El diario italiano 'La Stampa' descubre un documento secreto estadounidense que arroja luz sobre los planes de Washington para desplegar su ofensiva confrontación con Moscú. Según el documento, la Casa Blanca se prepara para una larga guerra fría que no concluirá al menos hasta 2024, año en que EE.UU. estima que Putin abandonará su despacho en el Kremlin.
El material informativo está basado en supuestos documentos clasificados de EE.UU. según Paolo Mastrolilli, autor del artículo en el diario italiano 'La Stampa'. De acuerdo con la documentación, el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha hecho un llamamiento a sus aliados para mantener la firmeza en sus relaciones con Rusia.
El artículo deja claro que, según la administración estadounidense, el culpable del nuevo enfrentamiento entre Rusia y EE.UU. tiene nombre y apellidos. Como era de esperar, se trata del presidente ruso: "EE.UU. cree que Vladímir Putin ha decidido cambiar la estrategia de Rusia con respecto a Occidente, pasando de la cooperación a la confrontación".
Del documento se desprende que los estadounidenses tienen miedo del 'comportamiento' ruso.
De acuerdo con el artículo del rotativo italiano, el documento no está terminado aún: lo está acabando Celeste Wallander, "asistente especial del presidente y miembro del Consejo Nacional de Seguridad de Rusia y Eurasia". El periodista italiano la llama "kremlinóloga".
El autor transmite la principal tesis del informe: "Moscú ha abandonado la idea de 'renovación' a excepción del sector de la defensa, que se propone desarrollar, y ha elegido el camino de la confrontación".
De nuevo la culpa la tiene Moscú. Concretamente, Putin. Su culpa: "proteger los intereses nacionales".
La respuesta de EE.UU.
Washington tiene intención de responder mediante el aumento de su apoyo económico y social, antes que el militar, a los países supuestamente 'amenazados'. El horizonte inmediato es la fecha límite de fin de año para la aplicación de los acuerdos de Minsk. En caso contrario las sanciones impuestas contra Rusia serán extendidas y aplicadas por un período impredecible.
Sin embargo, los estadounidenses no están seguros de que las sanciones contra Rusia estén sirviendo demasiado a sus intereses hasta ahora: "El efecto de las sanciones no ha sido demasiado fuerte".
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