La organización contrarrevolucionaria más violenta de la isla- la #UNPACU- (Unión Patriótica de Cuba), vuelve a reafirmar su violencia como método de “lucha” para ¿democratizar a Cuba?. Ayer en la noche, uno de los miembros más destacados en la lista de la delincuencia de este movimiento, Yasmil Hechavarría Delgado, asesinó a Reynaldo Portuondo Plana, un hombre de 39 años que residió en el Distrito José Martí. El fallecido lo agredió por haber sido víctima de los robos de electricidad que con frecuencia realizaba Yasmil, y en respuesta, este arremetió contra él, provocándole la muerte con un arma blanca.
Este delincuente pertenece al grupito de los mercenarios que dirige Ovidio Martín Castellanos en el reparto Vista Hermosa, lugar protagónico donde se han gestado las más violentas y denigrantes acciones de esta gentuza, para justificar el sueldo que les llega del norte.
Sin embargo, lo que ningún sitio digital expone -en medio de toda una campaña mediática sobre Derechos Humanos contra Cuba-, es que la jauría de perros sedientos que integran la #UNPACU y que dirige José Daniel Ferrer, son portadores de graves antecedentes delictivos como robos con fuerza, tráfico de drogas, violaciones y amenazas, muchos de los cuales han sido etiquetados como “presos políticos” para garantizar una insostenida ayuda económica y un pasaporte.
Estos cotidianos comportamientos de los miembros de la #UNPACU nos permiten entender los falsos, vacíos y contradictorios que resultan ser sus discursos, que su supuesta “lucha pacífica” la desmantelan por sí mismos, que no hay enseñanza posible cuando los “maestros” son solo expertos en el arte de golpear, agredir y matar, y que no hay libertad ni democracia posibles en un ambiente de hostilidad y doble moral.
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