La primera señal de una política sucia se da cuando las personas que carecen de argumentos recurren al insulto o inclusive a la calumnia. Coincidentemente el jueves 18 de septiembre de 2014, he sido testigo de una bajeza de esta índole viendo el programa A Mano Limpia conducido por Félix Guillermo en América TV Canal 41 de Miami. ¿Cuándo se perdió el decoro periodístico? ¿Qué empuja a un canal de televisión, el 41, a ventilar la vida de personas sin verificar los datos? Los invitados del programa fueron: Luis Domínguez, bloguero y Juan Reinaldo Sánchez, ex-escolta de Fidel Castro. Evocando la historia del enfrentamiento de los norteamericanos dignos al macartismo se podría parafrasear lo que dijo el abogado del Pentágono al Senador McCarthy cuando andaba agitando listas sin pruebas: “No le queda al canal 41, y al programa ‘A mano limpia’ un mínimo sentido de decencia”.
El tema del programa fue denunciar un supuesto espionaje cubano en las Universidades de EE.UU y se concentró en atacar a Arturo López-Levy, autor de un reciente artículo en El Nuevo Herald en defensa de los viajes a Cuba y contra la hipocresía de nuestros congresistas electos que por un lado se oponen a esos viajes mientras que por el otro mandan a los miembros de su staff a pasear por China auspiciados por el gobierno de ese país, que también es gobernado por un partido comunista.
En todo el programa, ninguno de los participantes presentó una sola evidencia de espionaje contra EE.UU ni acción alguna contra la comunidad cubano-americana. Pusieron unas fotos de amigos de Arturo López-Levy, uno de sus profesores, el embajador cubano Carlos Alzugaray, otro señor Carlos Vigil Taquechel, quien promueve contactos entre las universidades de Cuba y Europa, con becas para estudiantes cubanos, lo que debería ser celebrado, y por último un joven llamado Camilo García López-Trigo, quien en el sitio Cuba al Descubierto de Luis Domínguez es reportado como homosexual y aparece en una foto con su novio. López-Trigo trabaja con Mariela Castro y mantiene amistades con Arturo López-Levy. “¿Cuál es el problema?”- se pregunta el televidente. ¿Qué se trata de insinuar? ¿Dónde está el espionaje? Where is the beef?
Según Juan Reynaldo Sánchez, los mencionados no son espías, sino “agentes de influencia” y de rumoreo sobre la muerte de Fidel Castro. Sin embargo, ni Sánchez ni Domínguez presentaron una sola prueba de ninguna de estas actividades. La prueba -según Sánchez- es que critican al exilio por usar la violencia contra el intercambio cultural pero nunca critican al gobierno cubano. Para comer pescado y decir mentiras hay que tener cuidado. En el programa “A Mano Sucia”, Félix Guillermo ha visto a Arturo López-Levy y otros miembros de CAFE criticar al gobierno cubano, pero su función no fue moderar, preguntar ni indagar. Estaba allí para hacer coro a la indecencia macartista. Por defender, López-Levy ha defendido hasta al esposo de Yoani Sánchez contra los actos de repudio.
Como en el programa se refirieron a que Arturo estudió en la academia diplomática cubana (ISRI) y una escuela del Ministerio del Interior (MININT) hablando de un informe del FBI fechado 2 de septiembre de 2014, busqué el documento. Allí se denuncia que la Inteligencia Cubana tiene como blanco el mundo académico norteamericano, lo que no debería sorprender a nadie. El informe reproduce un artículo preparado por el instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS), conocido por su sesgo contra las políticas de dialogo e intercambio con Cuba. En ningún momento nombra, señala, o presenta pruebas de espionaje contra EE.UU de las personas acusadas como dijo Luis Domínguez en el programa “A Mano Limpia.”
A pesar de hacerle un llamamiento a Arturo López-Levy para responder a las acusaciones, era un hecho que Félix Guillermo ya lo había juzgado, pues detrás del conductor muy emocionado con el tema de los apellidos, se leía “Cacería de Espías”. Esta ha sido una característica de los programas del Canal 41 donde se ha invitado a miembros de CAFE para un debate que se anuncia como justo e imparcial pero en la práctica se caracteriza siempre por mensajes abiertos en contra de la reconciliación entre cubanos y la activa participación del supuesto moderador, Félix Guillermo o Juan Manuel Cao, contra la posición a favor de quitar el embargo. Curiosamente el grupo CAFE nunca fue mencionado, tal vez porque radica en EEUU y temen una repercusión legal por difamación.
Para los que se pregunten por qué he decidido resaltar la mediocridad de estas acusaciones e involucrarme en la defensa de Arturo López-Levy, les respondo que él no es el primero, ni será el último que caiga en desgracia y conviertan en el espía de turno en el “exilio” para humillar, perjudicar y callar voces que con respeto se atreven a decir lo que piensan y proclaman que el embargo estadounidense contra Cuba no es una política de derechos humanos y que Estados Unidos no tiene licencia alguna para dictar el futuro de Cuba. También, porque Luis Domínguez lanzó una amenaza a quienes se reúnen con las personas acusadas en el programa, pues son objeto de estudio por el FBI. ¿Representa Luis Domínguez al FBI ante el canal 41? Si Félix Guillermo o el canal 41 tienen un mínimo de decencia llamarían al FBI y aclararían si ese es el caso o se trata de que Luis Domínguez es simplemente un charlatán y el canal se equivocó al formar este show.
El ataque a Arturo López-Levy se ha hecho con alevosía y merece ser denunciado. Mi esposo y yo nos consideramos amigos de Arturo López-Levy y no aceptamos amenazas de cobardes que usando los medios de comunicación manipulan la verdad. Es lamentable que se quiera repetir en Miami la experiencia de vigilantismo por cuenta propia de los Comités de Defensa de la Revolución CDR) en Cuba con un signo macartista.
En una sociedad democrática, las personas son inocentes hasta que se pruebe lo contrario, el que tiene información de que alguien es espía del gobierno de Cuba que lo reporte al FBI y que se le haga un juicio justo e imparcial como lo dicta la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución de los Estados Unidos. En una democracia hay instituciones. Si el canal 41 fuese serio consultaría al FBI antes de usar el poder de un medio televisivo en acusaciones de espionaje para destruir la reputación de una persona.
¿Qué es lo único nuevo aquí? La participación de Jorge de Armas y mía en programas del Canal 41 y el artículo de Arturo López-Levy en El Nuevo Herald a favor de la libertad de viajar a Cuba. Si al Canal 41 le molestan esos ejercicios de la libertad de expresión, la solución es discutir los temas concretos, no lanzarse en ataques personales, sin evidencias ni argumentos. ¿Por qué no organizan una conversación seria sobre el derecho a viajar a Cuba con la mínima decencia de moderadores imparciales?
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