertura de tan prestigioso coliseo. Foto: Alejandro Ernesto
El presidente de Cuba, Raúl Castro, y el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, asistieron a la reapertura de tan prestigioso coliseo. Foto: Alejandro Ernesto
En anteriores procesos de intervención del inmueble, la piedra de la fachada había sido repellada. "Pero la vida demostró que aquello se caía continuamente y se decidió volver a dejar la piedra limpia", indicó la arquitecta.
En sus primeros tiempos, explicó Nancy González, autora de un amplio estudio sobre la edificación, era un teatro de verano y desmontable, de ahí que su estructura no se ajustara a las de los inmuebles colindantes. No tenía portales y mantenía los portones abiertos para el tránsito del público a las áreas exteriores, ejemplificó la arquitecta.
La reciente inversión reprodujo la carpintería estilo francesa de los ventanales a partir de fotos de época y en los interiores se colocó una doble capa de madera como aislante del ruido externo para lograr un reforzamiento acústico, que será completado con alfombras y gruesas cortinas.
En su nueva versión, el Teatro Martí funcionará a puertas cerradas para evitar el ruido de la calle, explicó la proyectista general. Mientras que, para garantizar un clima fresco, fueron instalados "grandes equipos de climatización" en la azotea, abundó.
En los trabajos de reconstrucción, participaron constructores de empresas pertenecientes a la OHC y estudiantes de las escuelas talleres de esa entidad, quienes se implicaron tanto en la investigación como la ejecución de decorados y capiteles, entre otros.
A su escenario subieron los más grandes actores y actrices de todos los tiempos, se realizaron presentaciones del cine sonoro, teatro vernáculo y de obras cumbres del arte lírico local como "Amalia Batista" y "Cecilia Valdés".
También se produjeron importantes acontecimientos de la política.
En 1901, tuvo lugar en sus predios la primera Asamblea Constituyente de Cuba, cuando varios patriotas alzaron su voz contra la Enmienda Platt (1901), una cláusula a la Carta Magna que, entre otros aspectos, le otorgó durante décadas el derecho a los Estados Unidos de intervenir militarmente el país cuando lo considerara necesario. (2014)
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