Escrito por Paquita Armas Fonseca
Este 24 de octubre la televisión cumple 65 años. Gaspar Pumarejo, que con habilidad desde su propia casa (en Mazón y San Miguel) sacó Unión Radio Televisión, canal-4, consiguió que Cuba fuera el tercer país de América Latina en tener pequeña pantalla y logró más: le ganó la carrera contra el tiempo a Goar Mestre, el zar de la radiodifusión en Cuba, que no pudo ser el fundador de la tv aunque solo unos meses después “paría” CMQ.
Pero habrá tiempo para hablar de la historia del más poderoso medio de difusión del siglo XX. Artistas, científicos, deportistas, políticos podían (aun pueden) decir, parafraseando a Descartes “salí en la televisión, luego existo”.
Con INTERNET, en la era digital, se habla del fin de la TV como la concebimos actualmente, pero de aquí a que llegue ese momento pasará mucha agua por debajo de los puentes. Por lo pronto ¿cómo se pueden celebrar 65 años de vida?.
Creo que lo primero es pasar revista: lo que está bien, lo que está mal. Hace poco una joven colega me preguntaba sobre lo que pienso de los tiempos fundacionales y de estos. No lo pensé: entonces se hizo la televisión que podía hacerse, una verdadera revolución en el contexto social de entonces, y ahora hay que hacer la que toca, el desarrollo tecnológico no permite que sea de otra manera.
Por su programación y su oferta, lejos de “la venta” de “Casos cerrados” y otras piltrafas, nuestra televisión es una de las mejores del mundo, pero puede ser superior si quiere ser competitiva (el famoso paquete es un contrincante).
Me voy a detener sólo en dos aspectos que en mi opinión pueden mejorar la calidad de la pequeña pantalla. El primero es la promoción: ¿cuándo los televidentes amantes del buen cine, accederán, por ejemplo, a una buena promoción del Espectador crítico?. El espacio, bien pensado, y generalmente con buenas películas se transmite por el Canal educativo y apenas se habla de él. Promover no es reiterar, es enganchar con una buena escena del filme a esa persona que está frente a su caja mágica.
Igual sucede con De cierta manera, pensado para el cinéfilo que persigue el cine nacional, pero que también puede motivar a quienes nunca lo han presenciado pero ¿se promueve bien, especialmente por Cubavisión?. Y aquí si no entiendo la división de canales: lo mejor que se proyecte en cualquier señal, debe estar promovido por “el canal de la familia cubana” que tiene más alcance y se ve mejor.
Pienso en otros espacios como Detrás de la leyenda, Bravo, A capella, La pupila asombrada, Cuerda viva, La otra mirada, Vida y naturaleza, Vitrales, Letra fílmica, y me faltan unos cuantos, que sólo a veces reciben buena promoción, como Cuerda viva EN FESTIVAL, pero ¿cuántos televidentes saben que Vida y naturaleza se dedica a la medicina natural, con toda la importancia que esta tiene?.
Dejo la promoción a un lado y voy al segundo aspecto. La producción de programas.
Duaba, la odisea del honor, UNO y Hábitat son series con altos valores estéticos y éticos, con elevados índices de teleaudiencia y gusto, producidos por RTV Comercial, con formas productivas diferentes a las habituales. Esta es una vía de las que pueden emplearse.
Pudieran existir otras, y en ellas ningún ejecutivo del ICRT puede influir para su aplicación. En más de una oportunidad he escrito acerca de cuánto ganarían los creadores, la televisión y… los TELEVIDENTES si existiera la posibilidad de comprar obras audiovisuales o de encargarlas: la TV del 2015 se puede producir con una cámara particular y una computadora programada para la edición: esa es una gran diferencia, avalada por la tecnología, con lo que se podía hacer en 1950.
Para llegar a ese punto se impone respaldar legalmente lo que ya existe, la producción audiovisual independiente, para que el ICRT _y el ICAIC _ puedan comprar o encargar obras que les interese con el fin de difundirlas.
Otro asunto, que no depende de la voluntad de los ejecutivos de la televisión, es la promulgación de decretos o resoluciones que permitan pagar de forma diferenciada.
Mientras los directores, guionistas, productores y los equipos de los mejores programas, no ganen más que otros que sólo “llenan la parrilla”, no habrá incentivo para los buenos espacios. ¿Cómo se puede aspirar a que exista una amplia entrada de jóvenes a la TV si la calidad no está recompensada con dineros diferenciados?. No pretendo que por un programa se pague lo que vale un video clip, pero sí que el mejor lo sea también por la dimensión del cheque o del sobre.
Apuesto que tendré críticas por estas reflexiones en el contexto de un cumpleaños. Quisiera que al llegar la celebración deba aplaudir la promoción y los creadores de la pequeña pantalla sepan, por lo menos, que un breve tiempo ganarán por la calidad de lo que produzcan.
Ahhh, ¿camina la TV a la tercera edad?. No lo creo. El audiovisual hoy se moderniza a pasos acelerados, y obliga a caminar al compás de los tiempos. De todos los que tienen que ver con la pequeña pantalla, depende que esta vaya para el hogar de ancianos o a un club juvenil. ¡Y felicidades desde ahora!. Sólo un amor infinito a lo que hacen, permite a los hombres y mujeres de la TV trabajar hasta el cansancio sin que, en la mayoría de las oportunidades, cuenten con las condiciones adecuadas.
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