El Mundo.es - Eduardo Suárez (corresponsal) | Nueva York
El Senado de Estados Unidos aprobó este miércoles por una amplia mayoría el acuerdo que aleja la amenaza de la suspensión de pagos y reabre el Gobierno federal. El pacto alivia el bloqueo legislativo que duraba desde el primer día de octubre pero no aporta una solución duradera a la crisis política del Capitolio. Los congresistas deberán volver a elevar el techo de deuda en apenas cuatro meses y nadie se atreve a descartar que entonces se vuelva a producir un tumulto similar.
Sólo 18 senadores votaron en contra del acuerdo, que aún debe ser refrendado por la mayoría de los miembros de la Cámara de Representantes, donde los expertos no creen que las reticencias de los republicanos más conservadores no vayan a evitar su aprobación.
Barack Obama celebró enseguida el acuerdo y animó a los congresistas a resolver "los asuntos que de verdad importan a la gente". "Nunca he creído que los demócratas tengan el monopolio de las buenas ideas y estoy seguro de que podemos trabajar juntos por el bien de Estados Unidos", dijo el presidente unos minutos después del voto del Senado y unas horas antes de que la Cámara de Representantes se reuniera para votar.
Los detalles del acuerdo del Senado son los que la prensa había publicado en los últimos días. Los empleados públicos volverán al trabajo a partir de este miércoles al menos hasta el 15 de enero y el Tesoro tendrá permiso emitir deuda hasta el 7 de febrero. Aunque el pacto permite a sus responsables recurrir a trucos contables que podrían aplazar la suspensión de pagos al menos hasta mediados de marzo.
El texto incluye una cláusula relacionada con la reforma sanitaria del presidente: el compromiso de verificar el nivel de renta de quienes reciban ayudas para sufragar el seguro médico que la ley obliga a contratar. Pero se trata de una concesión testimonial a los republicanos, cuya intención inicial era dejar sin fondos o demorar la entrada en vigor de la reforma impulsada por Barack Obama y aprobada por las dos cámaras del Congreso en marzo de 2010.
Impulso a los demócratas
La impresión general es que son los demócratas quienes salen más reforzados de la crisis. No sólo porque apenas han cedido en lo fundamental. También porque el episodio ha tenido un efecto devastador sobre la imagen de los republicanos, a quienes la inmensa mayoría de la opinión pública considera responsables del cierre de la administración.
"No es el momento de señalar culpables sino la hora de la reconciliación", dijo el senador demócrata Harry Reid. El otro artífice del pacto fue su homónimo republicano Mitch McConnell, que aconsejó a su grupo que votara a favor aunque no fuera el acuerdo ideal: "Es mucho menos de lo que muchos esperábamos pero mucho mejor de lo que algunos querían. Es hora de que los republicanos nos unamos en torno a otros objetivos importantes".
El anuncio del Senado no disipó de inmediato la amenaza de la suspensión de pagos. Quedaba por conocer la reacción de las dos personas que aún podían abortar el acuerdo: el senador conservador Ted Cruz y el 'speaker' republicano John Boehner. El primero criticó las condiciones del pacto pero enseguida desveló que no utilizaría su turno de palabra para demorar su aprobación. El segundo anunció que sometería el texto a votación en la Cámara de Representantes y auguró que este miércoles se reabriría la administración.
"Bloquear el acuerdo que hemos alcanzado hoy no será una táctica inteligente", dijo Boehner después de haber bloqueado el final de la crisis durante 16 días. "Hacerlo abriría la puerta a la suspensión de pagos y a una mayoría demócrata que subiría los impuestos y terminaría con los recortes aprobados en 2011. Dimos bien la batalla pero no ganamos".
Efectos en la economía
Los mercados reaccionaron con subidas al anuncio del acuerdo. Pero la incertidumbre de los últimos días ha infligido un daño real a la economía del país. Los expertos auguran que el cierre del Gobierno hará mermar hasta seis décimas el crecimiento de la economía y la agencia Fitch advirtió que podría arrebatar el sobresaliente a la deuda de EEUU como ya hiciera en el verano Standard & Poor’s.
La Casa Blanca elogió el acuerdo. Pero el entorno del presidente es consciente de que no es más que un parche que no resolverá la crispación que se ha adueñado de la capital.
El pacto establece la creación de una comisión presidida por el republicano Paul Ryan y la demócrata Patty Murray cuyo objetivo será trazar alcanzar un gran acuerdo para reducir el déficit en los próximos 10 años. Es una tarea que han intentado sin éxito varias comisiones similares en los últimos tres años y no hay ningún motivo que invite a creer que esta vez puede funcionar.
El acuerdo dejó un sabor especialmente amargo entre los republicanos moderados del Capitolio, que temen que la pugna de los últimos días les pase factura en las legislativas del año que viene. Su objetivo es arrebatar el control del Senado a los demócratas. Pero su actitud ha hecho mella en su apoyo entre los votantes independientes y podría mermar también sus posibilidades de recuperar la Casa Blanca en 2016. «Han sido dos semanas muy malas», dijo este miércoles el senador republicano Lindsay Graham sobre la estrategia del sector más conservador de su partido. «Cogimos unas migajas y dejamos la comida sobre la mesa».
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