Emergen publicaciones digitales fuera del control del Estado, en un país donde por constitución los medios de difusión masiva no pueden ser privados.
SOCIEDAD Redacción IPS Cuba 4 marzo, 2016
Tanto Cachivache Media como El Estornudo se encuentran posicionados en redes sociales como Facebook, Twitter y Youtube. Foto: Tomado del perfil de Cachivache Media en Facebook
La Habana, 4 mar.- Dos nuevos proyectos digitales realizados por jóvenes, Cachivache Media y El Estornudo, buscan enriquecer con novedad y pluralidad de criterios una visión de Cuba apenas reflejada en los medios estatales del país.
Cachivache Media, surgida a mediados de febrero, se define como una revista “para los milenial cubanos -nacidos al borde de los años noventa del siglo pasado- que disfruten del triángulo amoroso cultura-tecnología-sociedad”.
Afirman los gestores del proyecto que los guía esa meta “porque vivimos en una época marcada por la tecnología y queremos (sí, desde Cuba) ser parte de la apasionante discusión que está teniendo lugar”.
Presentes en redes sociales como Facebook y Twitter, aseguran que la publicación “se mete donde no debiera e intenta hablar de cosas que a muchos pudieran parecer demasiado lejanas a la realidad cubana, pero nuestro equipo considera que el mañana ya llegó”.
Por ello, precisan, abordarán de lunes a viernes temas como la historia de un grupo de investigación de robótica en la capitalina Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría o la relectura de un clásico de la cultura moderna como es el cómic Watchmen.
De igual forma, prometen explicar qué son los memes o un podcast, pues “queremos también que Cachivache y sus redes sean un espacio para socializar otras experiencias destacables y divertidas (no necesariamente en ese orden) que encontramos a diario en nuestro permanente navegar por la web”.
También para hablarle al público joven está naciendo El Estornudo, “revista independiente de periodismo narrativo, hecha desde dentro de Cuba, desde fuera de Cuba y, de paso, sobre Cuba”.
Como parte de una estrategia de publicidad, sus organizadores estimulan la expectativa con la aparición paulatina en la página de Facebook del perfil de los redactores, editor y director.
Con iguales propósitos, abrieron un canal en Youtube donde un primer reportaje pregunta a cubanos y cubanas en la calle qué es para ellos un estornudo.
“No te haremos creer que Cuba es un paraíso. No te haremos creer que Cuba es un infierno. Si alguien sale mal parado será su culpa; si alguien sale bien parado, también. Intentaremos ser el espejo de Stendhal (pseudónimo del escritor francés Henri-Marie Beyle, 1783-1842), porque ya somos irremediablemente el espejo de Alicia”, proclaman como auto de fe.
Tras aseverar que no desestimarán ningún tema y se centrarán, al menos por ahora, en un género: la crónica, reconocen que “hemos decidido colocarnos en la línea de arrancada y fundar de manera independiente una revista online de periodismo narrativo sobre Cuba”.
“Somos, apenas, una decena de jóvenes reporteros. No tenemos demasiadas certezas. Y eso es, podemos decir, lo divertido del asunto. Uno se lanza a una carrera e ignora si va a ganar”, pues “el periodista es un atleta y el periodismo una carrera de fondo”.
A su juicio, deberán superar “uno de los conceptos más nocivos de la nación, uno de los que más reciamente nos ha golpeado y el que, a pesar de su evidente porosidad, más las huestes adoctrinadas esgrimen como definitivo: la territorialidad”.
Está integrado por residentes en la Habana, Miami u otras ciudades del mundo, y se reconocen como “un grupo lo suficientemente heterogéneo como para garantizarles que nunca nos enfermaremos de unanimidad”.
Prometen que intentarán provocarles a los lectores “alergias crónicas”.
“Ello implica hurgar en las virtudes y pecados de una sociedad: atrapar el tiempo común de la gente común y contrastarlo con el reloj del poder para ir armando relatos periodísticos que serán entonces modestas piezas en el puzzle de esta época”, sostienen.
Cachivache Media y El Estornudo se suman al conjunto de medios de comunicación alternativos y digitales que han visto la luz en los últimos años, al margen del Estado, que controla la inmensa mayoría de los medios impresos, radiales, televisivos y digitales del país.
Especialistas indican que estas iniciativas, por ser digitales, caen el marco de lo alegal, es decir, en un terreno sobre el cual la legislación vigente no se pronuncia.
Cuba aún carece de una Ley de Prensa o Medios que organice y ampare las prácticas y ética periodísticas. (2016)
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