La Habana, 27 oct.- Lecciones aprendidas, necesidades, carencias y desafíos en materia de género ocuparon la atención de participantes de varias provincias del país en el "Taller de intercambio de experiencias en género en programas y proyectos de cooperación internacional para el desarrollo sostenible".
Convocado por el Instituto Humanista para la Cooperación con los Países en Desarrollo junto a la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), Welthungerhilfe, la Federación de Mujeres Cubanas y la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana, el encuentro reunió a participantes de proyectos dirigidos a espacios rurales.
Según la profesora Norma Vasallo, presidenta de la cátedra, el género es un proceso de construcción sociocultural de las diferencias entre hombres y mujeres, que sirve de sostén a las desigualdades.
"La importancia del enfoque de género es que da la posibilidad de hacer un análisis más equilibrado de la realidad para ver las desigualdades", explicó en el curso, realizado los pasados 22 y 23 de octubre en esta capital.
La también investigadora defendió la necesidad de crear más empleos femeninos siempre teniendo en cuenta un diagnóstico sobre las necesidades de las mujeres y las posibilidades de libertad y autonomía que estos pueden darle.
En el taller de intercambio y aprendizaje conducido por profesoras de la Cátedra de la Mujer expusieron sus experiencias representantes de proyectos, cooperativas, asociaciones y grupos procedentes de Las Tunas, Granma, Mayabeque, Cienfuegos, Guantánamo y La Habana.
Bárbara Benítez, de la provincia de Mayabeque, explicó el sistema de micro-becas concedidas por el Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL).
De un total de 20, PIAL ha dado la posibilidad a 12 mujeres de emprender iniciativas de semillas, arreglos florales, conservación de alimentos y producción agrícola, entre otros.
Con incidencia en los cuatro municipios del territorio, entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014, la iniciativa ha involucrado en talleres de sensibilización a más de 300 personas y capacitado a otras 200, explicó.
Desde la oriental provincia de Granma, Trinidad Sierra, referente de género en ACPA, mostró las diferentes experiencias que desarrolla esa asociación en el territorio que han conseguido sensibilizar a las autoridades en la importancia de incorporar el enfoque de género.
Aurelia Castellanos, presidenta de ACPA en La Habana, alertó que esta perspectiva se extiende a través de un proceso lento y funciona si los diferentes actores trabajan de forma integrada.
Aconsejó que, a la hora de hacer una acción de este tipo, se debe partir de un diagnóstico inicial, presupuestar las acciones por este concepto, lograr sumar en el empeño a personas decisoras y con liderazgo e identificarlo como un tema de justicia social.
Una experiencia en el municipio Manuel Tames, en Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, evidenció cómo hay que intencionar las acciones que protejan a las mujeres y sus empleos, pues suele suceder que son las primeras que luego los pierden, alertó Isys Bello.
En lugares como una cooperativa del municipio de Jesús Menéndez, en Las Tunas, no ha llegado el trabajo de género. Por ello, las participantes se propusieron continuar extendiendo estas prácticas por los beneficios que reportan para la autonomía y autoestima de las mujeres y la calidad de vida de las familias.
De acuerdo con Dilcia García, a cargo del programa de género de ACPA, debe tenerse en cuenta que, en este complejo tema, según se avanza se puede también retroceder si no se logra alcanzar conciencia de género.
La facilitadora del taller, Yulexis Almeida, de la Cátedra de la Mujer, dijo a la Redacción IPS Cuba que estas capacitaciones son "útiles" porque les dan las personas la posibilidad de medir los avances y conocer dónde hay limitaciones en el trabajo.
"Es importante ver cómo los proyectos se han articulado con otros procesos. Así crecen las redes y los apoyos que se convierten en fortalezas", indicó Almeida. (2014)
Convocado por el Instituto Humanista para la Cooperación con los Países en Desarrollo junto a la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), Welthungerhilfe, la Federación de Mujeres Cubanas y la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana, el encuentro reunió a participantes de proyectos dirigidos a espacios rurales.
Según la profesora Norma Vasallo, presidenta de la cátedra, el género es un proceso de construcción sociocultural de las diferencias entre hombres y mujeres, que sirve de sostén a las desigualdades.
"La importancia del enfoque de género es que da la posibilidad de hacer un análisis más equilibrado de la realidad para ver las desigualdades", explicó en el curso, realizado los pasados 22 y 23 de octubre en esta capital.
La también investigadora defendió la necesidad de crear más empleos femeninos siempre teniendo en cuenta un diagnóstico sobre las necesidades de las mujeres y las posibilidades de libertad y autonomía que estos pueden darle.
En el taller de intercambio y aprendizaje conducido por profesoras de la Cátedra de la Mujer expusieron sus experiencias representantes de proyectos, cooperativas, asociaciones y grupos procedentes de Las Tunas, Granma, Mayabeque, Cienfuegos, Guantánamo y La Habana.
Bárbara Benítez, de la provincia de Mayabeque, explicó el sistema de micro-becas concedidas por el Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL).
De un total de 20, PIAL ha dado la posibilidad a 12 mujeres de emprender iniciativas de semillas, arreglos florales, conservación de alimentos y producción agrícola, entre otros.
Con incidencia en los cuatro municipios del territorio, entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014, la iniciativa ha involucrado en talleres de sensibilización a más de 300 personas y capacitado a otras 200, explicó.
Desde la oriental provincia de Granma, Trinidad Sierra, referente de género en ACPA, mostró las diferentes experiencias que desarrolla esa asociación en el territorio que han conseguido sensibilizar a las autoridades en la importancia de incorporar el enfoque de género.
Aurelia Castellanos, presidenta de ACPA en La Habana, alertó que esta perspectiva se extiende a través de un proceso lento y funciona si los diferentes actores trabajan de forma integrada.
Aconsejó que, a la hora de hacer una acción de este tipo, se debe partir de un diagnóstico inicial, presupuestar las acciones por este concepto, lograr sumar en el empeño a personas decisoras y con liderazgo e identificarlo como un tema de justicia social.
Una experiencia en el municipio Manuel Tames, en Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, evidenció cómo hay que intencionar las acciones que protejan a las mujeres y sus empleos, pues suele suceder que son las primeras que luego los pierden, alertó Isys Bello.
En lugares como una cooperativa del municipio de Jesús Menéndez, en Las Tunas, no ha llegado el trabajo de género. Por ello, las participantes se propusieron continuar extendiendo estas prácticas por los beneficios que reportan para la autonomía y autoestima de las mujeres y la calidad de vida de las familias.
De acuerdo con Dilcia García, a cargo del programa de género de ACPA, debe tenerse en cuenta que, en este complejo tema, según se avanza se puede también retroceder si no se logra alcanzar conciencia de género.
La facilitadora del taller, Yulexis Almeida, de la Cátedra de la Mujer, dijo a la Redacción IPS Cuba que estas capacitaciones son "útiles" porque les dan las personas la posibilidad de medir los avances y conocer dónde hay limitaciones en el trabajo.
"Es importante ver cómo los proyectos se han articulado con otros procesos. Así crecen las redes y los apoyos que se convierten en fortalezas", indicó Almeida. (2014)
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