El parlamento cubano regresará a la histórica sede, que fue inaugura en 1929 para este fin.
SOCIEDAD Redacción IPS Cuba 22 junio, 2015
La cúpula y la cupulina, entre las partes más afectadas, hoy se encuentran andamiadas y reciben mantenimiento por parte de 400 trabajadores. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
La Habana, 22 jun.- Para devolverle al edificio neoclásico su antiguo esplendor y las funciones legislativas fundacionales, continúan las obras de restauración del Capitolio Nacional de Cuba, previstas a concluir su primera fase en la segunda mitad del año en curso.
Fuerzas asociadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) junto a contratistas privados, emprendieron desde hace dos años la mayor restauración del inmueble inaugurado el 20 de mayo de 1929 y declarado en 2010 Monumento Nacional.
El edificio, además de cobijar al Senado y a la Cámara de Representantes, fue en diferentes tiempos museo, Academia de Ciencias y Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
La insistente y persuasiva labor del historiador de La Habana, Eusebio Leal, y su equipo, logró derribar la barrera de prejuicios e incomprensiones opuesta a la idea de restituirle su función de sede del parlamento.
Después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, en 1959, “se consideró que el Capitolio había servido de sede de gobiernos y presidentes corruptos y se hizo rechazo tanto a su mala historia como al edificio”, explicó el historiador Michael González, de la Dirección de Patrimonio de la OHC.
Sin embargo, aclaró, “también tuvo muy buena historia, aquí se adoptó la Constitución de 1940 y se velaron los restos del líder obrero Jesús Menéndez (1911-1948). Los edificios no tienen culpa de la historia que vivieron, algunos son símbolo del poder y qué mejor que el poder popular tenga aquí su sede”.
Obra de los arquitectos Evelio Govantes (1886-sf) y Félix Cabarrocas (1887-1961), la edificación habría costado unos 17 millones de pesos, monto considerado muy elevado para la época.
Aunque la idea inicial data de 1914, el proceso fue tortuoso: compra de terreno, inicio, paralizaciones y demoliciones. No fue hasta 1926 que comenzaron nuevamente las acciones constructivas del Capitolio que existe hoy.
Durante un recorrido por el edificio, la arquitecta Patricia Rodríguez, directora del Plan Maestro, explicó que lo aquejaban filtraciones en cubiertas principales y problemas estructurales en la cúpula y la cupulina, hoy andamiadas y en las que laboran 400 trabajadores.
Tupiciones en azoteas colapsaron los bajantes pluviales, lo que provocó filtraciones que dañaron los grandes salones, no funcionaba el sistema de pararrayos, los patios fueron cubiertos con hormigón y se deterioró la parte de debajo de la escalinata, entre otros daños.
La primera fase, que comprende el ala este del edificio, ha implicado la reparación de techos, frisos, patios interiores, maderas, mármoles e innumerables piezas de bronce, todas originales, asumidas por personal del Gabinete de Conservación y Restauración de la OHC, la empresa Puerto Carenas y contratistas privados.
Para devolverlo a su estado original fue necesario, incluso, recolectar por todo el país las sillas, mesas y objetos que estaban en otros lugares para otros usos.
En esta obra han sido involucrados también estudiantes de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, que prepara obreros calificados en oficios como herrería, carpintería, pintura mural y vitrales, entre otros, para dar continuidad a la restauración del Centro Histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Considerado una de las joyas de la arquitectura cubana, el Capitolio alberga numerosas riquezas: pisos y decorados, 60 tipos de mármoles traídos de Italia, esculturas que representan el progreso de la actividad humana y la virtud tutelar del pueblo, ubicadas a ambos lados de la escalinata de 55 escalones.
También ostenta la colosal Estatua de la República, la tercera más grande del mundo bajo techo, después del Buda de Oro, en Japón, y el Memorial Lincoln, en Washington.
Sobre el financiamiento de la restauración, Leal ha dicho: “es la nación la que hace las obras. Nosotros somos los fieles ejecutores de una voluntad política y de una determinación nacional en cuanto a la preservación de la memoria histórica de Cuba, no solamente en el Capitolio sino en todos los monumentos, edificios y sitios patrimoniales”.
El edificio contó otrora con un diamante de 25 quilates –que en algún momento adornó la corona de uno de los zares rusos-, que marcaba el kilómetros 0 de la Carretera Central. Fue robado en una ocasión y apareció misteriosamente meses después en el despacho del entonces presidente de la República, recordó González.
Una vez concluida la restauración de esta área, apuntó, el diamante será nuevamente colocado en una urna enterrada en el piso, frente a la Estatua de la República, del italiano Angelo Zanelli, colocada sobre una base hecha de ónix negro egipcio.
Las obras continuarán paulatinamente en el resto del edificio.
Según los pronósticos, entre el tercer y cuarto trimestre de 2015 deben trasladarse hacia este edificio las oficinas de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral). Y algunas zonas estarán abiertas al público para visitas. (2015)
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