Existen muchas personas que se consideran amantes de los animales, hasta el punto de que en algunos países de Europa, como por ejemplo en Alemania, ocho de cada diez ciudadanos se califican a sí mismos como muy amantes de los animales. Este fue el resultado de una encuesta del Instituto alemán de investigación de mercado, en el que casi tres cuartas partes de los encuestados recalcaron que Alemania era un país muy amigo de los animales.
Daniel, uno de los cuidadores de animales de la Tierra de la Paz de la Fundación Gabriele considera que dicha cifra no deja de ser sorprendente, teniendo en cuenta que los encuestados han relacionado la pregunta con los animales domésticos. Pues si bien es cierto que muchas personas son amigas de los caballos y aman a sus perros y gatos, la verdad es que son millones de especies animales las que habitan nuestro planeta, las mismas que reciben muy poco o ninguna ayuda o comprensión por parte de las personas, ya sea un animal herido en la carretera, aquellos que son afectados por los venenos esparcidos en los jardines, o los que terminan en el plato. En estos casos, como en muchos otros, se acaba frecuentemente la amistad con los animales.
Si se afirma: «Yo como carne, pero me declaro amigo de los animales», es al fin y al cabo una contradicción, ya que si como carne animal estoy tácitamente dando la orden de que se críen animales en granjas de cría intensiva con el consiguiente sufrimiento ocasionado, igualmente estoy dando la orden tácita de que alguien los mate y descuartice.
Y sí en los últimos tiempos se ha avanzado algo en relación al sacrificio de los animales, esto se debe a la aportación de muchas organizaciones de protección animal, que luchan por los derechos y la vida de estos. Sin embargo hay aún muchas cosas que se desconocen. Existe un informe de las Naciones Unidas según el cual en Europa el 75% de los animales de matanza son matados estando plenamente conscientes. Este informe se publicó en 2011 a petición de Suecia, sin embargo este dato sólo fue publicado en la prensa sueca. De hecho dos terceras partes de los animales matados viven conscientemente su matanza, en parte debido a un ahorro de costes, ya que la anestesia lleva tiempo y dinero. En otras ocasiones la anestesia no se hace como es debido, entonces el animal se despierta cuando se encuentra colgado de un gancho y el matarife se dispone a cortarle el cuello. Posteriormente, aún consciente, se desangra.
Qué duda cabe de que existen muchas personas bien informadas. De hecho el movimiento vegetariano comenzó en el siglo XIX de la mano de pequeñas asociaciones aisladas, hoy en día se puede decir que en Europa entre 2 y 8% de los europeos son vegetarianos. Lo que científicamente se ha demostrado beneficioso para la salud, pues estos viven de forma más saludable. Es interesante conocer que en Japón, un país en el que en el pasado la alimentación vegetariana era mayoritaria, actualmente existe un notable aumento en el índice de carcinomas en el intestino grueso, debido a que los japoneses comen cada vez más carne. En la actualidad consumen el triple de grasa, y nueve veces más carne que hace 30 años.
Un manifiesto de la American Dietetic association (Asociación dietética americana), que es la sociedad dietética más grande del mundo, valora cada cierto tiempo la alimentación vegetariana desde el punto de la fisiología y medicina dietética, y los datos son muy claros: Los vegetarianos tienen menos riesgo de contraer enfermedades coronarias cardíacas, su tensión es más baja y tienen mejores valores en sangre, menos casos de gota, menos enfermedades renales, y menor riesgo de enfermedades tumorales, en especial cáncer de estómago y de intestino. Además existen indicios de que la alimentación vegetariana tiene un efecto preventivo de la demencia.
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