La Jornada
Por Blanche Petrich y Rosa Elvira Vargas, enviadas, y Luz María Rivera, corresponsal
Boca del Río, Veracruz. El primer vicepresidente de Cuba Miguel Díaz-Canel aprovechó su breve presencia en la 24 Cumbre Iberoamericana para llevar a la última sesión los tres reclamos centrales de su diplomacia: “Agradecer los pronunciamientos de la Cumbre contra el bloqueo, así como la demanda, pública y privada de muchos gobiernos para que se excluya a nuestro país de la ilegítima lista de patrocinadores del terrorismo. Y las expresiones de solidaridad por la libertad de los tres cubanos que aún pertenecen en cárceles estadunidenses bajo cargos de terrorismo y que Cuba considera 'luchadores antiterroristas'”.
Díaz-Canel aludió en su intervención a la lista que cada año hace Estados Unidos de países “patrocinadores del terrorismo”, en la cual aún aparece Cuba, a pesar de diversas discrepancias internacionales.
Aunque tarde, el gobierno de Cuba decidió incorporar para la recta final de la 24 Cumbre Iberoamericana a Díaz-Canel, segundo de a bordo en el gobierno, desde primera hora de este martes.
El presidente Raúl Castro no ha asistido a ninguna de estas reuniones presidenciales como mandatario, desde que asumió el mando en 2008. En 2005 fue la última vez que su antecesor y hermano, Fidel Castro, participó en este foro.
Desde la primera cumbre que se realizó en 1991 en Guadalajara, el líder cubano fue un imán de la atención mediática. Excluido de los organismos regionales por la política de bloqueo diplomático que le impuso Washington desde la revolución, la Cumbre Iberoamericana constituyó durante los primeros años un espacio de inclusión en los debates de alto nivel.
En una cronología de las cumbres iberoamericanas siempre aparece Castro como figura protagónica. Lo fue en la de 1991, en Guadalajara, donde su peso político en el Hospicio Cabañas hizo que muchos llamaran a ésta “la cumbre de Fidel”. En cada una de estas fueron infaltables las pequeñas manifestaciones opuestas, unos de simpatizantes de la revolución contraria y otros, sus detractores.
La Iberoamericana del 2000, en Panamá, vivió una de las situaciones de riesgo más graves que se han registrado en esta historia, cuando elementos de la inteligencia cubana descubrieron que el terrorista cubano Luis Posada Carriles preparaba un atentado dinamitero en un sitio donde Castro iba a encabezar un acto. Posada fue detenido y procesado por ese acto fallido y aunque fue pronunciado culpable, el gobierno panameño lo indultó.
Por Blanche Petrich y Rosa Elvira Vargas, enviadas, y Luz María Rivera, corresponsal
Boca del Río, Veracruz. El primer vicepresidente de Cuba Miguel Díaz-Canel aprovechó su breve presencia en la 24 Cumbre Iberoamericana para llevar a la última sesión los tres reclamos centrales de su diplomacia: “Agradecer los pronunciamientos de la Cumbre contra el bloqueo, así como la demanda, pública y privada de muchos gobiernos para que se excluya a nuestro país de la ilegítima lista de patrocinadores del terrorismo. Y las expresiones de solidaridad por la libertad de los tres cubanos que aún pertenecen en cárceles estadunidenses bajo cargos de terrorismo y que Cuba considera 'luchadores antiterroristas'”.
Díaz-Canel aludió en su intervención a la lista que cada año hace Estados Unidos de países “patrocinadores del terrorismo”, en la cual aún aparece Cuba, a pesar de diversas discrepancias internacionales.
Aunque tarde, el gobierno de Cuba decidió incorporar para la recta final de la 24 Cumbre Iberoamericana a Díaz-Canel, segundo de a bordo en el gobierno, desde primera hora de este martes.
El presidente Raúl Castro no ha asistido a ninguna de estas reuniones presidenciales como mandatario, desde que asumió el mando en 2008. En 2005 fue la última vez que su antecesor y hermano, Fidel Castro, participó en este foro.
Desde la primera cumbre que se realizó en 1991 en Guadalajara, el líder cubano fue un imán de la atención mediática. Excluido de los organismos regionales por la política de bloqueo diplomático que le impuso Washington desde la revolución, la Cumbre Iberoamericana constituyó durante los primeros años un espacio de inclusión en los debates de alto nivel.
En una cronología de las cumbres iberoamericanas siempre aparece Castro como figura protagónica. Lo fue en la de 1991, en Guadalajara, donde su peso político en el Hospicio Cabañas hizo que muchos llamaran a ésta “la cumbre de Fidel”. En cada una de estas fueron infaltables las pequeñas manifestaciones opuestas, unos de simpatizantes de la revolución contraria y otros, sus detractores.
La Iberoamericana del 2000, en Panamá, vivió una de las situaciones de riesgo más graves que se han registrado en esta historia, cuando elementos de la inteligencia cubana descubrieron que el terrorista cubano Luis Posada Carriles preparaba un atentado dinamitero en un sitio donde Castro iba a encabezar un acto. Posada fue detenido y procesado por ese acto fallido y aunque fue pronunciado culpable, el gobierno panameño lo indultó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar