Un total de 5 estudios realizados por la Asociación Americana de Psicología (APA) en EEUU y Canadá dan cuenta que las personas menos informadas sobre temas sociales, como el cambio climático o la crisis económica, se sienten felices con esta actitud. Además, las personas que ignoran estos asuntos también depositan mayor confianza en los Gobiernos y en que sabrán encontrar soluciones a estos problemas. Los resultados podrían ayudar a establecer estrategias para que la ciudadanía se involucre en cuestiones sociales, señalan los investigadores.
Todos sabemos la importancia de estar informados, de tener un aparato crítico importante y de lo fundamental que resulta la conciencia social para hacer la diferencia; sobre todo frente a los Estados que, lamentablemente, en muchos de los casos, cuando las administraciones llegan al poder, adoptan un rol pasivo frente a temas de protección social, laboral, de salud, etc. y en otros países el asunto pasa a mayores, como hemos podido ver en el caso de México. Sin embargo, hay estudios que señalan que las personas que menos saben de temas político-sociales o ambientales, evitan el proceso de informarse mejor y, lo que es peor, es que se sienten bien en esta postura y desplazan toda la responsabilidad (y la confianza) en los gobiernos, para que la situación cambie (incluso, cuando las críticas deben ir hacia los ropios gobiernos). Esto lo pueden comprobar, gracias a un artículo publicado por la revista de la American Psychological Association.
Los investigadores señalan haber diseñado este estudio para intentar comprender el dicho “la ignorancia es la felicidad”, con un enfoque más social, según ha señalado el autor de la investigación, Steven Shepherd, un estudiante graduado de la Universidad de Waterloo, en Ontario (Canadá). “Los resultados obtenidos podrían ayudar a los educadores a hacer frente a importantes barreras a la hora de que la sociedad se involucre y participe en cuestiones sociales”, añade Shepherd.
Cuanto menos conocimiento, más confianza
En uno de los 5 estudios realizados en esta investigación, los participantes que se sentían más afectados por la recesión económica evitaron la información sobre la capacidad de su Gobierno para conducir la economía. Sin embargo, las mismas personas no evadieron la información cuando se trataba de noticias positivas.
En este caso, la muestra incluyó a 197 norteamericanos, con una edad promedio de 35 años (111 mujeres y 89 hombres), que habían recibido anteriormente información compleja sobre la economía y habían respondido a una pregunta acerca de cómo les afectaba esta situación de manera directa.
En otro estudio, que se realizó para establecer los vínculos y poner a prueba la confianza, la dependencia y la actitud de evitar la información, los investigadores dieron una descripción que podía ser simple o compleja sobre la economía a un grupo de 58 canadienses, con una edad promedio de 42 años y compuesto por 20 hombres y 38 mujeres.
Los participantes que recibieron la descripción más completa y profunda sobre el tema, indicaron altos niveles de sentimientos de desamparo por la crisis económica, una mayor dependencia, y confianza en el Gobierno a la hora de manejar la economía, así como un deseo muy bajo de saber más sobre la materia.
“Y esto sucede a pesar de que deberíamos tener menos confianza en alguien para gestionar con eficacia algo que es más complejo“, ha explicado el coautor de la investigación, Aaron C. Kay, doctorado de la Universidad de Duke. “En cambio, las personas tienden a responder a este tipo de situaciones ‘externalizando’ el problema y dejándolo en manos del Gobierno, lo que a su vez hace que se deposite más confianza y se sea más dependiente. En última instancia, se evita aprender más sobre la situación, para así poder seguir confiando ciegamente en la labor Gobierno“, comenta Kay.
En un tercer estudio, 163 estadounidenses con una edad promedio de 32 años (70 hombres y 93 mujeres) dieron su opinión sobre la complejidad de la gestión de los recursos naturales y luego se les comentó que las reservas de petróleo de Estados Unidos tienen una duración de menos de 40 años. Luego, se les pidió que respondieran a diversas preguntas para evaluar su resistencia a aprender más sobre el tema.
En este caso, las personas que reconocieron previamente no saber nada sobre este tema, no sólo evitaron la información negativa al respecto, sino que incluso llegaron a mostrarse más reticentes a saberlo cuando el asunto era de actualidad, como en el caso de una inminente escasez de petróleo en los Estados Unidos.
Acercar los problemas al ámbito personal
Otros 2 estudios dejaron en evidencia que los participantes que recibieron información detallada sobre las fuentes de energía, depositaron mayor confianza en el Gobierno que aquellos que recibieron información de una forma superficial. En estos casos, los investigadores preguntaron a 93 personas (49 hombres y 44 mujeres) de Canadá, concretamente a estudiantes de grado en dos grupos separados.
A partir de estos resultados, los investigadores señalan que “más allá de restar importancia a los aspectos catastróficos, los educadores deberían aprender a explicar los temas sociales problemáticos de manera que los hagan fácilmente digeribles y comprensibles, con un claro énfasis en lo local y la causas que estos problemas pueden tener a nivel individual“.
Por otro lado, recomiendan realizar una mayor cantidad de investigaciones para poder determinar cómo reaccionaría la gente a la hora de enfrentarse a otros asuntos de importancia como la seguridad alimentaria, la salud, la desigualdad social, la pobreza o los conflictos éticos, y bajo qué condiciones las personas tienden a responder con más o menos participación y con un real interés. Los investigadores hicieron públicos los resultados del estudio en Journal of Personality and Social Psychology.
El Ciudadano
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