"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 29 de abril de 2015

Elpidio Valdés, un héroe cubano (+Video)

JUSTO PLANAS CABREJA

Alguna vez, no uno sino varios críticos han valorado la idea de que la saga de Elpidio Valdéslleve cierta dosis de realismo socialista. CuandoElpidio Valdés nacía, esta corriente estética se encontraba más en la mesa de discusión de algunos críticos como Mario Rodríguez Alemán que en la mesa de trabajo de cineastas y escritores.

Ahora que Elpidio Valdés está a punto de cumplir 45 años de haber sido creado como historieta, resultaría interesante valorar sobre qué términos logró convertirse en un héroe de ficción cubano, tan popular, que no hay generación de los 80 y 90 que no repita algún que otro bocadillo de la serie.

¿En qué sentido Elpidio Valdés es realismo socialista? Algunos podrían decir que se suma a esa tendencia soviética de exhalar la historia nacional con una fuerte iconografía patriótica, que como en estos casos, Elpidio es una obra épica que intenta justificar el presente a partir de la mitologización de un pasado donde todos los cubanos de cualquier ideología nos reconocemos: las guerras de independencia del XIX.

Todo eso podría decirse, y con acierto: Elpidio Valdés es una obra épica, que pone por los cielos al cubano y su pasado. Y no es exactamente una reconstrucción de la historia a pesar de la meticulosidad con que su creador, Juan Padrón, dibuja los objetos de la época, y la manera en que sus personajes los manipulan.

Pero hay que decirlo: la manigua de Elpidio se propone un espacio ahistórico aplicable a cualquier época, pues lo que se está tratando de entender aquí no es cómo era que vivían los mambises cubanos sino cómo somos todos nosotros en nuestra vida cotidiana. Claro, aquí el sistema moral hegemónico es el de los 70 y 80, la proyección de María Silvia y Eutelia sería otra si Elpidio Valdéshabría sido pensado en los 2000, y la de Pepito… Quizás no sería una epopeya, quizás estaría más en la línea de lo que está haciendo Víctor Alfonso Cedeño con Dany y el club de los verracos.

De cualquier forma, esta representación épico-patriótica de la historia no ha sido exclusiva del realismo socialista, ya Homero la estaba conjurando en La Ilíada, y luego Virgilio con La Eneida, y más adelante, El cantar del mio Cid… En cada una de ellas, trata de condensar el carácter griego, latino y castellano, respectivamente, como lo hizo Eisenstein con El acorazado Potemkin y el expresionismo alemán de El Golem y Metrópolis. Estas tres últimas son películas que intentan entender a sus naciones desde la modernidad (con lógicas bien distintas, por cierto).


Elpidio Valdés logró convertirse en un héroe de ficción cubano muy popular. (Juan Padrón)

Elpidio Valdés tiene de realismo socialista lo que podrían tener Las aventuras de Asterix, también una reconstrucción del pasado épico galo, que resalta por el contaste con la idiosincrasia romana, como en el caso de Elpidio se compara lo cubano con lo español.

Si Elpidio hubiera sido un héroe del realismo socialista no estaríamos celebrando sus 45 años. Se habría convertido en un figurín perecedero, aupado por la prensa por unos meses, para luego caer en el olvido. ¿Por qué podemos decir, como Carlos Varela, “no tuve Superman, tengo a Elpidio Valdés” y equipararlo a todos esos títulos antes mencionados que cada nación reverencia como obras cumbres?

Elpidio no cuenta con la inteligencia de Asterix, una racionalidad cartesiana que Goscinny enarbola como lo más preciado del carácter galo; ni tiene los poderes de Superman o El Capitán América, donde los estadounidenses de reivindican como los salvadores de la Tierra dadas sus dotes físicas y tecnologías. Elpidio tiene eso que llamamos “chispa”, la habilidad para vencer al enemigo por medio de la burla; por ejemplo, en …Campaña de verano (1988) derrota a los españoles no solo física, sino moralmente al someterlos como lo hiciera Calixto García a las inclemencias de julio y agosto. No se cansan los intelectuales cubanos de denostar el “choteo”, tan propio de nuestro carácter, como una de las plagas que nos ha impedido madurar como nación. Le debemos a Mañach y Fernando Ortiz ese rechazo al choteo; y a Juan Padrón, su reivindicación.

Es el choteo precisamente lo que salva a Elpidio Valdés de cualquier relación con el realismo socialista, tan medularmente solemne. Juan Padrón ha demostrado ser un verdadero genio en los patrones cubanos, para crear situaciones de choteo, tan creativas que los espectadores se las han apropiado, las cuentan una y otra vez en reuniones de amigos y se ríen al escucharlas. Los parlamentos de la saga tienen tal brillo que uno se los termina robando y los calza en cualquier conversación, en cualquier lugar.

Algún día la academia cubana abrirá los ojos y descubrirá que en el choteo se encuentra una de nuestras más caras cartas de triunfo; y dejará de soñar secretamente con un cubano más europeo, quizás más español. Por lo pronto, al celebrar los 45 de Elpidio, ya estamos dando un paso en el camino hacia ese momento.

Sobre el autor

JUSTO PLANAS CABREJA
Periodista que aborda temas culturales, especificamente cine y literatura. Recibió el II Premio de Ensayo “José Juan Arrom” por el trabajo “El reverso mítico de Elpidio Valdés”.

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