Enviada
Sábado 11 de abril de 2015, p. 2
Panamá.
El jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, abre con una mano las puertas para el acercamiento político y diplomático con el gobierno de Raúl Castro y con la otra refuerza el mismo discurso y los gestos que por décadas han mantenido alejados a los dos gobiernos. El presidente estadunidense sostuvo esta tarde una reunión con representantes de la disidencia cubana, entre ellos Manuel Cuesta Morúa y Laritza Diversent, minutos después de que éstos protagonizaran una nueva gresca con los representantes pro gobiernistas en el Foro de la Sociedad Civil, paralelo a la Cumbre de las Américas.
En el encuentro, que no sólo fue a puertas cerradas sino que se programó en secreto, estuvieron en calidad de testigos los presidentes de Panamá, Juan Carlos Varela, y de Costa Rica, Guillermo Solís. No hubo información sobre el contenido de la reunión.
Sin embargo, al salir del breve cónclave con los disidentes cubanos –un factor irritante para el clima de entendimiento que se intenta construir– Obama encabezó la plenaria final del Foro Social con un discurso que evidentemente tenía destinatario.
Dijo que Estados Unidos empezará un nuevo capítulo de relaciones con Cuba con el objetivo de que las vidas de todos los cubanos mejoren. Y añadió:hablamos en nombre de quienes han sido encarcelados por haberse atrevido a decir la verdad frente al poder. No lo hacemos porque esto sirva a nuestros intereses, sino porque es lo correcto.
Pero en el auditorio donde pronunció su discurso, vacío a la mitad, no estaba ya la nutrida delegación de Cuba integrada por trabajadores, maestros, cuadros del Partido Comunista, artistas e intelectuales, sino solamente los opositores al régimen.
Poco antes, la delegación cubana abandonó el foro y no asistió a la última plenaria donde se leyeron los resolutivos de las mesas de trabajo. En un comunicado colectivo, señalaron que decidieron no participar más en el foro, organizado no precisamente por entidades de la sociedad, sino por el aparato de la Organización de Estados Americanos, en protesta por la presencia de lo que llamaron mercenarios pagados desde el exterior con el propósito de subvertir el sistema político y social del país.
Además de la retirada de los cubanos oficialistas, decenas de delegados de Ecuador y Venezuela, simpatizantes de sus respectivos gobiernos, fueron excluidos del evento estelar del foro social, la clausura, donde participaron Obama, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el mandatario anfitrión, Juan Carlos Varela. A estas delegaciones los organizadores no les entregaron las acreditaciones correspondientes, mientras sí autorizaron el acceso de dirigentes opositores a los presidentes Nicolás Maduro y Rafael Correa.
La legisladora de Ecuador María Augusta Calle, nueva embajadora de su país en Venezuela, expresó que el trato que los organizadores del foro dieron a los representantes sociales de su país, Venezuela y Cuba fue indignante y con ello el organismo multilateral puso en entredicho la verdadera naturaleza de este encuentro que tenía que haber propiciado el protagonismo de la sociedad.
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