Esta semana, James Bullard, presidente de la Reserva Federal de St. Louis, advirtió que las políticas monetarias de la Reserva Federal de Estados Unidos, con las tasas de interés cercanas al cero por ciento, han avivado una burbuja devastadora que puede estallar en cualquier momento. Las palabras de Bullard fueron recogidas por Financial Times, y se agregan al creciente nerviosismo sobre un nuevo desastre financiero que esta vez tendría consecuencias mucho más graves que el colapso que devino tras la quiebra de Lehman Brothers.
Las advertencias de Bullard se suman a las que ha planteado el Banco de Pagos Internacionales y el Fondo Monetario Internacional, junto a muchas otras que hemos realizado en este blog Dinero barato, burbujas, y nuevo tsunami financiero, Las contradicciones de la política monetaria en el corazón de la crisis financiera.
La combinación de imprimir dinero barato y mantener las tasas de interés en cero por ciento solo alimenta el auge bursátil y la volatilidad de los activos. Esto, que resulta tan evidente ahora, ha sido ignorado por los grandes medios que prefieren hacer creer que la crisis ha sido un mero accidente y no el colapso de un sistema que rebasó los límites que lo sustentaban, como la confianza y la credibilidad. Esta demolición controlada del sistema se ejemplifica ahora con la más sórdida guerra de divisas entre los principales países industrializados del planeta y los nuevos planes de flexibilización cuantitativa de los bancos centrales.
Hay pruebas abrumadoras de que la próxima crisis podría llegar en cualquier momento, y asi lo confirman las palabras de James Bullard. Los máximos que han alcanzado los índices bursátiles forman parte de esta burbuja que puede derrumbarse sin control. Nos encontramos al borde de un nuevo colapso que esta vez sería agravado por la falta de liquidez que comienzan a sufrir algunos mercados, y que se estrechará más a medida que la Reserva Federal comience a elevar los tipos de interés... en algún momento de 2015. Mientras más demore la Fed en tomar esa resolución, más devastadoras pueden ser las consecuencias. Teniendo en cuenta que el mercado de bonos es mucho mayor que el mercado de renta variable, crecen los temores de que cuando los inversores traten de vender bonos en masa, la falta de liquidez desencadenará una crisis de magnitud similar a una crisis de crédito.
Los esfuerzos para resucitar al moribundo sistema financiero en un entorno de deflación global, desapalancamiento y alto desempleo, han conducido a la compra masiva de bonos socavando la liquidez. La políticas monetarias que tenían la intención de restablecer las bases del sistema, han terminado creando un monstruo mucho mayor. La ironía es que los más de 16 billones de dólares (U$S16000000000000) creados para salvar al sistema financiero no solo no han tenido el resultado deseado sino que han llevado a la economía mundial a una situación mucho más precaria. La volatilidad del sistema es parte de ese nerviosismo que nos acerca al fin de un sistema que cae víctima de sus propios vicios.
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