Por Carlos Pereyra
LA HABANA. En los últimos meses Cuba viene acaparando titulares. No son gratuitos. Tampoco desfavorables la mayoría de ellos. El trasiego de personalidades gubernamentales y altos funcionarios, así como de hombres del mundo de los negocios, el comercio y las inversiones, no ha parado.
Pero los hechos más importantes han venido sucediendo de manera que fuesen difícilmente destapados antes de tiempo. Nadie pasaba de olfatear “algo” y punto porque han sido negociaciones de alto vuelo discurridas en los subterráneos de la política.
Casi a la par de que Cuba y EE.UU. durante más de un año negociaban con suma discreción pasos para restablecer relaciones diplomáticas, algo similar en el tiempo y en calidad (discreción) ocurría con el Club de París.
Bruno Bezard, presidente del Club que integran los 19 países acreedores más importantes del mundo, se reunió en la capital cubana con especialistas en finanzas de la isla. Sin dudas esta visita es la primera de un líder de dicho Club.
La deuda cubana oscila entre 15 mil y 18 mil millones de dólares y el principal acreedor es Francia, cuyos bolsillos los maneja también el Sr. Bezard, quien preside la Tesorería francesa.
Uno de los trabajos iniciales para este empeño no es otro que determinar la cuantía exacta de la deuda cubana. A partir de ella se renegocia, tal y como ha sucedido ya con China, México, Rusia y Japón.
“Hemos avanzado muy rápidamente. Hay una gran voluntad por parte de Cuba y por parte de los acreedores para comenzar este trabajo”, dijo Bezard en una conferencia de prensa en La Habana, reportó la agencia Reuters. “Dentro de unas semanas vamos a cerrar la reconciliación. Y unas semanas o meses después tendremos una negociación”, citó la misma fuente.
De concretarse acuerdos, la isla obtendría beneficios importantes como recuperar credibilidad financiera y acceso a nuevos préstamos y otras facilidades financieras.
Sin estas negociaciones, el proceso de apertura económica sería más lento, la ambición por obtener un Producto Interno Bruto (PIB) que oscile de manera estable entre un 5 y 7 %, resultaría difícil. Esta meta requiere de una fuerte inversión de capitales.
Anote el lector que la visita de Bruno Bezard antecede a la ya anunciada del presidente galo Fracois Hollande.
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.
LA HABANA. En los últimos meses Cuba viene acaparando titulares. No son gratuitos. Tampoco desfavorables la mayoría de ellos. El trasiego de personalidades gubernamentales y altos funcionarios, así como de hombres del mundo de los negocios, el comercio y las inversiones, no ha parado.
Pero los hechos más importantes han venido sucediendo de manera que fuesen difícilmente destapados antes de tiempo. Nadie pasaba de olfatear “algo” y punto porque han sido negociaciones de alto vuelo discurridas en los subterráneos de la política.
Casi a la par de que Cuba y EE.UU. durante más de un año negociaban con suma discreción pasos para restablecer relaciones diplomáticas, algo similar en el tiempo y en calidad (discreción) ocurría con el Club de París.
Bruno Bezard, presidente del Club que integran los 19 países acreedores más importantes del mundo, se reunió en la capital cubana con especialistas en finanzas de la isla. Sin dudas esta visita es la primera de un líder de dicho Club.
La deuda cubana oscila entre 15 mil y 18 mil millones de dólares y el principal acreedor es Francia, cuyos bolsillos los maneja también el Sr. Bezard, quien preside la Tesorería francesa.
El hecho de que las autoridades de La Habana lleven un tiempo renegociado su deuda implica que tienen por objetivo la integración a la realidad financiera global, insertarse en ella claramente. Por inevitable que fuese para La Habana entrar en estas negociaciones -paralizadas en el año 2000- y hasta previsibles para los observadores políticos debido a las propias exigencias de su proceso de reformas económicas, que demandan fuerte inversión de capitales, credibilidad financiera y renegociación de la deuda, el destape claro llegó ahora dicho como la cosa más natural del mundo por el Sr. Bezard.
Uno de los trabajos iniciales para este empeño no es otro que determinar la cuantía exacta de la deuda cubana. A partir de ella se renegocia, tal y como ha sucedido ya con China, México, Rusia y Japón.
“Hemos avanzado muy rápidamente. Hay una gran voluntad por parte de Cuba y por parte de los acreedores para comenzar este trabajo”, dijo Bezard en una conferencia de prensa en La Habana, reportó la agencia Reuters. “Dentro de unas semanas vamos a cerrar la reconciliación. Y unas semanas o meses después tendremos una negociación”, citó la misma fuente.
De concretarse acuerdos, la isla obtendría beneficios importantes como recuperar credibilidad financiera y acceso a nuevos préstamos y otras facilidades financieras.
Sin estas negociaciones, el proceso de apertura económica sería más lento, la ambición por obtener un Producto Interno Bruto (PIB) que oscile de manera estable entre un 5 y 7 %, resultaría difícil. Esta meta requiere de una fuerte inversión de capitales.
Anote el lector que la visita de Bruno Bezard antecede a la ya anunciada del presidente galo Fracois Hollande.
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